Llegó el 2017, pero para los niños del J. M. de los Ríos nada ha cambiado. La crisis de medicinas, insumos y servicios sigue igual que el año pasado. “Es la misma historia de noviembre, de diciembre, y pinta así para este año” dijo el doctor Augusto Pereira, oncológo del ente. “No ha cambiado nada del panorama. Siguen faltando insumos y medicamentos”.

En su servicio escasean, en promedio, 30 de las quimioterapias necesarias para atender a los más de 120 niños que reciben su tratamiento ahí mensualmente. “Cada día más pacientes, y el hospital sigue fallando”.

Que un niño no reciba su quimioterapia tiene fuertes consecuencias en su tratamiento: las respuestas del cuerpo en contra de las células cancerígenas son menores, lo que a largo plazo puede aumentar la mortalidad.

El doctor Pereira explicó que tanto él como sus colegas estiman que las muertes de pequeños con cáncer han aumentado, pero no será hasta este año que empiecen a verse las cifras. En estos casos, las consecuencias se cuentan entre tres y cinco años después, y 2017 es, justamente, el tercer año de la crisis de medicamentos en su servicio.

“Hay pacientes a los que las fallas les pueden desencadenar una muerte muy precoz, pero a otros les produce metástasis. No se clasifica tan rápido”, explicó Pereira.

Pero su servicio no es el único en falla. Belén Arteaga, de nefrología, aseguró que aunque en su caso han logrado tener material para realizar hemodiálisis, falta lo mismo “que a nivel del hospital”: medicación, antibióticos e insumos en general.

Por ejemplo, en este momento no cuentan con eritropoyetina, proteína que produce el riñón, para aumentar los glóbulos rojos. Desde abril no cuentan con suministro continuo de zemplar, una forma artificial de vitamina D que se necesita para la absorción de calcio del estómago y para que el mineral cumpla su función en el cuerpo.

Otro tema que los afecta es el del mantenimiento de la planta de osmosis, la máquina utilizada para tratar el agua necesaria para la hemodiálisis. Desde noviembre el mantenimiento está pendiente, pero apenas este 18 fue la primera visita de la empresa para dar presupuesto de la operación.

El suministro de agua también es un problema para el hospital. Si bien ha mejorado desde el año pasado, cuando pasaban días enteros sin el servicio, todavía no está completamente operativo. “Ha mejorado considerablemente. Las fallas son más intermitentes y no tan largas”, señaló Pereira.

“Pero la crisis principal es la de los insumos“, añadió, explicando que lo básico (algodón, yelco, agujas, entre otros) sí se pueden encontrar en su servicio, pero a la hora de realizar un procedimiento más especializado se consiguen con el fantasma de la escasez. “Si manejas el hospital como un ambulatorio, esas cosas comunes, (las) hay. Pero sondas especiales, cáteteres especiales, nada de eso”.

Arteaga, por su parte, señaló que “no hay ningún cambio en lo que va de año. Cuando no es una cosa, es la otra”.

Fuente: Efecto Cocuyo

Fecha: 20 de enero de 2017

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