José Figuera, de 42 años de edad, apenas puede hablar. Desde el viernes 22 de marzo no se ha dializado y, por ser paciente renal además de hipertenso, le cuesta respirar. “Tengo como una asfixia en el pecho. El líquido que tengo dentro, me ahoga”, expresa sentado en una silla que, junto a más de una decena de sus compañeros, atravesó en la avenida Libertador para denunciar la falta de insumos en la Unidad de Hemodiálisis Riverside que perjudica a 160 ciudadanos.

Con tapabocas y pancartas, los ciudadanos explicaron que el líquido para diálisis que llegó el sábado en la mañana no era compatible con las máquinas. Luego, ese mismo día en la noche, recibieron un líquido compatible pero no estaba disponible el técnico.

Los pacientes también denunciaron las deterioradas condiciones de la Unidad de Hemodiálisis Riverside. Dijeron que no funciona el aire acondicionado, falla el servicio de agua y las sillas están dañadas. “En los baños no hay agua. Todo está sucio. Para ser un centro de diálisis está muy abandonado. Hasta las cortinas están sucias”, narró Yesenia Valderrey.

“En ocasiones nos encontramos con que han llegado vitaminas y muchas están vencidas”, añade Zuleima Rengel.

Los pacientes de este centro de salud ya han protestado en otras ocasiones. El año pasado denunciaron la agudización de la escasez de insumos y la muerte de compañeros. “Hace cinco años empecé en esta unidad y muchos de los que empezaron conmigo y se volvieron mis amigos ya no están”, señaló uno de los que manifestó en aquel momento.

El 18 de marzo, Carlos Rotondaro, expresidente del Instituto Nacional de los Seguros Sociales (IVSS), afirmó en una entrevista que casi 5.000 pacientes renales han fallecido desde 2017. “La tasa de fallecidos está por encima de la morbilidad”, dijo.

Con información de Efecto Cocuyo

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