El poder es un préstamo que nos da el pueblo, por lo tanto, es el compromiso más importante que debe tener todo gobernante. Ese préstamo que se nos otorga a través del voto y por un periodo de tiempo, es el mecanismo que nuestro pueblo tiene para asegurar su desarrollo y progreso.

Sin embargo, todavía hay personas que creen que el poder es un regalo que se les concede por fuerza divina y que ellos no se le deben al pueblo sino que el pueblo es quien debe servirlos a ellos. Esa es la concepción de poder que tiene Nicolás Maduro y su cúpula corrupta, y en esa concepción, el voto de un pueblo que no cree más en promesas vacías es un obstáculo.

Maduro y su camarilla de enchufados se dieron cuenta que no pueden mantenerse en el poder por los votos, ya la diferencia es muy grande y no hay como ocultarla, y tampoco tienen espacio en nuestra Constitución para ello, por eso, en medio de su debilidad, decidieron realizar una maniobra fraudulenta pretendiendo perpetuarse en el poder.

Conscientes de esto, en ellos crece cada día más el miedo hacia el pueblo, si, ese que te da como préstamo el poder que tienen en sus manos y que te lo puede quitar si no respondes a ese préstamo. Y ese miedo al pueblo los ha llevado a tramar este nuevo fraude de una supuesta Constituyente, que no solo busca cambiar la Constitución de 1999 sino que además nace burlándose de ella, así como se burla de nuestro pueblo al no ser consultado, y el resultado de este nuevo proceso será eternizar el drama social y la exclusión que hoy padecemos los venezolanos.

Contra eso debemos unir todos los esfuerzos para rescatar nuestra democracia, esa que alguna vez fue ejemplo para el mundo, porque si el dictaduro llega a concretar su propósito de consolidarse con este nuevo fraude, significaría la disolución de Venezuela como República.

Algunos pensarán que 100 días son muchos días en la calle, pero todos los procesos llevan su tiempo, es cierto que este, realmente ha sido largo y doloroso, pero debemos seguir inquebrantables en nuestro propósito de cambio, con el paso firme y la convicción de que construiremos una nueva Venezuela intacta. Es hora de resistir y persistir.

La resistencia ciudadana y democrática en las calles de toda nuestra Venezuela son ejemplo del valor y coraje que tenemos los venezolanos. Nuestras voces de protesta unidas han despertado el interés de quienes aún estaban dormidos y se han sumado a la lucha contra un gobierno que rompió el hilo constitucional y dio un golpe de Estado. Todos somos necesarios para rescatar nuestra democracia. Debemos seguir unidos alzando nuestra voz para que cada vez sean más quienes se sumen. Una de las razones para esta conquista democrática ha sido la unidad del pueblo.

Hemos avanzado mucho en esta lucha, despertamos el interés del mundo entero, algo que anteriormente era impensable. Nos toca seguir avanzando sin desistir.

Por eso, apegados más que nunca a nuestra Constitución, quienes hacemos vida en la Unidad, hemos decidido solicitar a la Asamblea Nacional que, de acuerdo con el Artículo 71 de la Constitución Nacional, convoque a un Proceso Nacional de Decisión Soberana para que sea el pueblo quien decida el rumbo que debe asumir el país, para que decida o no adherirse masivamente a la aplicación de los artículos 333 y 350 de la Constitución, para que sea el pueblo el que retome el poder originario que la cúpula narco corrupta secuestró, es decir, el derecho a elegir, y a partir de ese resultado, activar el levantamiento democrático en la totalidad del territorio nacional y la activación de la Hora Cero nacional.

Este próximo domingo 16 de julio, los venezolanos seremos parte de un hecho sin precedente en la historia política nacional, porque estamos llamados a participar en un gran juicio popular.

El juicio popular de este 16 de julio tiene anclaje en el artículo 5 de la Constitución, que establece que la soberanía reside en el pueblo y le otorga el poder de pronunciarse y decidir sobre asuntos de interés nacional. Los artículos 71, 333 y 350 soportan la consulta popular solicitada por el “Acuerdo de Unidad Nacional” a la Asamblea Nacional el pasado lunes 3 de julio y que fue ratificado por el Parlamento.

Aunque el gobierno pretenda desconocerlo, en democracia “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio…”, así lo consagra el artículo 5 de la Constitución, que Maduro pretende cambiar a través del fraude constituyente, porque ya no se acomoda a sus fines de perpetuarse en el poder.

Pero, también el artículo 71 establece el referéndum consultivo para someter las materias de especial transcendencia nacional y que puede ser iniciativa de la Asamblea Nacional, una vez aprobado por la mayoría de sus integrantes. El plebiscito es entonces, parte de los derechos humanos de carácter político que tenemos los venezolanos y que están establecidos en el título tercero de la Constitución.

Los otros artículos que dan base a esta consulta son el 333 y el 350. El artículo 333 establece que si la Constitución perdiera vigencia o fuera derogada por un acto distinto a los procedimientos establecidos en ella, todo ciudadano está en el deber de colaborar en su restablecimiento, y partiendo de la base de que la Constituyente que ha sido convocada por Maduro es ilegítima, al no haber consultado al pueblo, debemos activarnos como pueblo para restablecer la vigencia de nuestra Constitución.

Mientras que el 350, es tan simple, que nos da la facultad para desconocer cualquier régimen, legislación o autoridad que contradiga los principios democráticos o los derechos humanos, los cuales son violados a diario por quienes están hoy en el gobierno.

Así que este 16 de julio desconoceremos al fraude constituyente de Maduro y daremos reconocimiento exclusivo a la Asamblea Nacional como único poder legítimo en este momento en Venezuela, porque fue escogido con más de 14 millones de venezolanos.

Ese día, respondemos tres preguntas: 1.- ¿Rechaza y desconoce la realización de una asamblea nacional constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin la aprobación previa del pueblo venezolano? 2. ¿Demanda a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana obedecer y defender la Constitución del año 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional? Y 3.- ¿Aprueba que se proceda a la renovación de los Poderes Públicos de acuerdo con lo establecido en la Constitución, así como la realización de elecciones y la conformación de un nuevo gobierno de unidad nacional?

En nuestra Constitución cabemos todos. En el invento constituyente de Maduro, cabe sólo él y su proyecto de perpetuarse en el poder.

Son muchos los sueños que fueron cercenados por la cruenta represión ordenada por un genocida al que más temprano que tarde lo alcanzará la justicia. La protesta masiva ya supera en tiempo a la que ocurrió en Ucrania en 2004 o a las que tuvieron lugar en 1989 en la órbita socialista durante el “Otoño de las Naciones” cuando se derrumbó la Cortina de Hierro al caer el Muro de Berlín y se vino a pique el comunismo y, en 1991, la propia Unión Soviética.

Estamos dando una batalla contra un gobierno deslegitimado y débil que tiene sus días contados. Preparémonos concienzudamente para los días por venir. Organización, unión y calle hasta que recuperemos nuestra libertad, para luego recomponer a nuestra valiente y heroica patria. El camino para los venezolanos no son los cuarteles ni las utopías comunistas, el camino es la democracia y hay que rescatarla entre todos.

¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela y nos permita recobrar nuestra democracia!

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