Es un tema muy duro: en nuestra Venezuela estamos viviendo el mayor éxodo poblacional que haya conocido la historia de América Latina. Y, además, una buena parte de la población que sigue aquí tiene el plan de irse entre sus prioridades.

Y la razón esencial de ese movimiento migratorio es que, ante las políticas del régimen de Nicolás Maduro, un número importante de venezolanos ya no consigue una esperanza a la cual aferrarse aquí en nuestro país.

Un informe publicado recientemente por Consultores 21 pone en evidencia unos datos que merecen nuestra atención más urgente y un llamado muy especial a las Naciones Unidas. Allí se explica cómo es que la migración se ha convertido en una opción de salida que demuestra ese alto grado de desesperanza ante la crisis.

El golpe ha sido terrible: fíjense que de toda la gente que quiere irse, el 63% tienen entre 18 y 34 años de edad. ¡La edad que se considera con mayor proyección en la vida de un ser humano!

Esto nos ha conducido a un paisaje claro: la mayoría de las familias del país tienen miembros fuera de Venezuela y su estabilidad depende de las remesas que le hacen llegar, porque el sueldo no les alcanza en medio de una hiperinflación sin precedentes que ha pulverizado el poder adquisitivo de la gente trabajadora. Súmenle a eso que, ante lo que creen que será el panorama, 4 de cada 10 familias también tiene algún miembro que se irá durante los próximos días.

Y entendamos algo, sobre todo por sus implicaciones reales y políticas: eso que hemos aprendido a llamar «la diáspora» ya supera los cinco millones y medio de venezolanos. Increíble! Acá se suman todos los que también tenían doble nacionalidad, especialmente colombianos-venezolanos.

Se trata de ciudadanos dispuestos a trabajar a brazo partido para lograr sus objetivos y sacar adelante a su familia, justo en una edad productiva.

El asunto es que no lo están haciendo aquí, sino en Chile y en Argentina y en España y en México y en Colombia y en Estados Unidos y en el resto del mundo democrático.

Según el mismo informe de Consultores 21, 6 de cada 10 hogares venezolanos cubre por lo menos la mitad de sus gastos con el dinero que reciben de sus familiares en el exterior y cambian en el mercado paralelo.

Tanto es el nivel de desesperanza que prácticamente la mitad de nuestros hermanos y hermanas que emigran se van en una situación de precariedad muy alta. No tienen plata o la poca que tienen la juntan para el pasaje, cuando no deciden irse a pie… todo con tal y salir de nuestras fronteras.

Y ahora este dato que debería movernos a la indignación: sólo durante el gobierno de Nicolás Maduro se han ido al menos 4.693.391 venezolanos. Si de algo les sirve el contraste, sepan que durante el gobierno de Hugo Chávez se fueron al menos 786.916, mientras que durante los años de vida democrática previos a la mal llamada «revolución» sólo se fueron 140.520 venezolanos.

Visto así, queda bastante clara la causa, porque el 82% de los venezolanos que se fueron lo hicieron en los últimos 6 años y el 14% lo hizo hace más de 6 años, junto a un 3% que lo hizo hace más de veinte.

Mientras el Régimen hace que nuestras fuerzas políticas se vayan, ¿qué estamos haciendo?

Es tanta la urgencia por decir las verdades en torno a la diáspora que un dato más del estudio de Consultores 21 lo revela claramente: aunque el 74% de los venezolanos piensa que estamos pasando por una crisis migratoria, existe un 24% cree que todavía cree que todo esto es una campaña que pretende una intervención extranjera.

Aquellos que siguen siendo poderosamente influenciados por la propaganda del régimen necesitan que llegue a ellos la verdad. El gobierno se ha encargado de secuestrar y amedrentar hasta el punto de dejar prácticamente fuera de la esfera de información veraz a un grupo importante de gente que hoy no cree en el dolor que están viviendo las familias fracturadas.

Y en ese aspecto creo que el Frente Amplio Venezuela Libre se convierte en una instancia ideal para derrotar la mentira y conseguir una salida viable y realista que sea capaz de aglutinarnos y terminar con este tiempo de oscuridad.

Es nuestra responsabilidad generar una esperanza que abra la puerta verdadera hacia un nuevo rumbo político, económico y social, que resulte verosímil y que sobre todo ponga los intereses de la gente por encima de los tres o cuatro que insisten en que todas las acciones políticas deben contar con su aprobación. Nadie entiende como ante semejante panorama sigan existiendo intereses personales y mezquindades!

Sé muy bien que la mayoría de los millones de compatriotas que tomaron la decisión de irse alguna vez confiaron en nuestra fuerza y en nuestro proyecto. Sé muy bien que el Poder aplica estrategias crueles y ruines con el único fin de apaciguarnos. Sé muy bien que en Miraflores los jerarcas de este régimen salivan al ver que nuestra gente se va y que las familias se hunden en la tristeza.

Preferirían mandar en un terreno baldío y sin gente antes que rendirle cuentas al Pueblo.

Y la responsabilidad de enarbolar nuevamente una esperanza por encima de todo esto es nuestra, del liderazgo democrático que se opone a esa farsa que Nicolás Maduro insiste en sostener sobre los hombros de sus cómplices y violentos.

Es necesario mostrarle a los venezolanos una nueva instancia que esté pensando en ser gobierno, considerando a quienes estamos acá y a quienes se fueron. Una estrategia que piense en lo urgente y en lo importante con la misma eficacia, porque es tan importante atender la emergencia humanitaria que estamos viviendo en la salud y la alimentación, como la recuperación de la institucionalidad y la producción.

Todas las fuerzas democráticas del país trabajando en la misma dirección, con el único objetivo de levantar una idea esperanzadora que vuelva a unirnos en contra de ese adversario común que hoy usurpa Miraflores, pero mañana deberá rendirle cuentas a nuestra Venezuela.

Creo firmemente en que el Frente Amplio Venezuela Libre puede convertirse en un nuevo espacio para que, además de quienes estamos aquí en el país, se considere verdaderamente el conocimiento y la fuerza de esos compatriotas que hoy no están físicamente pero siguen pensando en lo que pasa aquí en cada paso.

Quienes estamos en el territorio nacional confiamos en su fuerza y en su talento. También creemos en lo necesario de su coraje para esta lucha que estamos dando juntos. Ustedes han tenido que dejar a sus afectos y sus espacios naturales, con la intención de expandir sus oportunidades. Y, quizás sin darse cuenta, han expandido las oportunidades del país entero. Eso deseamos todos, que al final esto sea una etapa que nos permita hacer que nazca una nueva y mejor Venezuela.

Ustedes son voz y ojos en todo el planeta de nuestro deseo común de Libertad y Democracia. De modo que esta lucha que mañana adquiere una nueva dimensión, con acciones por ejemplo del Frente Amplio, también debe sentirse como suya.

Podemos hacer que esta coyuntura nos sirva a todos: allá, en esos lugares donde estén, háganle saber a quienes han abierto las puertas de sus países que deben cuidar su democracia. Y aprendan. Aprendan mucho porque vendrán tiempos mejores en los cuales necesitaremos de eso que ahora ustedes saben y será imprescindible para sacar adelante a nuestra Venezuela.

Ustedes sólo han cambiado de lugar sus pasos, pero su corazón y sus talentos siguen llevando el nombre de Venezuela en cada conquista. Hagamos que la democracia sea la próxima victoria común y hagamos que la dimensión de nuestra diáspora sirva para traducir lo inmenso de nuestra lucha.

Seamos la expansión de un mismo deseo de Libertad. Dios los bendiga ahora y siempre!

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