Desde hace rato los anuncios con la palabra “oferta” no representan nada para los venezolanos, esto motivado a que el país vive en hiperinflación desde finales de 2017. El aumento de precio en los productos es indetenible y quien acude a un establecimiento a comprar algo sabe que si va al día siguiente puede que no cueste igual. Sin embargo, este mes aumentan los descuentos en los zapatos que van de 15 %, 20 % a 30 %. En seis años ha disminuido la producción de calzado, pero también el consumo, el último indicador ya roza la máxima caída en estos casos.
Hasta 2013 un venezolano compraba tres pares de zapato al año, mientras que en 2019 la cifra se ubica en 0,50 pares, menos de un par. Una persona requiere de dos años de trabajo para poder adquirir un par de zapatos. El presidente de la Cámara Venezolana del Calzado y Componentes (Cavecal), Luigi Pisella, explica que esto no puede caer más. En septiembre hubo un aumento en las ventas que elevó la cifra de 0,50 pares per cápita a 0,70, aproximadamente. En países en desarrollo el promedio es de 2,20 pares al año por persona.
El salario mínimo quedó en unos 7 dólares al mes calculados a la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV), tras el último aumento que decretó Nicolás Maduro el 1° octubre. En promedio un par de zapatos no baja de 15 dólares. Los que se consiguen en 6 dólares o menos son de materiales poco resistentes o en su mayoría sandalias.
En seis años la producción nacional de calzado cayó 60,86 %. Según Cavecal en 2013 se fabricaron 23 millones de unidades, mientras que en 2019 estiman que la cifra se ubique en 9 millones de pares.
Las fábricas de calzado operan a 10 % de su capacidad instalada. Según el propio Banco Central de Venezuela el sector manufacturero cayó 56,3 % entre el primer trimestre de 2018 y el primer trimestre de 2019. En total la manufactura suma 23 trimestres seguidos de contracción. El comercio cayó 39,2 % en el primer trimestre de 2019 en comparación con el mismo periodo del año anterior y acumula 21 trimestres de caída sostenida.
Las políticas adoptadas por la administración de Nicolás Maduro incentivan la importación, pero no la producción local, así lo ven los productores, luego de que los aranceles para importar este rubro fueran exonerados hasta el 31 de diciembre de 2019, una medida que se mantiene desde mediados de 2018. Pisella explica que entiende la necesidad del gobierno de que los anaqueles no se vieran vacíos. “Consideramos que la importación es sana porque viene a diversificar la producción, variedad de moda, eso es sano, lo que no es sano es que se incentive la importación nacional exonerando aranceles, ya nosotros de por sí no somos competitivos”, dice a Crónica.Uno.
Al cierre de 2018, el 80 % de los zapatos era nacionales y 20 % importados. A mitad de 2019 el mercado se repartía en 50 % nacionales y 50 % importados. En septiembre de este año las cifras empiezan a mostrar lo que temían los empresarios venezolanos: 40 % es producción local y 60 % importada. A juicio de Pisella el último trimestre que falta es clave.
El año pasado en el país hubo un consumo de 15 millones de pares de zapatos, de ese total 80 % fueron hechos en Venezuela y apenas 20 % importados. Algo que los fabricantes locales advierten no se repetirá este año. Actualmente los países de donde más se importa calzado son China y Panamá, este último centro de distribución mundial.
Una tienda ubicada en la avenida Urdaneta lleva el registro de ventas que en un año disminuyeron 86,6 %. En promedio vendían 30 pares de zapatos al día y ahora solo cuatro pares. Desde hace un mes aplican otra estrategia para atraer a los clientes. Todo el calzado que exhiben lleva un papel resaltado con la palabra “oferta”. El par de zapatos más económico en ese local tenía un valor de 299.000 bolívares el 23 de octubre, unos 16 dólares a la tasa oficial.
Los impuestos para los productores nacionales han aumentado unas 20 veces en lo que va de año. A juicio del presidente de Cavecal las autoridades pretenden financiar su déficit fiscal a costa de las empresas. Además, consideran que al no cobrar aranceles en las importaciones se financian las economías de afuera “es una competencia desleal”, dice. Los impuestos en los municipios varían, así que para los privados es difícil calcular la cifra en que se han incrementado.
La industria asegura que los mayores problemas que enfrentan son la falta de poder adquisitivo, la inestabilidad política y económica, la falta de financiamiento y la deficiencia en los servicios. De las exportaciones de calzado casi no hay registro, esta es una vía que el sector aspira retomar. A principio de año tenían conversaciones con las islas del Caribe para poner allí sus productos, sin embargo, la ruptura entre Venezuela y estos países congeló los negocios.
Este año el sector estima que la producción nacional se contraiga entre 30 % y 40 %. El consumo se recuperó en la época escolar (0,60 per cápita). Sin embargo, desde el año el anterior el indicador se mantiene en 0,50 pares de zapatos por persona, lo que significa que la mayoría de los venezolanos no pueden costear un par de zapatos. Las huellas de esto quedan plasmadas en las protestas que se viven a diario en las calles del país. Enfermeras, médicos y educadores exhiben los zapatos rotos como símbolo de un salario que los dejó en el suelo.
Con información de Crónica Uno