Fermín asegura que el gobierno «ha intensificado un verbo violento en la medida en que se ve cada vez más solo».
Salamanca explica que en los sistemas no democráticos se busca la obediencia por medio de la fuerza, el aplastamiento y la coacción. En su opinión, el gobierno emplea esa táctica heredada del presidente Hugo Chávez.
Fermín expresa que es importante saber a quiénes se dirigen los mensajes gubernamentales. «A través de los espacios y las cadenas lanzan líneas discursivas a los cuadros más comprometidos del PSUV para que las bases sepan cómo contestar y defender al gobierno», indica. Añade que el lenguaje siempre tiene consecuencias prácticas y que hay grupos que toman las palabras como una orden y la ejecutan de manera violenta.
«Los apodos y las amenazas son una forma de violencia moral sobre el adversario que sirven para degradarlo y ponerlo contra la pared. Las palabras de Maduro sirven para incentivar a ciertos grupos violentos», advierte Salamanca.
El experto agrega que no se trata exclusivamente de un discurso violento, sino que el gobierno dispone de un dispositivo violento. «El chavismo nació de la violencia, de dos golpes de Estado, y luego ha mantenido la amenaza como último recurso para defender la revolución. Ellos manejan el tema de la violencia en varios planos, el de discurso y el de grupos armados y milicias armadas, y además las usan».
Salamanca considera que lo ocurrido a El Nacional es una forma de agredir y manifestar el desprecio impuesto por Chávez contra el adversario, ya que ponen apodos, señalan y luego atacan. Puso como ejemplo lo sucedido con el diputado Julio Borges, que fue golpeado mientras protestaba en el CNE. «Es una política peligrosa, y Maduro es de esa escuela. Ahora él le agrega elementos propio, como cuando usa la palabra ‘pelucón’, que no está en el diccionario».
FUENTE: EL NACIONAL