El penúltimo día de mayo, la pequeña Nataly murió en el hospital El Llanito producto de una deshidratación severa. No era una bebé sana: tenía unos escasos seis meses de vida y pesaba apenas tres kilos. El hambre se le notaba en la piel arrugada y la en falta de carne en sus extremidades. También en la desnutrición severa-aguda que le diagnosticaron los galenos. Se desconoce si en casa de Nataly había comida, pero eso no habría sido decisivo en su causa de muerte. Podría haber sido una niña saludable solo con alimentarse con leche materna durante esos seis meses.

La leche humana le habría dado a la pequeña la alimentación necesaria, además de los nutrientes para prevenir enfermedades. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses “es la forma de alimentación óptima para los lactantes” y se recomienda continuarla hasta los dos años, ofreciéndoles a los bebés alimentos complementarios para cubrir sus otras necesidades nutricionales.

El organismo sugiere solo darle leche humana al bebé, ni siquiera agua o infusiones durante este primer período. Sin embargo, en Venezuela las prácticas son otras. Leche completa, jugos, agua de zanahoria, té de anís estrellado y agua de malojillo llenan los teteros de los niños menores de un año de edad pese a que sus organismos no están preparados para digerir estos alimentos.

Las alternativas parecen correctas a muchas madres cuando se hace difícil costear la fórmula láctea; pero no lo son y todas están lejos de alimentar a los bebés. Casos como el de Nataly y el de otros bebés en distintos estados del país no deberían ocurrir según los galenos, pues las mamás tienen el alimento necesario para garantizar la alimentación.

Pese a que doctores y ONG impulsan campañas a favor de la lactancia materna, algunas madres han optado por esta opción porque la situación económica actual no les deja otra alternativa. “Yo voy a amamantar porque no consigo fórmula“, es una de las frases que los galenos escuchan de forma recurrente tras la agudización de la crisis; sin embargo, destacan que amamantar debería ser siempre la primera opción.

Oro blanco

Actualmente, en Venezuela existen 10 lactarios y 10 bancos de leche. La diferencia es que en los primeros las mamás se sacan la leche para dárselas a sus pequeños, mientras que en los segundos lo hacen no solo para sus hijos, sino para aquellos niños que se encuentren en una situación delicada, ya sea que se trate de casos prematuros o de bebés con bajo peso.

La leche tiene distintas fases y, dependiendo de la edad y la condición en la que se encuentre el niño, se le puede suministrar calostro, leche de transición o leche madura. Cada una de ellas tiene características nutricionales distintas. Por ejemplo, el calostro es más rico en calorías y grasas y si hay un niño bajo de peso, esta es la que se le podría suministrar.

Cuando los niños tienen un peso menor al que les correspondería por su edad, la leche materna los ayuda a tener una recuperación efectiva, además de prevenir enfermedades.

Sin embargo, los doctores ven con preocupación que existen varios mitos y obstáculos en torno a la lactancia materna. Uno de ellos es el desconocimiento: si la mamá no confía en sí misma ni en la calidad de su leche, entonces se vuelve un proceso muy difícil. Cuando esto ocurre es común escuchar frases como “no me sale la leche” o “yo no produzco leche“.

Las situaciones adversas también juegan en contra de la lactancia materna. Si las mamás están sometidas a una gran cantidad de estrés, sea porque el bebé nació prematuro o porque no consigue comida para alimentar a sus otros hijos, entonces disminuye su producción. No obstante, la realidad es que todas pueden amamantar. Solo en casos extremos, como el de las mamás con VIH, no se puede da pecho a los niños.

Es en este momento tiene que intervenir el personal de las clínicas, que no siempre se encuentra capacitado para brindar el apoyo y la orientación necesaria a las madres en este tipo de situaciones.

Otro de los grandes mitos es la falsa creencia de que las mujeres desnutridas o con bajo peso no pueden amamantar. Efecto Cocuyo consultó a especialistas en el tema y explicaron que pese a que la madre esté desnutrida, la leche que esta produce sigue siendo de buena calidad. Lo único que cambia es el volumen de producción, que puede no ser suficiente para cubrir la cantidad que requiere el bebé.

En este tipo de casos, expertos sugieren que las mamás ingieran bastante agua, entre ocho y 12 vasos al día. También que si una persona desea hacer donaciones en este tipo de casos, es mejor garantizar el bienestar alimenticio de la madre para que la leche de esta aporte a los bebés los nutrientes necesarios para su crecimiento.
Venezuela y la lactancia materna

-En 2016 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) publicó un reporte con el Ministerio de Salud en el que se evaluaron las condiciones de los bancos de leche humana y los lactarios en el país. Para ese momento, había un total de 17 instituciones.

-Según el informe, el banco de leche del Hospital Clínico Universitario era el único que se encontraba en las condiciones óptimas para operar en ese momento y el único que obtuvo la calificación de “bueno”. Cinco obtuvieron una calificación de “aceptable” y tres de “no aceptable”.

-Entre las recomendaciones para fortalecer el programa nacional de lactancia materna, Unicef recomienda que el Ministerio de Salud asigne un presupuesto anual para garantizar su operatividad, capacitar al personal, garantizar la dotación del equipamento necesario, proveer los medios de cultivos que se requieren para determinar la calidad de la leche y tener un control y acompañamiento.

La información de la tabla contiene los últimos datos suministrados por el Ministerio de Salud para el informe Bancos de leche humana y lactarios institucionales en Venezuela: análisis de la situación sobre su funcionamiento, realizado entre noviembre de 2013 y marzo de 2014 y publicado en 2016.

-Después de los seis meses, la leche materna cubre alrededor de 85% de la alimentación que requiere el bebé. A partir de ese momento, se recomienda dar al niño una alimentación complementaria a la leche, que puede iniciar con la incorporación progresiva de frutas o verduras. Gradualmente, se disminuye el consumo de leche materna y aumenta la ingesta de otros alimentos.

Fuente: Efecto Cocuyo

Fecha: 19 de junio de 2017

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