El herbicida gramoxone que a inicios de año podía adquirirse por 800 bolívares actualmente se cotiza en Bs 15.000, mientras que el abono que se vendía en Bs 32 mil ya ronda los Bs 200 mil, precios que hacen cada día más cuesta arriba las labores agrícolas en la parroquia El Jarillo, donde trabajadores estiman que la producción ha caído en 70 %.
«Las semillas de cilantro que comprábamos en 400 la papeleta ya están en 40 mil y son un reflejo de la realidad que se vive en el campo: la producción ha decaído en lo que va de año debido a lo difícil que resulta cubrir estos costos que varían con cada semana», se quejó María Vieira, quien lleva más de 30 años laborando en el campo y cada domingo exhibe su mercancía en el mercado a cielo abierto que es instalado en la avenida Francisco de Miranda de Los Teques.
«Lo que se produce no logra recuperar la inversión. Por ejemplo con la lechuga la proporción es que inviertes Bs 4.000 y te ingresan apenas mil bolívares, lo que ha llevado a una disminución de la presencia del rubro en los puntos de venta porque nadie va a trabajar para perder, es un absurdo que no tiene ni pies ni cabeza que terminará afectando a los compradores que pronto comenzarán a lidiar con la escasez de productos verdes», dijo Vieira.
Según la entrevistada, la inflación ha distorsionado los precios de herbicidas, venenos y semillas, haciendo cada día más inaccesible su adquisición. «Este año hemos dejado de vender en al menos seis ocasiones y lamentablemente el conteo seguirá porque la situación lejos de mejorar lo que hace es empeorar con el paso de los meses».
La opinión fue respaldada por Yubirí Díaz, productora y vendedora, quien estima que mensualmente los insumos agrícolas se incrementan en 20 %. «Lo que llega regulado a Agropatria es muy poco y suelen venderlo a las mafias bachaqueras que terminan inyectándole hasta mil por ciento de sobreprecio, haciendo cada vez menos rentable el trabajo en el campo venezolano y del estado Miranda».
FUENTE: EL UNIVERSAL
FECHA: 31 DE OCTUBRE, 2016