El aparato de propaganda rojo empezó a llenar los espacios de la opinión pública con un llantén, mintiendo al decir que Estados Unidos los ha bloqueado y recordando la tragedia cubana, mientras buscan la manera de que alguno de sus socios les eche una manito.

Por eso nuestro liderazgo social y político tiene que darle argumentos sólidos y válidos a quienes nos acompañan en esta lucha, con la finalidad de desmontar la mentira que intentar difundir los únicos culpables del infierno que se vive en nuestra Venezuela.

Vamos desde el principio: el lunes pasado se hizo pública una Orden Ejecutiva en la que el gobierno de Estados Unidos congela varias propiedades que pertenecen al Estado venezolano, así como otras cuyos dueños son personas y empresas vinculadas con Nicolás Maduro. Al día siguiente, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos publicó todas y cada una de las excepciones a esa Orden Ejecutiva.

Ni más ni menos. Dicho en dos platos: no es un embargo ni hay un bloqueo, aunque los propagandistas estén haciendo todo el lobby que pueden para instalar su matriz de opinión.

Eso sí, en la dimensión más chata de la política, provoca decirles algo bien clarito: verdugo no pide clemencia.

Al parecer el grupito que usurpa Miraflores olvidó aquellos días en los que expropiaron propiedades a diestra y siniestra, sin otra intención que aniquilar el aparato productivo nacional y hacer que los venezolanos dependieran cada vez más de su régimen.

Fíjense ustedes hasta dónde pretende manipular la dictadura: al saber que Miraflores estaría dispuesto a mentir sin piedad, desde el Departamento del Tesoro publicaron una especie de guía. Ahí explican asuntos que tienen que ver con la asistencia humanitaria y otras formas de apoyo a la población.

Y en esa guía se explica cómo afecta la nueva Orden Ejecutiva a los sectores de Alimentos y Medicamentos, que ha sido el eje del ayayay que ha puesto a los miembros de la dictadura y a sus cómplices a chillar por los rincones: “la Orden Ejecutiva congela propiedades e intereses del Gobierno de Venezuela, pero no prohíbe transacciones que involucren al Gobierno de Venezuela en caso de que se relacionen con la compra de comida, vestimenta y medicamentos con la intención de aliviar el sufrimiento humano”.

¿Qué es lo que en verdad le preocupa a Nicolás Maduro y a sus enchufados? Sencillo: estas nuevas sanciones le permiten a los estadounidenses hacer exportaciones de sus artículos a Venezuela, siempre que las transacciones no involucren a personas ni a entidades sancionadas. Además, recomiendan que quienes estén involucrados en estos negocios consulten a la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de Estados Unidos para asegurarse de que no están transando con los cómplices de una dictadura que viola los derechos humanos.

¡Y ahí es cuando chillan ese montón de enchufados que estaban ayudando a lavar el dinero que han estado robando durante años! Se les acabó el sobreprecio, el guiso, la trampa, pero además va a quedar definido quiénes son los que importan en Venezuela y tendrán que explicar de dónde viene esa plata.

Si el dinero es limpio y producto del trabajo, no habrá problema. Y si se demuestra que es dinero robado a la Nación, pues habrá más bienes congelados y más personas serán sancionadas por corruptos.

¿Ya lo ven? En Miraflores sólo pretenden manipular, pero en verdad lo que hicieron fue cerrarles la posibilidad de seguir robando. Y por eso es que todos los venezolanos tenemos que ponerle un parao al embuste usurpador y explicar tantas veces como sea necesario lo que dije líneas arriba: no es embargo ni hay bloqueo.

Eso mismo que pasa con alimentos y medicamentos pasa con todos los productos agrícolas, los implementos médicos y sus repuestos, comida cruda, procesada y empacada, animales vivos, vitaminas y minerales, agua potable y aditivos y suplementos para potabilizar, alimento para animales, semillas para cultivos, fertilizantes.

Incluso el envío de remesas familiares está protegido. Además, todas las ONGs pueden hacer proyectos y actividades humanitarias, brindar asistencia médica y social, llevar adelante programas ecológicos y de alimentación y nutrición, el estado de derecho, los derechos humanos, la educación, el acceso a la información y todos los derechos de la sociedad civil.

¿Con esto quiero decir que las sanciones son buenas para Venezuela? No es tan simple. Ningún país puede estar orgulloso de ser manejado por corruptos y embusteros, pero ustedes y yo sabemos que la mayoría de ellos se mueven por el billete.

De modo que tenemos que aprender a leer qué significan unas sanciones como éstas, que tienen como objetivo principal evitar que las mafias y los cómplices de la dictadura sigan financiando su modelo criminal.

Sin duda ha sido un golpe significativo a la dictadura. Y aunque siguen jugando a la bravuconada, saben que están asfixiados económicamente. Y llevan tanto tiempo queriendo comprar conciencias y resolver todo a realazo, que se tardaron demasiado en darse cuenta de que ya no tienen lealtades ni apoyo popular, sino deudas pendientes y sujetos como ellos, que sólo van a defenderlos si tienen cómo pagarles el favorcito.

Queda claro cuando la única excusa que consiguen para abandonar las negociaciones en Barbados es que no les quitaron las sanciones. No les interesa el país. Ni el Pueblo. Ni la salud. Ni el hambre. Ni siquiera su futuro político ni el del partido.

Sólo les importa salvar su billete.

Así como el contexto político los puso, por primera vez, en la situación de querer levantarse de la mesa de negociación en Barbados, estas acciones generan un contexto económico que les impide financiar su modelo y los deja cada vez más solos en el planeta.

Y por más que inventen y mientan, es innegable que han llegado a la más triste de las coordenadas políticas: ver cómo se les derrumba todo el apoyo que alguna vez tuvieron porque, simplemente, nunca fue sincero sino el producto de chantajes y miserias que ya no pueden financiar.

Todas las tragedias que aquejan al país es previo a las sanciones. Lo único nuevo aquí es que el mundo libre decidió escuchar a un Pueblo que lleva años denunciando una dictadura cruel y homicida. Así que llegó el momento de frenarlos y empezaron por donde más les duele a estos: sus bolsillos, sus cuentas en dólares, sus fortunas.

Hagamos una y otra vez que prevalezca la verdad. La crisis es culpa de Maduro y su grupo, no de las sanciones. La solución a la crisis es posible cuando los venezolanos podamos decidir nuestro futuro libre y democráticamente. Toda la presión internacional finalizará cuando se respete al Pueblo venezolano y sus derechos. Así que la solución más rápida, efectiva y que permitirá que se acabe la tragedia que padece nuestro país, es la salida de Maduro de un poder que usurpa. El mundo democrático decidió apoyar a los venezolanos hasta que recuperemos la democracia. Esa es la solución, DEMOCRACIA!.

Vamos venezolanos, no dejes que te engañen los responsables de que estés sobreviviendo. Venezuela es tuya, no de Maduro y su grupito.

¡Dios bendiga esta tierra de gracia y que podamos hacerla renacer!

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