Las enfermedades infecciosas que hace décadas fueron erradicadas o controladas reaparecieron debido a la crisis sanitaria. La extrema escasez tanto de antibióticos, con los que se controlan estas patologías, como de vacunas (que hubieran evitado muertes) continúa a pesar de las denuncias reiteradas ante las instituciones del ramo que no han ofrecido ninguna respuesta. Con estas afirmaciones la Sociedad Venezolana de Infectología denunció el estado crítico de salud en el país en un comunicado reciente.
De 6.000 casos reportados de malaria en 1961, en 2016 se tiene un registro de 240.717 en total, con un resultado indeterminado de muertes. La difteria, erradicada hace 24 años, ha cobrado la vida de al menos 22 menores de edad. En lo tocante al VIH-sida, en el mercado existe un solo esquema para empezar el tratamiento, a lo que se aúna la carencia de reactivos para las pruebas de control de la infección.
Por precariedad alimentaria, falta de vacunas y de agua potable, en 2016 se contaron 1.354.925 casos de diarrea infantil con varias defunciones. Ha aumentado el número de pacientes por infecciones como dengue y chikungunya; por zika se constatan complicaciones en 854 casos debido al síndrome de Guillaín-Barré para cuyo tratamiento no se consiguen medicinas. Se reportan brotes de escabiosis o “sarna”, fiebre hemorrágica viral (con 12 muertes) y fiebre amarilla. Infecciones por virus del herpes y la posible llegada de la enfermedad del Nilo Occidental, fuerte virus que aún no cuenta con el debido alerta, completan el cuadro.
Fuente: El Nacional
Fecha: 20 de junio de 2017