Alquilar un anexo o apartamento se convirtió en una opción del pasado por las pocas ofertas del mercado y los altos costos. El panorama se está repitiendo ahora cuando se trata de arrendar una habitación, al punto de que muchos propietarios ofrecen la llamada habitación compartida.
«Aunque costosa, es la forma más factible que han encontrado jóvenes universitarios, profesionales o personas del interior para tener un techo», dice Alejandra González, estudiante de ingeniería, quien paga Bs 30 mil por una habitación en Parque Central, que comparte con otra estudiante. El cuarto privado le costaría Bs 70 mil.
En marzo de 2015 el alquiler promedio de una habitación en Candelaria era de Bs 5 mil, 7 mil en Chacao, 4 mil en El Paraíso y 4.300 en Palo Verde. Hoy la mayoría de los montos en el este de la ciudad duplican el salario mínimo mensual. En zonas como Chacao, El Cafetal, Los Dos Caminos, La California, Los Ruices los precios oscilan entre Bs 60 mil y 85 mil Bs. Pero hay alquileres de habitaciones en urbanizaciones como Los Palos Grandes que alcanzan los Bs 100 mil.
En La Pastora, San Agustín, Quinta Crespo o Candelaria se consiguen opciones en Bs 35 mil. Algunos propietarios piden el pago de un mes por adelantado y otros entre dos o tres meses.
Desde agosto de 2016, Elvira Luna comenzó un peregrinaje que aún no termina en búsqueda de habitación. La señora con la que vive le pidió que desocupara pues desea vivir sola.
Su búsqueda le ha deparado sorpresas. «Fui a ver una habitación en San José, pero al llegar era una vecindad con baño externo compartido y sin derecho a cocinar y lavar. En la esquina de Crucecita cobran 35 mil por un cuarto y me dijeron que temporalmente debía compartirlo con un niño quien duerme en una litera. En la esquina de Avilanes piden Bs 50 mil por un anexo, pero el dueño me avisó que el canon de arrendamiento está sujeto a cambio cada tres meses por la inflación y hasta pidió ver mi estado de cuenta», dijo Luna.
La partida de su hijo a Canadá llevó a María Pedrosa a incursionar en el mercado de alquiler de habitaciones hace un año. «Con el dinero de la pensión no sobrevivo y por mi edad y mi salud ya no puedo trabajar. Aunque con mucho temor me atreví a alquilar, pero solo recibo a jóvenes estudiantes de sexo femenino, referidas por algún conocido».
Roberto Orta, de la Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos, explica que el alquiler de habitaciones se maneja en un mercado informal pues los propietarios lo asumen directamente sin valerse de las inmobiliarias. «Hay menos temor de arrendar una pieza pues el inquilino comparte el inmueble con el dueño. Hay una mancomunidad de gastos pues en algunos casos se incluye el servicio de cable o WiFi. Y es una alternativa para personas mayores a las que les sobran uno o dos cuartos o para padres cuyos hijos se han ido del país».
Orta recuerda que la Ley de Arrendamiento no proporciona seguridad jurídica a los propietarios. Desde 2012 no se actualiza el valor por metro cuadrado a pesar de la inflación. «El actual ordenamiento es desequilibrado, con muchas multas y regulaciones fuertes». A su juicio es necesario reformarlo pues en época de crisis alquilar es una buena opción.
Fuente. El Universal
Fecha: 26 de febrero de 2017