Los venezolanos se las ingenian para resistir el colapso económico del país aferrándose a los cada vez menos empleos bien pagados, o recibiendo parte de los cientos de millones de dólares que les envían amigos y familiares desde el extranjero, una cifra que ha ido en aumento en los últimos años debido al éxodo de millones de venezolanos.

Un creciente porcentaje de personas de todo el país, particularmente en barrios pobres como Petare, pasan apuros para arreglárselas.

La escasez de leche, medicamentos y otros productos básicos — aunada a la violencia rutinaria — ha socavado el respaldo a Nicolás Maduro, incluso en los  barrios más pobres como Petare que alguna vez fueron bastiones del mandatario. Maduro asegura que existe un plan comandado por la oposición para derrocarlo y afirma que las sanciones económicas de Estados Unidos y el sabotaje de la oposición local son los responsables del colapso del país.

Varias encuestas locales revelan que Maduro tiene actualmente el respaldo de apenas una quinta parte de la población, muchos de ellos incondicionales ideológicos, personas conectadas al gobierno o votantes pobres que dependen de la ayuda gubernamental que incluye las llamadas cajas CLAP.

Con información de El Estimulo

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