Todo comenzó hace tres meses con unas chicas que regresaron de trabajar en las minas”, recordó Elina Jiménez, vecina del sector La Laguna, de San Félix, estado Bolívar, desde hace 45 años.
Es la primera vez que ve algo parecido en su comunidad. El paludismo, enfermedad otrora confinada a la selva del municipio Sifontes, al sur del estado Bolívar, ahora está propagado en su barrio, y también en Fronteras de Guaiparo, Campo Rojo, Sabana de Piedra y Guaiparito. “Para acá no ha venido sanidad, somos nosotros mismos los que llevamos los números. Son 350 los enfermos palúdicos”, apuntó Jiménez, mayormente presentes en su sector.
Ella misma ha sufrido la enfermedad tres veces desde el 8 de octubre, cuando cayó la primera vez enferma de malaria, luego de que la picara el mosquito anopheles. “Aquí estamos a orilla de río y está también la laguna”, dijo en referencia al pequeño caudal que da nombre a su comunidad, y que también prolifera zancudos por doquier. Lo que no llega de hace cinco años, y hoy piden a gritos, es fumigación.
Poca respuesta del Estado
El 15 de noviembre de este año, la Alcaldía de Caroní, junto con el Distrito Sanitario Nº 2, dictó un taller en el auditorio municipal para formar lo que denominaron “epidemiólogo no convencional”. Elina Jiménez participó del taller y de la formación que tuvo por objeto masificar la prevención y educación sanitaria para reducir los contagios.
“Yo estuve ahí hablando con Maurera, le pedí la fumigación para La Laguna, y me dijo que no hay insecticida”, dijo Jiménez, refiriéndose al director del Distrito Sanitario Nº 2, Manuel Maurera.
La formación de los “luchadores sociales”, como ella misma se cataloga, “no sirve de nada si no hay fumigación. Yo misma he sufrido tres veces paludismo porque me pican los mosquitos”, dijo. El martes de esta semana fue dada de alta del hospital Uyapar, en Puerto Ordaz, por deshidratación y descompensación a causa de la enfermedad.
Por otra parte, denunció que el Distrito Sanitario tampoco tiene vehículo para fumigar. A principios de mes, al otro lado de Ciudad Guayana, vecinos de Puerto Libre protestaron por un brote de paludismo que cargó con tres personas. Esa fumigación fue realizada por una camioneta de Ferrominera Orinoco, a causa de la falta de unidades del Ministerio de Salud en Caroní.
Desprevenidos
El tratamiento contra el paludismo está disponible en al menos 10 centros de salud de la ciudad, dijo Jiménez. Sin embargo, conseguirlo es un peregrinaje. La primera vez que la vocera se enfermó, tuvo que recorrer hasta el extremo oeste de Puerto Ordaz, en Core 8, para tener el tratamiento “que te dan diario, te lo tienes que tomar ahí mismo en el ambulatorio”, por controles que mantiene el Ministerio de Salud para evitar el contrabando de medicinas.
El ambulatorio más cercano para su zona, el de Manoa, está constantemente colapsado de pacientes palúdicos.
La segunda vez tuvo que asistir al módulo de Pozo Verde, parroquia rural de Ciudad Guayana. Esta última vez, acude nuevamente a Core 8, “porque en Uyapar (donde estuvo hospitalizada) no había medicinas” para el paludismo.
El director del Distrito Sanitario Nº 2 no ofrece cifras de contagiados hasta ahora, mas admitió, en una entrevista realizada el pasado fin de semana, que es la primera vez que hay tantos casos de paludismo en el municipio Caroní, producto del aumento del tránsito entre Sifontes y Caroní.
Según el último boletín epidemiológico emitido por el Ministerio de Salud, hasta el 4 de julio de 2015, en todo el país había un total de 67.732 casos de paludismo en Venezuela. Bolívar concentró el 95 por ciento de ellos en los municipios del sur. De estos, solo 165 eran del municipio Caroní: 124 en Pozo Verde, 12 en Simón Bolívar, 11 en la parroquia 11 de Abril, nueve en Yocoima, siete en Unare y dos en Cachamay.
Para diciembre de 2016, unas cinco comunidades acumulan 350 casos. Muy por encima del total de toda la ciudad en 2015. Vale destacar que La Laguna y zonas aledañas que denunciaron el brote, se encuentran en la parroquia Dalla Costa, circunscripción que el año pasado no reportó contagiados de malaria.
“Los enfermos siguen aumentando y aquí nada que fumigan. Nosotros necesitamos respuestas porque sino trancaremos la avenida, ¡Ya está bueno!”, dijo Jiménez, quien ha incluso llevado peticiones por escrito para la fumigación que nunca llega.
La denuncia de Jiménez da cuenta de la invasión del paludismo en Ciudad Guayana, por el inexistente control epidemiológico que hay en los municipios mineros, donde desde hace años que el paludismo acecha a la sociedad. Mientras, en el primer mundo, el paludismo es una enfermedad extinta.
FUENTE: REPORTE CONFIDENCIAL
07/12/16