Los comerciantes que aplican este diferencial en sus precios explican que los productos en bolívares son más caros para no correr el riesgo de que el dinero se les devalúe y no puedan reponer mercancía ni ganarse un porcentaje
En la página del Banco Central el dólar estaba en Bs. 1,8 millones y en Monitor Dólar (paralelo) en Bs. 1,9 millones, pero el martes 23 de febrero en la mayoría de los negocios formales e informales del oeste de Caracas el dólar lo tenían en Bs. 2 millones. Otros incluso más arriba.
Se trata de una nueva estrategia que han implementado los comercios de fijar una tercera tasa, por encima de la oficial y de la paralela, para no correr el riesgo de que se les devalúen los bolívares que recibieron si el dólar vuelve a aumentar en la tarde o al día siguiente y no puedan reponer la mercancía que vendieron, la cual se las cobran en divisas o al tipo de cambio del momento. Esto hace que, al final, salga más costoso pagar en bolívares que en divisas.
El huevo, por ejemplo, salía más caro en bolívares que en dólares la tarde del 23 de febrero en un establecimiento en Gato Negro. El medio cartón costaba un dólar o dos millones de bolívares. Sin embargo, al dólar en el mercado oficial le faltaban Bs. 170.328 para llegar a esa tasa y al paralelo casi Bs. 70.000.
«Así es como nos preparamos para la actualización del dólar al día siguiente», dijo uno de los trabajadores. La otra vendedora señaló que a ellos también les cobran más caros en bolívares cuando van a comprar la caja de 12 cartones de huevos, pues se los venden en 24 dólares si van a pagar en efectivo o en 26 dólares al cambio si pagan en bolívares. «Te ponen el dólar por encima del que está en la página y cuando vas a ver estás pagando 26 dólares». Por otro lado, indicó que también ponen «el medio cartón a un dólar para conseguir el billete y poder dar cambio a otros clientes».
«Al final sale más costoso pagar en bolívares, pero ya la gente se acostumbró, se mentalizó de que eso es normal», agregó su compañero.
Por su parte, Ana Chacón, ama de casa y habitante de la parroquia Santa Teresa, en Caracas, prefiere pagar en dólares, los cuales siempre está «cazando». «Así me ahorro un dinerito que tendría que gastar de más si pagara en bolívares, siento que pierdo más dinero así, sin contar lo problemático que significa conseguir de nuevo bolívares. En la panadería que queda por mi casa un camaleón tiene un monto en bolívares pero si lo pagas con un billete de un dólar te dan además una acemita grande».
Antes de que creciera el uso de divisas en Venezuela por la prolongación de la hiperinflación, lo cual empezó a suceder a principios de 2019 con los apagones de marzo, los bienes más valiosos eran los bolívares en efectivo. En distintos locales y en puestos de buhoneros se podían adquirir productos de primera necesidad más baratos si se pagaban con papel moneda que con tarjeta de débito. Era una manera de incentivar a la gente a pagar en efectivo y así captar los escasos billetes. Algunos consumidores hacían largas colas por varios días en las agencias bancarias para ir reuniendo el dinero suficiente y comprar alimentos a precios más económicos.
«Un tipo de cambio por encima de lo que está en la página sirve como un mecanismo implícito para captar una u otra moneda», afirma el economista Luis Arturo Bárcenas, miembro de la consultora Ecoanalítica. «Por otro lado, si el comercio sigue teniendo gastos que solo puede hacer en bolívares y no los tiene, como bonificaciones incluso aquellas que estén indexadas al dólar, juegan con el diferencial cambiario, incluso tienen uno propio, precisamente para capturar la moneda local».
Bárcenas explica que el diferencial de precios en divisas y en bolívares es una de las consecuencias de que no se termine de adoptar una única moneda como medio de intercambio. «Al final son estrategias que asumen empresas y comercios para mantenerse operativos pero que, al mismo tiempo, generan costos a las personas de a pie, pues si solo tienen bolívares terminan pagando más caro. Eso seguramente está ocurriendo con una frecuencia mayor en los estratos más bajos, que pueden recibir hasta 20 dólares a la semana».
En un puesto informal en Gato Negro, dos kilos de tomate, dos kilos de papas, uno y medio de cebollas y un kilo de pimentón costaban un dólar o dos millones de bolívares el 23 de febrero. En una carnicería en Plaza Sucre todos los cortes de carne de res tenían un precio de 2,95 dólares, que al tipo de cambio del momento, de 1.932.752 Bs/$, eran 5,7 millones de bolívares. Sin embargo, en un papelito amarillo fosforescente tenían escrito su propia «tasa del día»: «2.100», es decir, 2,1 millones de bolívares. «El kilo de carne está en 6.195.000 bolívares», dijo la vendedora luego de hacer la multiplicación en la calculadora.
«Tengo que picarle 50.000 o 100.000 bolívares a la gente porque si el dólar sube en la tarde el dinero se me devaluó y a mí me cobran en dólares o en bolívares a la tasa del día que tenga que pagar», dijo un vendedor de mandarinas y tomates de la parroquia La Candelaria, que vendía tres kilos de mandarinas por un dólar o por dos millones de bolívares. «Y también porque me cobran el 10% del punto de venta que es alquilado», añadió.
En una bodega en Catia vendían, el 23 de febrero, la botella de 900 ml de aceite comestible en dos dólares o en 4,2 millones de bolívares, que al cambio del día equivalían a 2,17 dólares: unos 17 centavos de más. El medio cartón de huevos lo tenían en un dólar o en 2,5 millones de bolívares, que al cambio del momento eran 1,29 dólares: 29 centavos más costoso.
«Cuando me despachan mercancía me llevan la factura a dólares de la tasa del día y en tres días máximo que tengo que pagar me cobran en bolívares a la nueva tasa. Si subió 100 bolívares, tienes que pagar los 100 bolívares de más. Por eso uno no puede cobrar a la tasa del día, hay que sacarla por arriba, 100.000 o 150.000 bolívares más de lo que dice, por eso a la gente le sale más barato pagar en divisas», explicó el comerciante. «Yo tengo que hacer esto ajuro para poder reponer lo que estoy vendiendo y sobrevivir, ni siquiera estamos hablando de ganancias. Ahorita los márgenes son muy pequeños. De ese 30% máximo de ganancias que habla la Ley de Precios Justos tienes que sacar para pagar el personal, los impuestos que la alcaldía (de Caracas) los subió de nuevo por el aumento del petro, gastos administrativos (secretaria, sistema de las cajas), etc.».
Por otra parte, un vendedor informal de huevos en Gato Negro dejó de ofrecer dos precios y ahora cobra lo mismo a la gente que va a pagar en dólares y en bolívares. El 23 de febrero, el medio cartón lo vendía en 2.200.000 bolívares o un dólar más 400.000 bolívares. «Yo antes cobraba el dólar más caro, cuando la caja estaba en 22 dólares yo vendía así: un dólar en papel o 2.000 por el punto. Pero no lo hago ahora porque la caja la subieron a 25 dólares y trae 24 medios, entonces si lo vendo a un dólar salgo perdiendo. Pero si se hubiese mantenido en 22 dólares hubiese seguido haciéndolo».
Al suroeste de Caracas, en el sector Ciudad Tiuna, vendían el 22 de febrero una bandeja de «salchipapas» (salchichas con papas) en un dólar o en 2.100.000 bolívares si se pagaba en la moneda nacional, a pesar de que ese día el tipo de cambio estaba en 1.872.718 Bs/$, es decir, más de 200.000 bolívares por encima.
Con información de Tal Cual