Hoy más que nunca los venezolanos tenemos que recordar nuestros valores democráticos, en contraste con las intenciones del régimen de perpetuarse a toda costa en el poder.

El gobierno hoy celebra un intento de Golpe de Estado que perpetraron hace 26 años, como si se tratase de una gesta libertadora. Y lo hacen porque no creen en el respeto a la Constitución ni a las leyes.

Este sábado y domingo miles de venezolanos se preparaban para dar un testimonio de democracia, ofreciendo su apoyo a un partido político que tenía derecho a un reparo para completar las firmas para otra validación. Pero entre gallos y media noche, como es costumbre, le quitaron a Primero Justicia esa opción.

El gobierno opresor, pretende impedir que el pueblo ejerza sus derechos constitucionales y busca desaparecer a los partidos políticos, que son fuerza y pilar fundamental de todo sistema democrático.

Su desprecio por la democracia, que los llevó a ir contra la Constitución aquel 4 de febrero, es el mismo que los mueve a tratar de imponerse a la fuerza. Sin el apoyo popular insisten en dar una y otra vez un golpe contra el pueblo. No tiene otro nombre lo que están haciendo.

Un país donde la persecución y las detenciones arbitrarias están a la orden del día. Sólo esta semana 14 políticos fueron privados de libertad por pensar distinto, entre ellos Enrique Aristeguieta Gramcko, un señor de 85 años; así actúa un régimen desesperado.

No es nueva la pretensión de regímenes como éste de disfrazarse de democráticos celebrando elecciones. Maduro se jacta de la cantidad de comicios que se convocan, pero lo que importa no es la cantidad sino la calidad y las condiciones.

Una consulta sin garantías para la participación, sin libertad para el ejercicio del voto y sin respeto a la voluntad del pueblo, no son elecciones.

Está cantado lo que quieren hacer y es contundente la advertencia que han recibido. Cada vez son más los gobiernos que han adelantado que no reconocerán un resultado surgido de unas elecciones sin las condiciones necesarias.

La realidad es que Maduro no quiere elecciones libres y democráticas, porque sabe que las perdería y mientras más tiempo pase más dura sería su derrota.

Es por eso que salen con un adelanto de elecciones ilegal que además mantiene intacta la fecha para la juramentación de un nuevo Presidente. ¿Dónde se ha visto un proceso de transición tan largo? ¿Qué sentido tiene adelantar los comicios? ¿Dónde está la Constitución en eso?

Nuestro Libertador dijo, “tenemos que hacer un gobierno que haga triunfar la libertad y la igualdad bajo el imperio de leyes inexorables”. Eso queremos los venezolanos y para lograrlo, antes que nada, tenemos que cambiar este gobierno.

Insisto, no se puede perder tiempo. Estamos en una cuenta regresiva y los venezolanos necesitan una respuesta de quienes creen en la democracia y en el cambio.

Quienes aspiran ser candidatos presidenciales deben demostrar liderazgo en esta etapa en la que Venezuela reclama YA un acuerdo. ¿Qué esperamos? El gobierno ya tiene candidato, el peor de todos, y el país que quiere cambio, que es la inmensa mayoría, necesita conocer quién es el que se va a plantar frente a sus intenciones de perpetuarse en el poder.

Venezuela espera que quienes tienen la intención de presentarse a una elección presidencial, lideren la lucha por unas condiciones electorales que nos permitan rescatar el voto y la democracia, que se nos presente una ruta clara de cómo vamos a devolverle el país a los venezolanos.

Esto no lo digo con una aspiración personal porque el país y el mundo saben que me encuentro injusta e ilegalmente inhabilitado por este régimen. No me mueve otra cosa más que construir en unidad el camino del cambio para los venezolanos que hoy viven en las peores condiciones.

Hay que tomar una decisión ahora. Tenemos que poner las diferencias a un lado, por legítimas que sean, para sacar al país del hueco en el que lo ha metido el gobierno.

Maduro y su cúpula se las dan de guapos y apoyados, pero a lo interno, están buscando cómo sostenerse así sea llevándose por delante la Constitución y los derechos de los venezolanos, con un proceso electoral que no sea libre, democrático y transparente.

Pretenden seguir adelante con un parapeto de elección. Y allí cabría plantearse si ir o no a un proceso viciado. Entretanto tenemos que seguir trabajando para concebir una estrategia común y estar preparados para todos los escenarios.

Ante esto es importante la reflexión de quienes se dicen de oposición pero se empeñan en destruir cualquier opción distinta a Maduro. Piensen a quién benefician con eso. Nadie es perfecto, pero en una coyuntura como esta, si la oposición está dividida no tendremos opción y el más perjudicado será el pueblo.

Estamos en una encrucijada que requiere decisión y unión. Amerita un líder, un vocero. Yo estoy dispuesto a hacer todo a mi alcance para que esa persona, llámese como se llame, permita que Venezuela cambie.

Somos un país donde la inmensa mayoría quiere un cambio democrático y lo que propongo es que rescatemos el derecho al voto, tengamos elecciones libres, democráticas y limpias.

Creo en los cambios pacíficos, constitucionales, electorales y democráticos. No creo en los atajos. ¡Nací en democracia, quiero vivir y morir en democracia! Y sé que así piensa la mayoría de los venezolanos.

Gastemos la energía en buscar una sola solución unidos y en pedir a Dios que nos ilumine en nuestro camino.

¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

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