Cuando le propusimos al país el Referendo Revocatorio como la vía democrática para solucionar la crisis, vaticinamos que el camino estaría plagado de alcabalas, de trabas, de marramucias, de intimidaciones, porque sabemos que a Maduro y su camarilla solo les importa mantenerse atornillados en el poder a costa de lo que sea.

Primero, tuvimos que convocar al pueblo, presionar una y otra vez para que nos entregaran la planilla. Casi dos meses estuvimos esperándola. Nicolás Maduro dio órdenes a la señora Lucena y a las otras tres rectoras del CNE, para que retrasaran lo más que pudieran el proceso. Se inventaron requisitos que no estaban en el reglamento, pero la constancia férrea de cambio se impuso y llegamos a la recolección de firmas.

En tres horas recogimos las 196.000 firmas que corresponden al 1% del padrón electoral (requisito que no aparece en nuestra Constitución pero que el CNE se inventó en 2007), pero la manifestación irrevocable de cambio de nuestro pueblo se puso de manifiesto una vez más y sumamos más de 2 millones 600 mil expresiones de voluntad en la primera fase del proceso. Esto desconcertó al ocupante temporal de la silla de Miraflores y giró nuevas instrucciones a las cuatro señoras que pretenden burlarse de los derechos políticos de los venezolanos.

Ahora se inventan una digitación y codificación de las firmas, cuando el reglamento dice que se requiere un simple conteo de las rúbricas y que en cinco días continuos el ente comicial debe anunciar los puntos de validación de las firmas. El lapso venció el sábado 07 de mayo, y por eso nos hemos estado movilizando. Esta nueva maniobra demuestra que ellas están allí para torpedear y obstaculizar. Ellas son militantes serviles del poder. Están tan desesperadas como Maduro ante la derrota que les está propinando el pueblo. Maduro y las cuatro señoras le tienen terror al voto del pueblo soberano.

Ni el gobierno ni las rectoras del CNE quieren elecciones. Pretenden seguir violando el reglamento electoral y la Constitución con la transcripción de las firmas, todo para seguir dilatando el proceso, pero que quede claro, no aceptaremos ningún cambio sobrevenido.

Esta semana salimos a la calle a exigir el cumplimiento de nuestros derechos y lo seguiremos haciendo las veces que sea necesario, porque entendemos que el éxito de este proceso de revocatorio depende de la participación activa de nuestro pueblo. Cada venezolano debe asumir el respeto de sus derechos, porque el pueblo es el que quita y el que pone, y casi el 80% de los venezolanos quiere cambio, y quiere que el cambio sea por la vía electoral, quiere Revocatorio. ¡No podemos permitir que nos roben el futuro!

Maduro y su camarilla, como viven rodeados de riquezas mal habidas y privilegios, parecen no percatarse de que la pobreza ha aumentado como nunca antes y que nuestro pueblo está cada vez más empobrecido. Lo que estamos viviendo en el país, una crisis nunca antes vivida, ha hecho que nuestro pueblo despierte. Los venezolanos abrieron los ojos y sienten una profunda indignación ante la ruina y la criminalidad impune.

El país está a punto de un estallido social y solo la válvula democrática lo puede frenar. El gobierno no puede pedirle más sacrificios al pueblo. Este es un gobierno incapaz que no resuelve los problemas de los venezolanos. Para salir de esta crisis necesitamos un cambio de modelo y por eso nosotros planteamos la vía del Revocatorio, para que el pueblo se exprese, pero si ellos pretenden trancar la vía democrática estarían echándole más gasolina a la candela.

Venezuela es una bomba de tiempo y quienes hacemos vida en la Unidad, no tenemos la capacidad de contener un estallido social. Solo en los dos primeros meses de este año se habían presentado más 1.000 protestas en el país, es decir, por lo menos 17 diarias, y la mayoría han sido para exigir derechos sociales. La escasez, el desabastecimiento, la inseguridad y las fallas en los servicios públicos están en el día a día del venezolano.

La mayoría de estas protestas son pacíficas, sin embargo los intentos de saqueo han ido en aumento ante el desespero por abastecerse de alimentos. Esta semana los medios y las redes sociales reseñaron varios sucesos de este tipo, entre ellos uno en el estado Aragua y otro en Mérida. No es normal que se tengan que hacer dos horas de cola para comprar pan. ¿Cómo en el país, con las reservas petroleras más grandes del planeta, los venezolanos no consiguen ni un antigripal? La desesperación de la gente de ir en farmacia en farmacia buscando un medicamento, no es la Venezuela que queremos.

Lo que está totalmente claro es que la crisis que estamos viviendo no es por culpa de un fenómeno natural, sino de un gobierno corrupto e incapaz que ha plagado la bendita tierra de Bolívar de destrucción. No solo es inflación, escasez, recesión y violencia, sino que también, según el monitoreo que se hace a los países petroleros, queda en evidencia la incompetencia de nuestra petrolera para extraer petróleo eficientemente, ya que con respecto a 2015, hay un declive en la extracción de cerca de 5%, incluida la de la Faja Petrolera del Orinoco, cuyas cifras siempre fueron al alza desde el  primer trimestre de 2009.

Los venezolanos estamos cansados de la situación que estamos viviendo. Estamos cansados de la respuesta que el gobierno quiere darle a la crisis, por eso el pueblo quiere expresarse. Este año habrá Revocatorio, porque el tiempo da. El Revocatorio significa el cambio político que permitirá reactivar a nuestro país, para que volvamos a poner a producir nuestras tierras y no haya más colas ni escasez. Esta hora que vive Venezuela nos exige a todos. Tenemos que encausar al país. Con la unión de todos alcanzaremos los cambios que soñamos.

¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

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