Este 2017 ha sido el año más duro y doloroso para la gran mayoría de los venezolanos. Un año de muchos sentimientos, un año donde caminamos y caminamos mucho, corrimos y lo hicimos sin pensar en el cansancio, rezamos tanto por el país como para tener fuerzas y no sentir miedo, lloramos, nos abrazamos, le dimos la mano a desconocidos que para nosotros son hermanos, sentimos el amor que llevamos los venezolanos por dentro sin tener la necesidad de escucharlo, solo con un gesto.
Este ha sido un año donde alzamos nuestra voz con fuerza y la esperanza invadió nuestro espíritu, a la vez que el miedo nos decía que camináramos con prudencia. Ha sido un año donde dejamos atrás nuestros temores y valientemente salimos a luchar por el futuro de nuestra Venezuela.
Fue un año de muchas exigencias para los venezolanos, nos exigen quienes nos rodean y nos exigimos nosotros mismos, y a veces, eso nos hace sentirnos más frustrados si no vemos los resultados que queríamos ver.
Pero debemos abrir los ojos y ver todo lo que logramos. Los venezolanos nos unimos en una sola voz para gritarle al mundo lo que estamos viviendo en nuestra Venezuela, y el mundo volteó a mirarnos. Tener los ojos del mundo viendo lo que pasa en nuestro país es gracias a la lucha de todos ustedes, de todos los que alzaron su voz.
Gracias a esa lucha también logramos que este régimen se quitara la careta y demostrara sus verdaderas intenciones, autoritarias, ambiciosas, enfermas de poder. Hoy el mundo no tiene dudas de la verdadera cara de quienes tienen secuestrado el poder en Venezuela.
Tenemos una cúpula que se siente muy cómoda en la silla de Miraflores, que no sale del palacio para no ver la miseria que ha sembrado. Somos unos de los países más pobres del mundo, 82% de los hogares viven en condiciones de pobreza de ingresos y más de la mitad de las familias venezolanas viven en pobreza extrema.
Nuestro pueblo muere de hambre, 4,5 millones de venezolanos comen una vez al día y a veces cada dos días. El déficit nutricional en los menores de edad es del 70%, un 33% de la población infantil muestra retardo en su crecimiento y unos 130.000 niños el próximo año tienen su vida en riesgo por su condición de desnutrición.
Tenemos la inflación más alta del planeta, el año cierra con una cifra superior al 2.000%. Ya estamos en una hiperinflación que pone a temblar todo el sistema económico y ocasiona un aumento constante de precios.
Mientras tanto Maduro y su cúpula siguen burlándose del pueblo con promesas que jamás cumplirán, jugando con el hambre que sembraron para poder jugar con las necesidades de quienes más ayuda necesitan.
Y mientras esto ocurre, la violencia no cesa. Somos el segundo país más violento del mundo, 26.616 venezolanos perdieron la vida durante este año, y son los jóvenes los que más pierden la vida en manos de esa violencia.
Los venezolanos llevamos muchos años padeciendo las consecuencias de este régimen, y queremos una solución definitiva a este padecer, lo sabemos. No haber logrado esa solución a veces nos hace pensar que la lucha no ha valido la pena, eso es lo que quiere Maduro que tu sientas, que te invada la desesperanza. Pero abramos los ojos, lo que hemos logrado ha sido importante, en otro momento era impensable tener el apoyo del resto de los países, eso debe darnos fuerzas para seguir luchando.
Pese a todas las adversidades los venezolanos nos hemos mantenido firmes, con las fuerzas necesarias para seguir bregando un futuro mejor al presente que vivimos.
A los venezolanos de estas generaciones nos ha tocado vivir momentos oscuros, los más oscuros de la historia contemporánea del país, y debemos seguir abriendo camino para que pronto el sol vuelva a brillar en nuestra Venezuela.
Pongo mi corazón y mi alma, toda mi vocación y trabajo, al igual que todas mis oraciones, en que el año que está por iniciar sea un año mejor para todos ustedes, un año de renacer y de reencuentros, un año donde las sonrisas vuelvan a cada rostro y nuestra Venezuela pueda volver a mostrar su cara más amable.
Somos un pueblo que siempre hemos sabido buscar el lado positivo de las cosas, tomarnos de él y salir adelante. Cada paso que damos nos llena de satisfacción porque es un paso más que acorta la distancia hacia esa Venezuela que queremos. Aprovechemos que empieza un nuevo año para agarrarnos con fuerza a lo bueno y dar el próximo paso de este largo camino. Juntos podemos hacerlo.
¡Dios los bendiga hoy y siempre, y nos llene de fuerzas para este nuevo año que empieza! ¡Año 2018, será año de desenlace!