De acuerdo a un recorrido realizado por el mercado municipal de San Martín, ubicado al oeste de la ciudad, una consumidora gastó Bs 81.800 en 7 compras que incluía: 3 tomates, 5 cebollas, 2 pimentones (Bs 20.000); 3 plátanos (Bs6.000); 1 kilo de mandarina (Bs 6.000); 1 kilo de papa (Bs 8.000); 1 kilo de cambur (Bs 6.800); 1 torta de casabe (Bs 4.000); medio kilo de queso requesón (Bs 31.000).

La compra que no incluyó alimentos esenciales para la dieta, tales como las proteínas animales: carne, pollo, huevos y lácteos, deja entrever lo deteriorada de la economía, afectando duramente el poder adquisitivo de los venezolanos.

El solo cartón de huevos ya cuesta Bs 70.000, mientras el kilo de queso Santa Bárbara Bs 78.000, el kilo de cebolla y tomates, productos fundamentales para el sofrito, se encuentra el Bs 20.000 C/U. Mientras el kilo de zanahoria Bs 10.000, kilo de papa Bs 8.000.

Sumando solo estos 6 rubros, el monto a pagar sería Bs 206.000, cifra que supera el sueldo mínimo de Bs 177.507, es decir, un trabajador, necesitaría Bs 28.493 más de su sueldo para poder costear huevos, queso, tomate, cebolla, papa y zanahoria, es decir, que excede 16% del sueldo mínimo básico. Al ver el panorama, es claro, deducir, que una quincena de Bs 88.573,5 queda muy por debajo de los precios de mercado, sin contar con gastos como servicios, recreación, vestido y viajes.

Si bien los trabajadores venezolanos devengan un bono de alimentación que pasó de Bs 189.000 a Bs 279.000 el sueldo sigue sin poder cubrir la demanda, y así lo proyectó el Centro de Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas), el cual estima que la Canasta Básica Alimentaria pudiera ubicarse en seis millones de bolívares. Por lo que se requerirían al menos 20 salarios integrales.

En líneas generales, y de acuerdo a algunos especialistas en la materia, la situación actual se resume en una hiperinflación, que no es otra cosa que la subida del nivel de precios muy rápida y continuada, lo que provoca que la gente no retenga el suficiente dinero para adquirir los productos.

De acuerdo con el economista Luis Oliveros, con estos aumentos, el peso del salario mínimo sobre el salario integral bajó a 39% y estaba en 42%. “Suponiendo una inflación cercana al 50% en Octubre, la caída del poder adquisitivo del salario mínimo integral en 2017 supera el 60%. El gobierno sigue jugando al correcaminos y al coyote con el salario mínimo (coyote) y la inflación (correcaminos)”.

Prensa Henrique Capriles
10/11/2017

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