“La gente cree que la inflación que vivimos hoy es inaguantable. No sabe lo que viene ahora producto de la explosión en el mercado negro”, dijo el economista Luis Vicente León en noviembre de este año. Hablar en términos económicos puede parecer lejano para muchos, pero cuando una tradición se ve amenazada, la realidad se hace cercana a cada uno de los hogares del país.

El amigo secreto, cenas navideñas, intercambios de regalos, fiestas de fin de año y hasta el ponche crema y el pan de jamón solían ser imprescindibles en el seno de las familias venezolanas; sin embargo, desde la Navidad pasada realizar cierto tipo de actividades durante diciembre ha sido más complicado.

“Yo no quiero hacer cena navideña nada, mejor me ahorro esos reales para enero”, dijo Francis Gutiérrez, ingeniera de 32 años, quien también explicó que su familia hacía las hallacas en noviembre y este año pasó el 15 de diciembre y aún no las han preparado, esperando tener los ingredientes completos, los cuales aumentaron en el último mes.

“Antes, en mi empresa alquilaban un salón de fiestas, había hasta mesoneros e invitaban a los vendedores del interior del país. El año pasado, a esa misma gente no le pudieron pagar los viáticos y no vinieron, la fiesta pasó a ser en las mismas oficinas y solo había chucherías”, dijo Julia Plascencia, quien trabaja en distribuidora desde hace cuatro años.

La dinámica para la decoración también ha cambiado. “En mi edificio hacíamos una vaca (colecta de dinero) y comprábamos cosas para decorar, este año cada quien trajo cosas de su casa: muñecos, luces y otras cosas y así fuimos montando la Navidad”, dijo Delia Aguilar, maestra de un colegio público de Guatire.

El amigo secreto modificado

De las tradiciones que más cambios y altibajos han sufrido está la de jugar el amigo secreto, un juego consiste en que cada persona le compra un regalo a otra sin que esta última sepa quién le regala hasta el momento de recibir el presente.

Graciela Rodríguez, una maestra de Fe y Alegría de Petare comentó a Efecto Cocuyo que en su colegio “pensamos en hacer un amigo secreto de la cesta básica e intercambiar por lo que no teníamos. Un trueque pues. En el grupo de WhatsApp que tenemos cada quien publicó lo que tenía y cada quien se llevó lo que faltaba en su casa”, dijo.

“En el colegio pensamos en hacer un amigo secreto y pusimos el límite en Bs. 2.000. Alguien dijo para hacerlo de productos básicos, pero quedamos en que no porque es muy difícil conseguirlos. Al final terminamos haciéndolo de tazas, que siempre hacen falta”, dijo Andreína Pérez, docente en un instituto privado del municipio Libertador.

“En la oficina haremos un desayuno navideño, pero lo brinda el jefe. El amigo secreto nadie lo ha propuesto. Además, a la mayoría de las personas se les va la quincena en un solo día por el costo tan exorbitante de las cosas, bien sea por un almuerzo o un picadito de la tarde”, dijo Alejandra Calderón, publicista de 23 años.

Hay quienes aseguran que los regalos también han aumentado de precio por lo que es más sencillo hacerlos por cuenta propia. Osmeida García decidió arreglar los regalos de diciembre para sus tres hermanas. “A las tres mujeres les tengo bolsos tejidos, que aún me falta algo de hilo para terminar. Y a algunas amistades les tejí mariposas para usar de llavero o marca libro”, dijo.

“En el trabajo queríamos hacer un amigo secreto y decidimos que, como la mayoría somos estudiantes de artes, cada uno podía hacer el regalo con sus propias manos. Un amigo secreto artesanal”, dijo Jhuraní Servellón, quien es guía de sala en un teatro capitalino.

Entre los encuestados, la mayoría prefiere no participar en estas tradiciones debido al costo de los productos. “Yo en lo particular decidí no participar en ningún amigo secreto, principalmente porque todo está muy costoso y capaz terminas regalando algo que al otro no le guste, prefiero gastar ese dinero en reuniones de otro tipo como una parrilla”, dijo Gabriela Paradas.

Otra de las tradiciones que también han variado son las cenas navideñas, que podían ser organizadas por las empresas, por los trabajadores o hasta por los grupos de amigos. “En mi trabajo no hicieron un almuerzo navideño como tal, sino que un día nos dieron un pedazo de pan de jamón, con torta y ponche; pero después sí tuvimos una fiesta navideña”, dijo Alexander Desa.

En la empresa donde María Gómez labora, se hacían cenas navideñas y se jugaba amigo secreto. No osbtante, “este año tuvimos que cambiar la dinámica. El amigo secreto era de bebidas, había que regalar algo que representara a esa persona, y los regalos fueron la bebida de la cena”, explicó y además señaló el alto costo de las bebidas alcohólicas, las cuales cuestan hasta cinco veces más que en 2015.

“Nada de amigo secreto porque nadie tiene plata y si pones un mínimo tiene que ser como de Bs. 6.000, porque con menos de eso no haces nada” dijo Antonieta Saburido. “La cena navideña hasta ahora no la hemos tenido y a estas alturas dudo que la tengamos”, agregó la diseñadora de 21 años, quien trabaja en una empresa donde el año pasado les preguntaron si preferían un bono o la cena navideña y todo el mundo prefirió el dinero.

La opinión común entre todos los encuestados es que la Navidad de este año es muy diferente a la del año pasado y que, de acuerdo con sus propias experiencias en los lugares de trabajo y en el seno de sus familias, las tradiciones navideñas de los venezolanos han sufrido diversas variaciones o perdiendo el brillo de épocas pasadas; incluso algunas han llegado a desaparecer por completo.

FUENTE: EFECTO COCUYO  

FECHA: 22 DE DICIEMBRE DE 2016

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