Vivir de la pensión por vejez es una ventaja de la que no disfrutan los abuelos venezolanos, quienes deben sortear la crisis económica, inflación y constante aumento del dólar que disminuyen el valor de la retribución al punto que apenas alcanza para tres productos de la cesta básica.
A hombres y mujeres que dedicaron su vida a Venezuela y ahora deberían disfrutar de sus años dorados, se les ve pasando trabajo para poder alimentarse o cumplir tratamientos médicos. Bs. 7 millones de pensión lo califican como una burla en un país cuyo gobierno dice apoyar a las personas de la tercera edad, pero que las margina con montos irrisorios por concepto de pensión y bonos a través del carnet de la patria. Ante la situación muchos de ellos salen a trabajar como comerciantes, hacen mandados o cuidan carros, pero hay otros que piden dinero para sobrevivir.
«Con lo de la pensión compro una harina, una azúcar, medio de caraotas y una mantequilla, es bastante reducido, para que voy a decir mentiras», asegura Carmen Parada, una abuela de 72 años que vive con su esposo de 68 y su hijo que tiene discapacidad. Asegura que tiene que rendir la comida y comer menor cantidad.
Eduardo Martínez quien tiene 74 años y vive en la comunidad Simón Rodríguez, en el oeste, atraviesa también una situación terrible, pues no goza de pago de pensión y vive de la caridad.
«A veces él trae comida dañada y así se la come, es muy triste. Algunos vecinos lo ayudamos cuando podemos porque la bolsa de CLAP llega muy poco», comentó una de las vecinas de la comunidad.
Edgar Silva, coordinador de del Comité de Derechos Humanos de Jubilados y Pensionados, aseguró que desde que llegó Nicolás Maduro a la presidencia hubo una regresión en el respeto a los Derechos Humanos de los abuelos y en términos de beneficios por la inflación.
Con información de La Prensa de Lara