De los 10 minutos que usó la ministra de Salud, Luisana Melo, para argumentar que no había crisis humanitaria en Venezuela ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el pasado 7 de junio la mitad del tiempo la dedicó a hablar de logros de la revolución con estadísticas de mortalidad y alimentación que no estaban actualizadas, con omisiones e índices que no miden la nutrición actual de los venezolanos.

La ministra hizo referencia a una tasa de mortalidad infantil de 21,38 por 1.000 nacidos vivos en 1998 y la contrastó con los 14,79 por 1.000 nacidos vivos de 2015. El indicador muestra un la reducción de 6,57 puntos en la tasa de mortalidad infantil. Sin embargo, ex ministros de Salud enviaron una carta para revelar las omisiones de Melo frente a la CIDH: la tasa de mortalidad infantil nacional acumulada hasta la semana epidemiológica número 21 (hasta el 28 de mayo) alcanzó la cifra de 18,61 por 1.000 nacidos vivos según el documento oficial no divulgado de fecha del 6 de junio.

Los ex ministros José Félix Oletta, Carlos Walter, Pablo Pulido y Rafael Orihuela denunciaron que el acumulado de muertes hasta esa fecha es de 4.074 infantiles, con ascenso de 18,50% respecto al período homólogo del año 2015 (3.438). «En promedio se han registrado 194 muertes semanales y 28 diarias, presentándose una tendencia ascendente», precisa el documento.

«La mortalidad neonatal (de o a 27 días) concentra 79,65% (3.244 muertes), mientras la mortalidad post neonatal (28 días a 11 meses) concentra el 20,35% restante (829 muertes)», precisan los ex ministros.

Del total de muertes 51% (2.077 muertes) correspondieron a niños con bajo peso al nacer (menos de 2500 gramos), incluyendo 782 con peso inferior a los 1.000 gramos.

La falacia de las neveras llenas. Melo aseguró que solo había 2% de subnutrición en el país, según datos aportado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).

Susana Raffalli, asesora en seguridad alimentaria y ex miembro de la FAO, aclaró que este indicador del organismo no mide el estado nutricional de las personas sino que sirve para hacer un mapa de la situación alimentaria en el ámbito global. «Mide cantidad de calorías que el país importa, pero no la que deja de comprar y, por ende, las que el ciudadano deja de comer», explica.

La subnutrición es un indicador que en cada país precisa la suma de las calorías producida por un país más lo que importa. Luego, se le resta los alimentos que no se usaron para fines de consumo humano y las pérdidas. «Es un balance de disponibilidad de calorías para un país y se divide por el número de personas que lo habitan. La norma dice que hay seguridad alimentaria cuando el numero es 2.100 calorías por persona disponible», acota Raffalli.

La data ofrecida por Melo es de 2013 -cuando la FAO premió a Venezuela por reducir el hambre a la mitad- con una producción de 2.400 calorías por persona cuando el aparato productivo no estaba en crisis.

Sin embargo, el índice en la última década se modificó dos veces porque solo ofrece datos de un consumo aparente en la población. «El indicador es criticado porque al comparar con países donde hay desigualad entre ricos y pobres puede ser que tengamos la cantidad justa de caloría disponibles, pero eso no quiere decir que la comida llegue a todos de forma equitativa. El termómetro de la situación son las colas que hay para adquirir alimentos», precisó la especialista en nutrición que trabajó en la última modificación del indicador.

Fuente: EL NACIONAL

Fecha: 24/06/16

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