El país había manifestado su decisión de convertirse en nación soberana. Quería organizar su gobierno, su comercio, su economía, sus leyes, de acuerdo a su propia voluntad, sin que ninguna otra nación se lo impusiera. Toda Venezuela se levantó en armas. Hombres, mujeres y hasta niños debieron transformarse en guerreros. Ellos querían cambio, se lo creyeron y lo lograron.
Ese mismo sentimiento de libertad, de un futuro distinto, fue el que vimos en las calles de nuestra amada Venezuela durante el proceso de validación de firmas que se realizó entre el 20 y 24 de junio. Un inmenso ejército de hombres y mujeres salió dispuesto a vencer obstáculos, a cumplir una meta y se logró, demostrando una vez más que un pueblo unido es invencible.
Los venezolanos unidos somos más fuertes y juntos derribamos las barreras de las injusticias y las desigualdades. Logramos validar 409.313 firmas, lo que es más del doble de las requeridas en ese 1% que no aparece en la Constitución, sino que el CNE se inventó en 2007 con el reglamento que rige el Referendo Revocatorio, pero que ahora ni eso quieren acatar.
El Poder Electoral tiene 40.000 máquinas captahuellas y para la jornada solo dispusieron de 300, para que 1.352.000 personas pudiera validar. No conforme con ello, aplicaron operación morrocoy y colocaron más puntos de validación en lugares sin votantes y menos o ninguno donde estaba el grueso del electorado.
Se presentaron irregularidades muy graves durante el proceso, incluso de manos de autoridades. Un personaje que tarde o temprano juzgará la justicia, pretendió estar por encima de la Constitución en el estado Nueva Esparta, mientras que en Carabobo y Aragua, los gobernadores de esas entidades hicieron cualquier clase de artimañas para impedir la validación. Es bueno que se sepa que los derechos políticos son derechos humanos, y violarlos tiene implicaciones legales que no prescriben.
Hubo muchos incidentes. Trancaron las vías con árboles para evitar el paso de los venezolanos que iban a ejercer su derecho. Utilizaron a funcionarios de la Fuerza Armada Nacional para bajar a las personas de los autobuses que se organizaron para llevar a las personas a esos puntos lejanos. Comenzaron el proceso tarde en muchos estados y lo hicieron en horario de oficina y no corrido como sería lo normal. Hicieron cortes de luz para evitar el proceso, casualmente la luz solo se iba donde se hacía la validación. Sabotearon el proceso de toda manera posible e inimaginable, pero nuestro bravo pueblo no se rindió.
Con todos estos hechos armamos un expediente que haremos llegar a todas las instancias internacionales. Sabemos que esas cuatro señoras que están en el CNE son parciales y que ni ellas ni su jefe Nicolás Maduro quieren Revocatorio. Pero pese a todos los obstáculos, no pudieron torcer la voluntad del pueblo, hasta ríos atravesaron los venezolanos para ejercer su derecho, cumplir con el país, y derrotar a estos enfermos de poder. La aplanadora amarilla, azul y roja, con grito de Gloria al Bravo Pueblo y sabor a pabellón, les pasó por encima, las barrió. El pueblo hizo respetar la Constitución y dejó muy claro que el Revocatorio le pertenece al pueblo, demostrando una vez más que unidos somos invencibles.
Entorpecer el proceso fue una jugada muy mala para el gobierno, la imagen de nuestra Venezuela de esta semana siguió siendo de colas, pero esta vez de colas para revocar la escasez, el desabastecimiento, la inseguridad, el irrespeto a los derechos humanos, para que llegue la ayuda humanitaria y haya medicinas; porque el Revocatorio es la solución electoral, Constitucional, pacífica y democrática para que aparezca la comida y así derrotar el hambre.
Es inaceptable lo que estamos viviendo por la irresponsabilidad de un gobierno corrupto e incapaz. El hambre se ha apoderado de nuestro pueblo, por lo menos 40% de los venezolanos comen dos o menos veces al día, debido a la escasez y el encarecimiento de los productos alimenticios. Esa terrible realidad no la quiere ver o no la quiere aceptar Maduro y sus enchufados. Lamentablemente, hoy somos noticia en el mundo por esa dantesca cifra.
Mientras tanto, el ex presidente Zapatero se está moviendo en aviones de PDVSA. Viniendo en secreto y bajo estas circunstancias, en mi opinión, el ex presidente queda descalificado para liderar una mediación para el diálogo. Nosotros hemos dicho que en esa mesa debe incorporarse otras personas y hemos sugerido algunos nombres. El grupo de ex presidentes debe ampliarse si de verdad se quiere un proceso transparente y sincero, no un diálogo hipócrita, que lo que busca es que Maduro compre tiempo para evitar el Revocatorio.
A nivel internacional ya se sabe lo que estamos viviendo en nuestra Venezuela. Esta semana la crisis en nuestro país fue tema de discusión en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos y pese a que la enchufada canciller de Maduro, porque esa señora no representa a los venezolanos, pretendía desconocer lo que significa la Carta Democrática, el tema fue abordado.
Debe quedar claro que la Carta Democrática es para defender la institucionalidad de un país, no de un presidente, la OEA no es una tribuna para defender a un Gobierno, sino a los pueblos y sus instituciones. Por ende, si en Venezuela se desconoce al Poder Legislativo hay una ruptura del orden constitucional, y es obligación del Secretario General de la OEA llevar el tema a discusión en el Consejo Permanente, quien por cierto, narró muy bien toda la situación de crisis que estamos viviendo los venezolanos, y no solo habló sobre la crisis de salud, de alimentos, económica y social, sino también sobre el Referendo Revocatorio.
Si hay un diálogo este debe ser para buscar solución a la crisis, no para negociar los derechos de los venezolanos. El diálogo deber ser para preguntarle al pueblo qué quiere y para eso es el Revocatorio. El Revocatorio es para que los venezolanos decidan qué rumbo quieren para el país, si seguir en crisis o si salir de ella.
Quien se sabe seguro del apoyo de su pueblo va a elecciones sin pensarlo mucho, porque estaría refirmando su convicción, pero para quien se sabe sin pueblo solo le queda la verborrea y el desprecio por quienes se sabe derrotado. Pero nuestro pueblo venezolano se fortalece con cada obstáculo porque sabemos que unidos somos más fuertes. Sigamos adelante. ¡Dios bendiga a nuestra Venezuela!