A nuestra amada patria Venezuela:
Con este documento, queremos informarle a nuestro país cómo comienza una opción que proponemos en el contexto actual: tanto a la ciudadanía como a los distintos liderazgos, incluyendo a aquellas fuerzas democráticas que hoy no comulgan con esta decisión, así como a aquellas que aún están evaluando el futuro de sus acciones y las consecuencias.
Desde el profundo respeto y afecto que sentimos por cada una de las personas que ha hecho suya la lucha por la Libertad y la Democracia de nuestra Venezuela, entendemos que hay quienes tienen una posición distinta a esta frente al escenario actual.
Y también sabemos que el camino democrático está lleno de revisiones y enmiendas.
Tenemos la confianza de que, en el avance de los días, muchos actores sociales y políticos podrán hacer una nueva lectura de los escenarios posibles así como lo está haciendo cada venezolano en este momento.
Y también tenemos la convicción de que eso les permitirá a todos entender esta posición en este momento histórico.
Cada ciudadano de nuestro país debe saber que no tendrá de nosotros otra cosa más que respeto por sus posiciones, así como confiamos en que sabrán respetar la nuestra y la de la gente que espera que luchemos por ellos.
Los argumentos y razones van mucho más allá de un falso dilema de votar o no votar: es trazar una ruta política clara, viable y que dependa de nuestras fuerzas que al final son las únicas que tenemos. Se trata de luchar para lograr condiciones que permitan expresarnos libremente a través de ese derecho sagrado que tenemos que es el voto.
Hoy volvemos a estar en circunstancias en las cuales alguien tiene que asumir que el liderazgo político debe hacer lo que el Pueblo necesita que se haga y no lo que dictan algunas matrices de opinión.
Y hacerlo mediante hechos políticos concretos, viables y convincentes.
En atención al momento político que vivimos, tras estudiar concienzudamente los distintos escenarios posibles, el costo político de las acciones y el contexto de desinformación, censura y persecusión en el cual están siendo publicadas estas palabras, creemos importante dejar sin ocasión de tergiversación algunos puntos en específico:
1.Nuestra prioridad es y ha sido siempre la vida de los venezolanos; su salud, su bienestar, su seguridad. Nuestro Pueblo enfrenta en las peores condiciones al Covid-19 y todos sabemos del colapso existente en el sistema de salud que puede llevarnos a una situación aún más crítica en las próximas semanas. No es verdad que acá contamos con recursos económicos para garantizar una logística electoral. La mayoría de los venezolanos no cuenta ni con un tapabocas que cumpla los parámetros de contención del virus. Decimos que hay que hacerle frente al régimen en todos los territorios, sabemos que hay un cronograma sobre el tema electoral que se va desarrollando y no debemos quedar fuera, pero siempre estará primero la vida de la gente. No podría haber un proceso electoral mientras los venezolanos mueren, ni podemos ponerlos en mayor riesgo.
2.Finalmente después de 14 años se acepta extender la invitación a observación internacional a la ONU y a la Unión Europea, siendo ésta última parte fundamental de lo que se conoce como el mundo libre. Cualquier elección debe ser para servirle a nuestra Venezuela, a los intereses supremos de los venezolanos más allá de cumplir también un mandato constitucional. Las elecciones no son para complacer un cálculo político del régimen ni de ningún partido político, ni para buscar una falsa legitimidad. Si la UE decide aceptar la invitación y venir como observadores con su riguroso protocolo de vigilancia de las condiciones electorales, empezaría un nuevo escenario político hacia el rescate de la confianza de los venezolanos en la ruta electoral. Sabemos que el régimen jugará a su conveniencia, pero ahora tendrán que enfrentarse a los ojos de un organismo que no controlan y que no será cómplice de sus tropelías.
3.El régimen puede creer que está en condiciones de fuerza para exigir, pero sabe que no está en condiciones políticas. Sabemos que en Miraflores, ladinos e indolentes como son, buscarán la manera de sacar provecho para sus intereses, pero dejamos claro que la lucha va en lograr condiciones mínimas que permitan a nuestro Pueblo expresarse con libertad. Si eso no sucede, habrá que responder con la manera de entender la política y la democracia que nos define a los venezolanos.
No será la primera vez que nos toque obligar al régimen a tener que entenderse con la gente en la calle, haciéndole frente al hambre y a la miseria en la que han hundido a las familias venezolanas. Sólo que debemos evitar repetir errores que ya hemos cometido.
No tenemos problema alguno en rectificar y en asumir las nuevas dimensiones de la lucha, porque hoy los riesgos de seguir en esta inercia se van a traducir en que nuestra gente se siga muriendo de hambre.
Quedarnos de brazos cruzados sólo será conveniente para quienes hoy usurpan el Poder.
Nos negamos a la pretensión de los usurpadores de Miraflores de construir una oposición a su conveniencia, esa es otra de las razones por las que hemos decidido dar un paso al frente, cuando al parecer nadie más está dispuesto a asumir el riesgo que implica replantearle el tablero al régimen y ponerlos a confrontar lo que creemos puede ser una derrota política para ellos.
Una derrota que no visualizamos en torno a cuántos curules obtenga la oposición, sino una derrota que ponga freno a la intención totalitaria del régimen. Hay que impedir que se cierren todas las puertas, que terminen con las posibilidades de buscar un nuevo escenario político para ese cambio que todos queremos.
Esta es la posición que hemos decidido tomar. Y lo hacemos con pleno entendimiento de sus consecuencias y del peso político de lo que algo así implica. Eso sí: la invitación a cada una de las fuerzas democráticas del país sigue abierta, para abrir caminos de lucha donde hoy no existe ninguno.
Y también somos conscientes del peso político que tendrá esta acción y esta decisión si conseguimos llevar al régimen a un territorio que hasta ahora esperaban atravesar sin conseguir un contrapeso que les dificultara la ejecución de sus planes.
Estamos convencidos de que a la Política hay que abrirle espacios, que el régimen no cuenta con la mayoría del Pueblo venezolano y que eso tiene que manifestarse. No podemos dejarle a la gente, especialmente a los más pobres, una decisión entre Maduro o farsantes vestidos de opositores. En esa convicción de darle una opción de lucha a los venezolanos se fundamenta esta acción.
Lograr las condiciones ideales es nuestro objetivo, pero sabemos que no es una tarea fácil. No lo fue en ninguna oposición histórica. Ni en Chile, ni en España, ni en Argentina, ni en Polonia, ni en Checoslovaquia, ni en Sudáfrica ni en ninguno de los referentes históricos de las transiciones a la democracia. No íbamos a ser la excepción y creerlo sería candidez.
Hoy nos toca luchar por unas condiciones mínimas, porque sabemos que la condición electoral está en toda salida democrática que busquemos. Y para conseguirlo tenemos que ser protagonistas del cambio, no espectadores del hundimiento del país, mientras aguardamos a que «algo» pase.
Así como sabemos muy bien a lo que nos enfrentamos con este paso que estamos dando, también tenemos claro que no seremos solo unos espectadores frente a los abusos, la incapacidad y las tropelías.
Hemos dicho que estamos obligados a abrir caminos que permitan salvar a nuestra Venezuela de esta tragedia.
Y ese proceso tendrá lugar aquí, del lado de la gente y trabajando en la dirección de lo que creemos posible y viable.
Por eso también estamos seguros que en el andar encontraremos a las grandes mayorías que quieren recuperar la Democracia y la Libertad para nuestra Venezuela.
Construyamos junto al Pueblo una ruta política, estratégica y táctica clara que permita conseguir las metas que nos hemos propuesto. Y vamos a comunicarla como corresponda, de acuerdo con las etapas que esperamos ir concretando en el avance de esta construcción de la opción que les proponemos.
¡Qué Dios bendiga hoy y siempre a nuestra Venezuela!