A pesar de los errores que pueda tener, no podemos dudar que la democracia es el mejor sistema de gobierno que existe, porque en democracia todos debemos tener los mismos derechos y deberes, porque en democracia el pueblo decide quienes serán sus gobernantes… y estos están obligados a cumplir las reglas que la democracia establece. En democracia debe haber libertad y progreso.
Por eso hoy decimos que nuestro mayor reto es vencer democráticamente a un gobierno que no es democrático, un gobierno que ha secuestrado el derecho de los venezolanos a votar y decidir su futuro, porque no solo se robaron el derecho a tener un Referendo Revocatorio, sino que tienen secuestradas todas las elecciones, hoy en el país aún no hay un calendario electoral y recordemos que las elecciones de gobernadores debieron hacerse el año pasado y las de alcaldes corresponden a este año.
En democracia, además, las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que le confieren legitimidad. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que todos sus habitantes son libres e iguales ante la ley. Pero en Venezuela, hace ya un tiempo que no hay una democracia y todos estamos llamados a recuperarla.
Y es que en democracia, el camino de la política debe guiarse por la separación y equilibrio de los poderes, así como el reconocimiento de las diferencias. Si un poder no respeta a otro no existe democracia, por lo que ninguno debe cumplir funciones que no le correspondan. Pero más aún, cuando la democracia funciona con normalidad, no hay que hablar de diálogo, porque se hace diálogo de forma permanente, pero en Venezuela actualmente, el poder está secuestrado por un narco gobierno corrupto.
Maduro debe su supervivencia política al control institucional que ejerce y a la falta de independencia de los Poderes del Estado, excepto el Legislativo, donde se logró el cambio por la decisión de la mayoría de los venezolanos.
Entre esos poderes, el que ha tomado más protagonismo ha sido el judicial, ya que a través del Tribunal Supremo de Justicia, el cual se convirtió en una trinchera para defender a los poderosos, para defender a Maduro, y con la venia de una cúpula militar, este gobierno nefasto se mantiene en el poder, aunque el 80% de los venezolanos quiere cambio ya.
Ese TSJ es el mismo que emite sentencias casi a diario para proteger al ocupante temporal de la silla de Miraflores, pero que por tercera vez consecutiva negó un recurso de amparo introducido por el Centro Comunitario de Aprendizaje, mejor conocido como Cecodap, para proteger a los niños frente a la escasez de medicinas.
Mientras en el país hay 92% de impunidad y el Poder Judicial no hace nada para evitar que la inseguridad nos esté robando el futuro, ese mismo TSJ ha autorizado a Maduro a desgobernar bajo el estado de excepción, sin rendir cuentas, ni presentar presupuestos, aunque la Constitución es clara y contempla que debe rendir cuentas ante la Asamblea Nacional.
Es inaceptable que 60 venezolanos pierdan la vida diariamente en la calles por culpa de la violencia y que este gobierno no haga nada para remediarlo. Siguen inventando planes de seguridad sin resultados. ¿Cuántas familias amanecen todos los días llorando a un hijo o hermano porque lo mató el hampa? Mientras tanto Maduro habla de una guerra que sólo existe en su imaginación. La única guerra que existe y que hay que dar en Venezuela es contra el hambre y la inseguridad. La verdadera guerra está en las calles de nuestro país, donde perdieron la vida 29 mil venezolanos a manos del hampa en el año 2016.
Por cierto, mientras la cúpula militar se encargaba la semana pasada de eliminar enemigos imaginarios en cadena nacional, y afirmaba y reafirmaba que la Fuerza Armada Nacional está en control de la seguridad del país, una banda criminal robaba y destruía el Palacio de las Academias, a plena vista de los cordones de seguridad de la Guardia Nacional que custodia el Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional.
¿Cuándo la Fuerza Armada va a darse cuenta que Maduro está fuera de la Constitución y permanentemente pisotea los derechos de los venezolanos, incluyendo los de los soldados de la patria y sus familiares? El actual régimen constituye el gobierno más irresponsable en la historia de nuestro país. Vivimos una crisis sin precedentes, producto de políticas erradas y de la negativa de cambiar un modelo económico obsoleto e improductivo.
El gobierno huye hacia adelante y permanentemente niega todas las consecuencias desastrosas de sus actos, pero lo más grave es que ha cerrado los caminos constitucionales utilizando el poderío del Estado con el único fin de mantenerse en el poder, destruyendo así la democracia venezolana, que alguna vez fue ejemplo para Latinoamérica.
Aunque no veamos claro el panorama, tenemos que seguir luchando para que en Venezuela se retome el camino democrático y hoy más que nunca los venezolanos tenemos que ser los protagonistas de este cambio, porque como escribió sabiamente en su momento el novelista francés Honoré de Balzac: “la resignación es un suicidio cotidiano”.
Este 23 de enero estamos todos llamados a dar un paso más en esta lucha, que se oigan nuestros gritos de cambio, que se sienta nuestra fuerza, no podemos perder la esperanza, el futuro debemos construirlo entre todos.
En Venezuela vivimos una situación de no democracia y el cambio político, económico y social, solo nos lo darán las elecciones. Sabemos que esta lucha tendrá muchos capítulos, porque el gobierno no quiere contarse, pero los venezolanos debemos seguir luchando para rescatar a nuestra Venezuela.
El 23 de enero de 1958, un movimiento cívico militar derrocó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y renació la democracia. Revivamos ese espíritu de lucha.
Tenemos que derrotar el miedo, no tengamos miedo, porque con este gobierno cada vez tendremos menos comida y medicinas, pero más inseguridad e inflación. Defendamos la democracia.
Nosotros no tenemos armas de guerra, porque creemos en la Constitución y en el voto. Debemos movilizarnos para que el mundo vea que Venezuela quiere votar. La solución política es que haya elecciones en nuestro país. El pueblo unido tiene que hacer escuchar su voz para exigir el rescate del voto, que es el arma más poderosa de los pueblos.
¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!