Las varitas mágicas, si acaso, vivirán en la fantasía de algún cuento infantil, porque la realidad, y en nuestro país se ha tornado bien dura, nos ha enseñado que no sirven para resolver problemas. Inventarse una de vaqueros tampoco; y creer que todo lo puede lograr la bota militar, en un país donde la mayoría es civil, menos. Cobra fuerza entonces el viejo dicho que reza: Zapatero a sus zapatos.

Nosotros estamos claritos como el agua, pero al parecer Maduro no, o se quiere hacer el loco, y me inclino más hacia esto. En su desespero por mantenerse en el poder cada día comete más errores, y lo peor del caso es que se empeña en transferir sus responsabilidades a otros, para luego mitigar sus culpas. La última de sus locuras fue decir que ahora comparte la silla de Miraflores con Padrino López. Decirnos que ahora todas las acciones que tienen que ver con el abastecimiento de alimentos estarán a cargo del General en Jefe, lejos de ser un privilegio para el funcionario castrense, significa un empujón hacia el abismo del descrédito de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

¿Qué sabe Padrino López de alimentos? Pues nada. Este señor no tiene logros que exhibir. Basta con ver los resultados de su gestión al frente de un tema tan prioritario como la seguridad de los venezolanos y también ver la crisis que afecta a la propia FANB. Lamentablemente, en los últimos años ha habido más generales que nunca promovidos por la mal llamada Revolución, pero eso lejos de darnos seguridad, ha disparado los índices de violencia, porque el año pasado casi 28.000 personas perdieron la vida por esta causa, nunca habíamos tenido tanta inseguridad como ahora.

Conclusión: los mismos actores no han podido resolver el problema de la violencia, más bien los planes aplicados desde el gobierno la han exacerbado. Por otra parte, está demostrado  que la cúpula ha utilizado el pasaporte de estar al frente del sistema de alimentos solo para hacer guisos muy jugosos. Por ejemplo, el ex ministro Osorio, quien tiene una larga lista de interrogantes que responderle al pueblo por el daño patrimonial que causó al país, durante casi nueve años, en lo relativo a la importación de alimentos e insumos.

Al menos 36 oficiales superiores del Ejército han estado vinculados a la importación, producción y distribución de alimentos durante el gobierno de Nicolás Maduro, no solo en cargos de ministros y viceministros, sino como directores principales y suplentes de juntas directivas de nueve empresas públicas, que entre  enero de 2013 y mayo de 2016, manejaron un poco más de 500 millardos de bolívares. Este alto grupo de oficiales se encargó, no solo de las compras y ventas de alimentos, sino que además diseñó y evaluó las políticas públicas en materia alimentaria. Algunos de estos  oficiales llegaron a tener hasta cuatro cargos directivos al mismo tiempo y otros han pasado por al menos nueve posiciones en los tres años que acumula Maduro en el poder.

Aunque el gobierno quiera esconderlo, las importaciones de alimentos han sido un negocio muy lucrativo para un grupo de enchufados. Entre 2005 y 2010 las importaciones se quintuplicaron. Solo en 2015 las compras de comida en el exterior sobrepasaron las 5 millones de toneladas.

El nuevo invento de Maduro, la creación de la Gran Misión de Abastecimiento Soberano y Seguro, no resolverá la escasez, porque la única manera de que nuestro pueblo no siga sometido al hambre es reactivar el aparato productivo nacional. La gran verdad es que la poca disponibilidad de alimentos se debe a los controles, a las expropiaciones de las unidades agrícolas, al control del tipo de cambio y a las dificultades para la importación de materia prima impuestas al sector privado.

Mientras la cúpula hace negocios, a nuestro pueblo se le va la vida esperando alimentos y esto tiene que cambiar. Los venezolanos tenemos que sacarnos de encima a un gobierno que pretende asfixiarnos y eso pasa necesariamente por un cambio de fondo que lleva consigo una consulta electoral, que es el Referendo Revocatorio.

No es después de años de gobernar sin escuchar a los venezolanos que va a venir Maduro a decir que quiere dialogar. El gobierno intenta ganar tiempo, lavarse la cara internacionalmente, que la presión social en la calle baje y evitar el Revocatorio. El pueblo lo sabe y por eso no cree que el llamado al diálogo de Maduro sea sincero.

Nosotros no vetamos a nadie que quiera ayudarnos como mediador en la solución de la crisis venezolana, al contrario, hemos propuesto nombres para que se sumen como mediadores, por ejemplo el Vaticano. Pero pensamos que el señor Rodríguez Zapatero, está errado en lo conceptual, porque es un completo desacierto asegurar que el problema económico es porque no ha habido diálogo. La crisis en Venezuela es consecuencia de un modelo equivocado, que no ha funcionado en ningún país del mundo, pero que este gobierno se empeña en mantener.

Es posible que el expresidente español cambie de opinión si nos acompaña a ver las colas que el pueblo hace para comprar comida, o las penurias que pasan los enfermos porque no hay medicinas. Es muy probable que solo así comprenda que los venezolanos no podemos perder más tiempo.

El diálogo en Venezuela pasa por un tema de voluntad política y el punto de partida para que se dé es el respeto a la Constitución. No se trata de tomarse fotos, es mucho más que eso.

Es inaceptable que después de que cientos de venezolanos cruzaron ríos y sortearon todos los obstáculos para cumplir con los caprichos de las cuatro señoras del CNE durante el  proceso de validación de sus huellas, ahora tengamos que esperar más días para que ellas den una respuesta. Estas señoras se jactan de tener el mejor sistema electoral del mundo, pues deberían dar respuesta en horas, no en semanas.

Que quede claro que el Referendo Revocatorio es innegociable. El gobierno cambiaría el Revocatorio por cualquier cosa, pero es el pueblo el que convoca y todos los estudios de opinión dicen que el pueblo no renuncia al Revocatorio. Ese proceso electoral le pertenece al pueblo venezolano y no a los actores políticos. No vamos a ser salvavidas de Maduro, lo que queremos es salvar a Venezuela.

Por eso hemos iniciado una nueva cruzada por el país para concretar el último paso que le falta al Revocatorio y que consiste en la suma del 20% de manifestaciones de voluntad del Registro Electoral. Iniciamos en Zulia la semana pasada y esta semana estuvimos en Vargas y ayer en Carabobo, sintiendo el clamor de cambio en cada rincón que visitamos, el sentimiento arropa a cada venezolano.

Estemos todos atentos a las acciones que se convoquen para que las cuatro señoras del CNE entiendan que el Revocatorio es un derecho constitucional y lo tienen que respetar. ¡Venezuela, vamos por el 20!

Vamos por el 20 por esos niños que hoy celebran su día a duras penas, porque hoy las madres no tienen cómo consentirlos. Luchemos por ellos, que son el futuro de nuestra Venezuela, y a ese futuro tenemos que darle luz para que brille. ¡Qué Dios bendiga a todos nuestros niños! ¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!

 

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