Hoy los millones de venezolanos que tenemos alrededor padecen y sienten lo mismo que cada uno de nosotros. Por primera vez en todos estos años de lucha, hoy podemos decir que somos el 80% del país, que somos millones los que estamos en contra de esta mal llamada revolución, que somos millones de corazones latiendo por nuestra Venezuela y que tenemos que lograr que todos esos latidos vayan a un mismo ritmo.

Porque es verdad que existen miles de razones para estar indignados, desmotivados, desilusionados, pero también existen millones de razones para seguir luchando. El juego del gobierno siempre ha sido y siempre será jugar con la desesperanza, y esa es la única victoria que podrían celebrar si dejamos que la alcancen. Pero estoy convencido que, al igual que yo, todos ustedes tienen la fuerza y el ánimo para seguir adelante. Porque nadie podrá quitarnos lo que llevamos por dentro y lo que nos motiva a continuar esta lucha por una Venezuela libre y próspera.

Sabemos que ha sido una lucha larga, que ha sido una lucha desigual y ha dejado heridas, nunca se dijo que sería fácil, y tampoco sabemos cuando acaba, pero hemos ido avanzando con cada paso que damos. No tengan duda que es así, recuerden estas palabras.

Hoy Venezuela no está sola. Hace algún tiempo hubiera sido impensable conocer la postura que hoy conocemos de la comunidad internacional. Los países de nuestra América Latina, de todo el continente americano, de Europa, hasta el Vaticano, los países más importantes del mundo se han ido sumando en una sola voz en contra de los atropellos que el gobierno del dictador que hoy se encuentra en Miraflores hace contra nuestro pueblo. Nuestra lucha ha prendido una alarma y el mundo no reconoce el fraude constituyente.

Si después de meses de represión y violación de los derechos humanos de los venezolanos, aún había alguien que tenía dudas sobre la intenciones de Maduro y su camarilla, todo lo ocurrido en la elección de la constituyente fraudulenta los ha terminado de dejar en evidencia. Un proceso viciado desde sus inicios no podía tener un buen fin.

Aún instalado, el fraude constituyente es una derrota política para el gobierno. No hablamos solo de que se falsearon resultados, más grave aún se falseó la cantidad de votos. No se necesitan pruebas, fue evidente, sin embargo, la bomba que detonó Smartmatic confirma lo que todos sabíamos desde antes: la elección a la asamblea del fraude constituyente fue un total fracaso, el más grande de la historia política de Venezuela.

Y es que es muy difícil esconder la soledad en los centros de votación. Si acaso un 13% del padrón electoral aún permanece fiel al gobierno. Todos los indicios que existían de la pírrica votación, quedaron desnudados con la intervención pública del presidente de Smartmatic.

El derrotado es el gobierno, y se jugó su última carta. Ahora se triplica su responsabilidad porque intentaron vender el fraude constituyente como la solución a los problemas que tiene Venezuela, y aunque nadie les creyó, ellos cargan ahora esa responsabilidad encima.

La constituyente fraudulenta no va a resolver los problemas económicos y sociales. El país va a seguir en la calle, pero aumentando la lucha social, se encontrarán las demandas políticas con las económicas y sociales. Ver en las mismas protestas a todas las personas que pasan hambre y requieren medicinas con las que exigen respeto a la Asamblea Nacional, libertad de los presos como elecciones libres y democráticas. Ello en el entendido que la situación económica se va a poner peor y abre el espacio para una lucha aún más grande de los venezolanos.

Ante el mundo, Nicolás Maduro permanece en el poder con el uso de la fuerza. Y nuestra lucha debe seguir siendo por recuperar la libertad y la democracia. Para que el cambio político sea duradero tenemos que conquistarlo como lo que somos, como demócratas, en paz, para ello debemos aferrarnos más que nunca a nuestra Constitución. Allí están las soluciones y la estabilidad del país.

A veces es difícil aceptar que las cosas tarden tanto, es normal sentirse desesperados, pero aunque nos parezca que llevamos demasiado tiempo luchando, realmente ese tiempo nos ha permitido llegar a ser la mayoría que hoy somos, más del 80% que no quiere vivir en toque de queda permanente.

Lo que estamos viviendo es novedoso para todos, estas generaciones de venezolanos nunca habíamos enfrentado una dictadura. Nuestra lucha ha ido evolucionando en la medida en la que ocurren las cosas, y debe seguir evolucionando para poder seguir avanzando.

El adversario no somos nosotros, esa es la estrategia del régimen. Son ellos los que están atrapados en su propio juego. Debemos evitar que nos encierren y encerrarnos. Por eso es necesario comenzar a desarrollar otra etapa de estrategia entre quienes queremos un país de progreso. ¡El que persiste vence!

El régimen complicó su estadía en el poder. No olviden que lo que más desean es quebrar la moral de los venezolanos, no lo permitamos. Estamos en una lucha donde nos necesitamos a todos. ¡Venezuela sigue!

¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!

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