La escasez de medicinas es un problema generalizado en Venezuela, que afecta de forma más directa a la población más vulnerable. Según el monitoreo trimestral de la asociación civil Convite, 75% de los casi mil encuestados de la tercera edad aseguraron no contar con medicinas en hospitales.

El estudio se sustenta en información verificada en tres estados y evidenció el nivel de desatención que enfrentan las personas mayores para garantizar una vejez digna. Para la muestra se escogieron las tres regiones que poseen más diversidad socioeconómica y cantidad de personas mayores del país. Con esto se busca ofrecer un panorama lo más cercano a la realidad.

Luis Francisco Cabezas, director general de la asociación civil Convite, detalló que se incluyó a los estados Bolívar por ser fronterizo con Brasil; Lara, en donde reside la mayor cantidad de personas mayores y Miranda por los contrastes en la densidad poblacional, además de su cercanía con Caracas.

«De las 903 personas mayores encuestadas, 677 afirmaron no contar con medicamentos en el sistema público asistencial. Y de esos, 64% agregó que no puede costearse los servicios médicos privados por su alto costo», indicó.

Poco más del 30% de los consultados expuso que no tienen acceso a ningún servicio de salud. Las áreas preventivas y la atención especializada son inexistentes para garantizar una vejez digna en el país.

La irregularidad en la dotación de centros de salud públicos es un problema que enfrenta el 79% de las personas mayores con alguna enfermedad. La ausencia de unidades de cuidados paliativos en establecimientos del Estado por la poca disponibilidad de equipos y personal es otra deuda del sistema de salud venezolano.

Exclusión inhumana

Para Cabezas, la alta vulnerabilidad en la que se encuentran la personas mayores es aval suficiente para que sean incorporados, de forma urgente, en los protocolos de ayuda humanitaria que están activos en el país. La Organización de Naciones Unidas y la Cruz Roja Venezolana administran insumos médicos que conforman el auxilio internacional. Sin embargo, ninguno incluye asistencia para las personas de más de 60 años de edad.

«Las personas mayores padecen muchas de las consecuencias de la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país. Sufren la falta de cuidados porque sus familiares emigraron, también por el colapso de los hospitales», señaló.

Las dificultades para acceder a una dieta acorde a sus requerimientos nutricionales es otro de los problemas. Las pensiones equivalentes a salario mínimo no permiten la adquisición de los componentes básicos de una alimentación adecuada.

De acuerdo con la estadística de Convite, 57% de las personas mayores que tienen algún problema gastrointestinal informaron que se acuestan con hambre al menos una vez por semana.

El activista advirtió que sin medicinas y con un cada vez más limitado acceso a alimentos, los padecimientos de las personas mayores podrían desencadenar en un silencioso problema de salud pública a mediano plazo.

Con información de el Pitazo

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