Al ocupante temporal de la silla de Miraflores, su propia camarilla ya le ha otorgado poderes especiales anteriormente. Primero fue una Ley Habilitante que le aprobó el anterior Parlamento y más recientemente el Tribunal Supremo, que de Justicia no tiene nada, porque es el nuevo brazo ejecutor del gobierno que le legitimó un Decreto de Emergencia Económica a inicio de año y su posterior extensión, pese a que la actual Asamblea Nacional rechazó ambas brozas, porque eso es lo que es el nuevo Decreto que se le ocurrió a Nicolás Maduro.

¿De qué sirvieron esas facultades especiales que se le otorgaron a Nicolás Maduro? Pues de nada, porque cada día que Maduro pasa en el poder significa un día de retroceso para nuestro país y de hambre para nuestro pueblo.

Con este Decreto de Estado de Excepción y Emergencia Económica, Maduro pretende, entre otras cosas, sin el más mínimo trámite administrativo, expropiar empresas e industrias privadas, distribuir alimentos básicos de manera discrecional y autorizar a organismos ajenos a las labores de seguridad ciudadana a actuar como sujetos represores.

Esta nueva broza de Maduro, que ya la Asamblea Nacional rechazó por considerarla inconstitucional, pero que como era de esperarse legitimó el Tribunal de la Injusticia, viola tratados internacionales, y si el gobierno insiste en ponerlo en práctica todos los venezolanos no tenemos por qué acatarlo, el señor Nicolás Maduro Moros estaría gobernando al margen de la Constitución.

Pareciera que con el Estado de Excepción el gobierno quiere abonar el terreno para otro escenario. Y es allí donde nosotros dejamos un mensaje a las Fuerzas Armadas de nuestro país: está llegando la hora de que decidan si están con la Constitución o con Maduro, porque ustedes deben recordar el juramento que hicieron de defender la Patria y sus Leyes. Ninguna autoridad o poder debe estar por encima de nuestra Carta Magna.

Maduro apela a esto de querer ser fuerte por su gigantesca debilidad como líder, pero lo peligroso de todo esto es que cada día se aleja más de lo que manda la Constitución, y la lucha que tenemos enfrente es para hacerla cumplir, que la respete. Lo hemos dicho muchas veces, el reto que tenemos delante es derrotar por la vía democrática, electoral, pacífica y constitucional, a un gobierno que no se comporta democráticamente.

La calle cada día se calienta más porque nuestro pueblo está pasando hambre, ya la escasez de algunos rubros alimenticios ronda el 80%. Venezuela es una olla de presión. Cada día son más frecuentes los episodios álgidos para satisfacer la demanda de alimentos, y aunado a eso los venezolanos se están muriendo de mengua, ya que en los hospitales el desabastecimiento de medicinas llegó al 95%. ¿Cómo se puede vivir así? ¿Cómo se puede vivir en un país donde la tasa de inflación acumulada superó el 300% y se estima que a final de año esté sobre el 700%?

El pueblo está demasiado cansado de Nicolás Maduro y su cúpula y si les quedara un poco de vergüenza no seguirían obstruyendo el Revocatorio, terminen de aceptar -por alguna vez con dignidad- que las vías democráticas son las mejores para resolver los problemas y que contarse en unas elecciones resolverá pacíficamente el laberinto político, económico y social que estamos viviendo en Venezuela.

Normal es tu miedo, Maduro, ante el Revocatorio, porque sabes bien que más del 80% de los venezolanos cree que la solución a los problemas que estamos viviendo pasa por un cambio de gobierno. Sabes que el Revocatorio significará el fin de tu gobierno, pero por primera vez, y si te queda algo de amor por Venezuela, pon de lado tus ansias de poder y deja de obstaculizar el Referendo, porque la destrucción del país no solo afecta a quienes no apoyamos a tu mal llamada Revolución, también afecta a quienes con todo su corazón apoyaron al Presidente Chávez.

El cambio que queremos es pacífico. La solución que ofrecemos es democrática. Hemos sabido esperar los tiempos constitucionales porque sabemos lo que estamos haciendo. Queremos un cambio duradero que nos permita salir de la crisis y avanzar. No vamos a pisar el peine de la violencia que el gobierno quiere, pero seguiremos movilizándonos las veces que sea necesario para pedir que se respete el artículo 72 de nuestra Constitución.

Todo lo que está haciendo el CNE está fuera del reglamento. Sabemos que la señora Tibisay Lucena está allí para obstaculizar el proceso, pero las cuatro rectoras que están allí deben entender que los venezolanos queremos poner nuestra huella, queremos validar nuestras firmas. No hay excusas, ellas que son las defensoras de las captahuellas saben que poniendo nuestra huella no hay firma plana que valga. Queremos que se anuncien ya los puntos de validación de las firmas correspondientes al 1%. ¡Los venezolanos no tenemos miedo!

La señora Lucena y las otras tres señoras rectoras siguen inventado cosas, pero se les va a agotar el libreto de ciencia y ficción que han montado para demorar el Revocatorio. Su última novela burda es la dactiloscopia de las firmas y esta semana las rectoras, serviles de la cúpula del gobierno, delegaron en otro su responsabilidad para que explicara un proceso traído por los pelos. Una etapa que no existe en el reglamento que el mismo CNE aprobó en el 2007. Pero quieran o no, este gobierno va a tener que someterse al escrutinio del pueblo.

Sobre el diálogo, que quede claro, sabemos con quien estamos hablando, ya conocemos bien a este gobierno, así que en este momento el diálogo lo representa el Revocatorio. No hay otro camino más claro para buscarle solución a la crisis que estamos viviendo. No hay atajos, ni varitas mágicas que puedan cambiar lo que estamos viviendo. La solución es electoral.

Esta lucha termina cuando se respete la Constitución y se oiga al pueblo. Los venezolanos saldremos de esta oscuridad con el ejercicio genuino de los instrumentos democráticos, con la fuerza de nuestro pueblo, a través del voto, y veremos la luz de la prosperidad, del progreso y el futuro. ¡Qué Dios bendiga a Nuestra Venezuela!

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