Hacer de la ciudad un lugar más accesible para las personas con alguna discapacidad es una deuda que se tiene desde 2009 con esa población que suma el 6.3% de los habitantes del Área Metropolitana de Caracas (165 mil personas, según el censo de 2011).
La Ley para Personas con Discapacidad, promulgada en 2007, establece que las instituciones públicas y privadas tenían hasta 2009 para adecuar la infraestructura a fin de garantizar la movilidad e inclusión de este grupo. Sin embargo, actualmente, se está discutiendo en la Asamblea Nacional una nueva ley para personas con discapacidad sin que la vigente se haya cumplido.
Es una población que ha venido creciendo pues, según el Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad (Conapdis), el número de personas con capacidades reducidas ha aumentado 40% por los siniestros en motos.
Yunitza Dávila, directora de Planificaciones Urbanas del Instituto Metropolitano de Urbanismo, incluye a los adultos mayores, a las embarazadas y a las mujeres con niños en coche en este grupo de movilidad reducida, con lo que se eleva a 15% (500 mil personas) la población del Área Metropolitana que sufre en una Caracas intransitable y poco inclusiva.
Según Nathalie Naranjo, especialista en transporte del Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la UCV, solo 10% de los autobuses tienen plataformas bajas y el primer escalón de la mayoría de la flota de la ciudad supera los 35 centímetros.
«Hay que diseñar la ciudad pensando en las capacidades extremas por eso los semáforos deberían tener un sonido, pues cómo hace el invidente para saber cuándo le toca pasar», dice Francisco González, quien tiene discapacidad visual. Recuerda que el ordenamiento legal contempla que las bibliotecas tengan material en Braille y audiolibros, lo que pocas veces se cumple.
José Acosta, quien se traslada en silla de ruedas, piensa que la falta de cultura ciudadana y la actitud de las personas «son la principal barrera con la que nos encontramos a diario». Lamenta que las rampas de la avenida Francisco de Miranda sirvan para que los motorizados circulen por las aceras.
Para Luis Torres, del Observatorio Venezolano de Personas con Discapacidad, el problema radica en la visión asistencialista que tienen las autoridades. «No basta con regalar una silla de ruedas o una prótesis. Es necesario una visión integral del tema, que va más allá de las adaptaciones arquitectónicas que necesita la ciudad. Urge una agenda de políticas públicas y municipales de empleo, emprendimiento, acceso a la salud, al deporte, a la cultura».
El que el transporte superficial no pueda movilizar a personas en sillas de ruedas, muletas, andaderas o camillas retrata a una Caracas poco inclusiva y humana pero también la ausencia falta de intérpretes o personas que usen lenguaje de señas.
María Herrera ha sufrido la ausencia de ascensores en las 22 estaciones de la Línea 1 del Metro pues ha estado 30 minutos esperando a que activen las escaleras mecánicas para poder subir a la superficie.
Según la ONG Discapacidad Cero, la lucha por la visibilización del problema debe ser una responsabilidad compartida entre municipios, gobernaciones, gobierno central, empresa privada, ciudadanos, para brindar soluciones integrales, con voluntad política, presupuesto, planificación y supervisión constante. Esto en una sociedad donde dos de cada cuatro heridos por armas quedan en situación de discapacidad y donde cualquiera es vulnerable.
FUENTE: CON INFORMACIÓN EL UNIVERSAL