Antes del deslave de 1999, el estado Vargas, de 1.496,5 kilómetros cuadrados, tenía condiciones precarias en materia urbana. Hoy en día, la situación no es mejor. Las quebradas y ríos, que acumulan un historial de muertes y destrucción, están en el abandono, llenos de sedimentos y convertidos en rellenos sanitarios.
Vargas tenía una red vial congestionada, desarrollos urbanísticos desordenados y a pocos metros de las quebradas, no tenía suficientes obras hidráulicas, los servicios públicos colapsados, invasiones a granel en el lado norte del parque nacional El Ávila y pare usted de contar.
Sucedió el deslave y, luego de 20 años, el panorama luce más empobrecido y vulnerable.
Según el informe que presentó quien fue la Autoridad Única de Vargas, el ingeniero Carlos Genatios, cuando se cumplieron 10 años de aquel fenómeno natural, los programas de recuperación del estado daban por sentado la rehabilitación y canalización de los ríos y la realización de obras de control de torrentes (presas de distintos tipos) en las partes altas y medias de las cuencas.
Para 2010 muchas de esos trabajos estaban en marcha. No obstante, lo que observan investigadores, como el profesor José Luis López, ingeniero civil, experto en prevención y mitigación de riesgos y profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela (UCV), es que, a pesar de los esfuerzos, la recuperación fue insuficiente.
Una planificación a medias
La creación de la Autoridad Única de Vargas fue precisamente para desarrollar la planificación de la reconstrucción urbana y la protección ambiental. Los recursos que administró estaban dirigidos a estudios y proyectos, no a las obras en sí.
Un grupo de urbanistas integró ese plan, en conjunto con las universidades entre las que destacan el Instituto de Urbanismo y el Cendes de la UCV e intentó consolidar el diseño de la rehabilitación y el desarrollo del estado.
Las zonas afectadas por el desastre fueron principalmente las ubicadas entre Catia La Mar y Camurí Grande, y dentro de ellas, las de máxima afectación son las comprendidas entre Macuto y Tanaguarena.
Las obras proyectadas fueron: presas abiertas, presas cerradas y canalizaciones, necesarias para controlar el paso de fluidos con altas densidades.
A inicios de 2003, Carlos Genatios, junto con uno de los ingenieros que había sido proyectista de la Autoridad Única, hizo un reconocimiento de los proyectos realizados por esa organización y comprobó que muchos de los planes originales habían sido alterados y que, desafortunadamente, los cambios no mejoraban la calidad ni resguardaban la seguridad de la población.
Lo que observó Genatios, vinculado durante muchos años al gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez, es que muchas de las presas de concreto se habían realizado con gaviones, material que no permite hacer frente a los impactos de materiales arrastrados por los flujos torrenciales, ni a flujos de barro de alta densidad, como los que se desplazaron en diciembre de 1999.
Ciertamente, el profesor López destacó que se hizo un esfuerzo tremendo en el estado Vargas. De acuerdo con sus indagaciones, en seis o siete años luego del deslave, se construyeron 62 presas de retención de sedimentos, las cuales fueron sometidas a prueba en el año 2005 y luego en el año 2010.
En la actualidad, las que están en el sector La Veguita, donde murieron más de 60 personas, se observan llenas de piedras, sedimentos y mucha capa vegetal.
El problema es que ya se llenaron de desechos de las montañas y no se le han hecho mantenimiento. «Permanente hay que extraer las rocas y la arenilla para que cuando ocurra un alud estén preparadas. Lo otro es que hay que reparar los gaviones, los cuales por la erosión están deteriorados».
Corpovargas se encargaba de eso. No obstante, fue liquidada en 2011 y, la responsabilidad recayó en la gobernación y en la alcaldía.
«Si llega una lluvia similar a la de 99 o 2005, el desastre sería grande, pues hay muchas zonas repobladas de manera marginal. Claro está en esa época solo había tres presas y hoy hay 63. Eso pudiera decir que estamos mejor preparados. No obstante, debemos tomar en cuenta que ese evento anterior cambió la geografía del estado Vargas, movió la línea de la costa varios metros hacia el mar y levantó los terrenos dos o tres metros.
Con información de Crónica Uno