Las máquinas están apagadas. Tienen tiempo así. Hace tres años dejaron de funcionar, algunas se dañaron, otras simplemente acompañan la paralización de las obras del Gobierno por falta de materiales para la construcción, en un hecho que tiene al menos a 64 mil personas desempleadas.

Es el Ejecutivo quien tiene control de las cementeras y la fabricación de cabillas en el país. Maneja la producción y distribución. Aun así la mayoría de los proyectos de envergadura están detenidos porque no se cuenta con los insumos necesarios. La escasez es calculada en 95%. “Eso no lo entendemos. Necesitamos saber qué es lo que pasa”, expresó George Fereira, secretario general de la Federación Unitaria Nacional de Trabajadores Bolivarianos de la Construcción Afines y Conexos (Funtbcac).

Se trata de 80% de la mano de obra del sector que está inoperativo, una cifra representativa al tomar en cuenta que la industria de la construcción es la mayor empleadora del país. “Grandes economías del mundo como Estado Unidos en tiempos de depresión se recuperaron con el auge de infraestructuras importantes que generaron fuente de empleos”.

En Carabobo obras como el Metro de Valencia, el ferrocarril y proyectos de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) están paralizados. La historia se repite en Zulia con la detención de la planta termoeléctrica Rafael Urdaneta que tiene solo 10% avance, la Planta Bachaquero, el puente Migales, el segundo sobre el Lago de Maracaibo, y el complejo habitacional Fabricio Ojeda. En el resto del país el registro es similar.

Fereira exhortó al Gobierno a darle la importancia que se merece a la clase trabajadora.

La Funtbcac está realizando un recorrido en todas las regiones del país para evaluar directamente la situación y realizar un informe explicativo que será entregado a Nicolás Maduro.

FUENTE: CON INFORMACIÓN REPORTE CONFIDENCIAL

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