Para resolver los conflictos, en muchas ocasiones, hay que sacrificar ambiciones, aspiraciones y miedos propios. Los venezolanos nos lo están pidiendo. Todos los días los escucho en nuestros recorridos por nuestras comunidades, y veo cómo nuestra gente sabe evaluar correctamente los éxitos y los fracasos que ha tenido el país.

Conozco muy bien las capacidades de nuestro pueblo y precisamente por ello les digo que estoy lleno de esperanza. También por eso me permito, una vez más, invitarlos a reflexionar y a actuar con esa sabiduría que tiene nuestro pueblo, para juntos, en unidad, tomar decisiones frente a lo que impera en quienes, absurdamente, intentan mantenerse en el poder “como sea”.

Nuestro fin mayor, lo que nos ha animado en este camino, es transformar a Venezuela en un país de justicia social, libertad, igualdad y solidaridad. Esos son los valores conductores que todos queremos, porque ya no somos dos mitades, somos una inmensa mayoría que clama diálogo, comprensión y conciliación, en lugar de la violencia de todo tipo que recibimos de quienes se creen el Estado.

Ese fin mayor es un compromiso que tenemos con nuestras futuras generaciones, hay que actuar para evitar que el país caiga en el abismo. El gobierno de Maduro está jugando con ese tiempo y los venezolanos no podemos permitirlo.

El 6 de diciembre le ha dado a la unidad la mayoría, una mayoría que está reflejada en la Asamblea Nacional y que ha visto cómo después de dos meses el Gobierno Nacional, lejos de darnos respuestas, y de asumir lo que los venezolanos expresaron con su voto, no quiere cambiar nada. Quieren que pase el tiempo para tratar ellos de salvarse y mantenerse en el poder, mientras el país se hunde. Pero ha llegado el tiempo y la mayoría de los venezolanos exige que pacíficamente nos activemos para salir de esta crisis.

Es necesario un cambio político, ha llegado la hora y el tiempo constitucional. Desde hace semanas hemos elevado la propuesta de activar los mecanismos constitucionales. La Enmienda y el Referéndum revocatorio no son excluyentes y tenemos que activarlos de manera paralela. Pero tenemos que ser muy claros, nosotros siempre hablamos con la verdad por delante. Nuestro pueblo no aguanta una frustración más y por eso estamos llevando el debate a las comunidades. Tenemos que tomar decisiones sobre la base de cuál es el camino más viable, el que a pesar de los obstáculos pueda concretarse.

Podemos hacer una Enmienda, que cambie el sistema político del país, la duración del período presidencial, que revise el tema de la reelección indefinida y coloque la doble vuelta, pues eso fortalecería nuestro sistema político.

Ahora bien, hay que preguntarse qué hacer cuando el TSJ diga que la Enmienda no puede aplicarse para este período y que sería inconstitucional. Tenemos que estar claros que la Enmienda será obstaculizada por el Tribunal Supremo de Justicia, si es con el fin de recortar el período que ejerce Nicolás Maduro. Eso está cantado.

El TSJ está subordinado a los intereses de un partido político y no de los venezolanos y así quedó demostrado esta semana, cuando, una vez más, se burló de nuestro pueblo, al desconocer a la Asamblea Nacional y tomar una decisión «psuvista»: declarar que el Decreto de Emergencia Económica, que el 22 de enero la Asamblea Nacional negó por mayoría, está vigente y que su legitimidad se mantiene irrevocablemente.

Quieren el decreto de emergencia económica para no pasar por controles y seguir con su derroche mientras el país se hunde. Porque no hay dólares para medicinas y alimentos pero sí para traer artistas internacionales. ¡Ya basta! Ha habido un proceso electoral, las cosas se han hecho como se tienen que hacer, se ha organizado una fuerza que quiere que el país cambie y esa fuerza tiene que seguir avanzando con la Constitución.

Por eso hay que evitar que se tranque el juego y hacer viable lo que quiere la mayoría de los venezolanos. Por eso he insistido en el  Referéndum Revocatorio, pues no tienen argumentos posibles en su contra; al activarse, el Gobierno se tendrá que someter a la consulta.

Es urgente que la Asamblea Nacional, que sí está comprometida con los intereses de nuestro pueblo, legisle para dictar las normas que rigen la realización de los Referéndums. Hay una mora y la ley evitaría que el gobierno pretenda dilatar el Referéndum, obstaculizar el proceso de recolección de firmas, que está establecido en la Constitución, y los procesos de consulta que se quieran hacer.

Tenemos que avanzar en las reformas, hay que reinstitucionalizar el país y eso pasa también por contar con un CNE que no esté controlado por el PSUV. La Asamblea Nacional tiene que elegir a los rectores del CNE y precisamente a dos de ellos se les vence el período en marzo.

Hay que tomar las decisiones en el momento que corresponde y ha llegado ese momento. La crisis va a un ritmo acelerado y este gobierno no hace nada. Han tenido todas las oportunidades y no han querido cambiar la situación económica. Estamos hablando de que el 2016 podría culminar con una inflación de 700%, tenemos más de 70% de escasez de medicinas y en algunos casos hasta de 90%. Ante esa situación tenemos que dar una respuesta y esa respuesta tenemos que darla unidos y con la Constitución.

Ese es el debate que se está dando, pero ahora hay que tomar decisiones, porque el gobierno está jugando con los tiempos y nosotros no podemos dejar que jueguen con los tiempos de los venezolanos ni del país. Tenemos que evitar el colapso definitivo de nuestra Venezuela. Hay que salir a recoger las firmas para revocarle el mandato a quien profundiza la crisis.

Ya es tiempo de que, junto al pueblo, tomemos las decisiones que el gobierno no tomó, llegó la hora de parar la destrucción. ¡En unidad cambiaremos a Venezuela! ¡Que Dios  bendiga a nuestra Venezuela!

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