La crisis por el desabastecimiento de gas licuado persiste en los hogares del Sur del Lago de Maracaibo en Zulia, donde a miembros de los consejos comunales cada vez les despachan menos cantidad de bombonas.

Hay desesperación, porque no pueden cocinar en sus estufas y el pago de las bombonas se realiza en pesos colombianos, de manera clandestina, según refirieron vecinos.

Angisbelyth Arrieta, ama de casa, señaló que desde hace dos meses espera la venta de bombonas en el consejo comunal de su sector, en una barriada en Pueblo Nuevo El Chivo.

Aunque canceló el dinero que recogieron los líderes de calle, a su casa no ha llegado el cilindro ni lleno ni vacío.

Pidió a los representantes de la Alcaldía del municipio Francisco Javier Pulgar que investiguen y solucionen el abastecimiento de gas y que aparezcan las bombonas para los residentes de esa comunidad.

En el barrio Duilian de Chourio, donde también los vecinos se ven obligados a cocinar con leña, cuentan que la encargada de distribuir el gas elaboró el censo y pidió el dinero en el mes junio, pero los 153 cilindros solicitados no terminan de llegar a las viviendas. Presumen que hay corrupción.

Las protestas, tanto por la restitución del servicio público como por la reaparición de las bombonas perdidas, son el pan diario para los vecinos de la parroquia Simón Rodríguez, en el municipio zuliano.

Voceros del gobierno en Pulgar dijeron, sin exponer su identidad por temor a represalias, que las fallas en la distribución de gas radican en la planta de llenado ubicada en El Vigía, así como la poca respuesta que obtienen desde el llenadero ubicado en el municipio Simón Bolívar en la Costa Oriental del Lago.

Igualmente, en el municipio Colón, en el mes de julio, vendieron a unos pocos sectores. Por cada cilindro de 43 kilogramos pidieron 30.000 bolívares. En San Carlos y Santa Bárbara, las parroquias de mayor densidad poblacional, vecinos denunciaron que no tienen gas.

“Esto es preocupante, llegará diciembre y nosotros sin luz, con medio agua y sin gas”, dijo Maira González, una trabajadora informal.

Con información de El Pitazo

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