Nicolás Maduro ha asegurado que su gobierno protege el poder de compra de los venezolanos y para demostrarlo reitera, una y otra vez, que en lo que va de año ha incrementado el salario mínimo en cuatro oportunidades. Dijo que a partir del 1° de noviembre el salario mínimo pasaría de 22.576,50 a 27.091 bolívares, lo que equivale a un aumento diario de 150,48 bolívares, pero trabajadores afirmaron que ese monto adicional es irrisorio.
Herminia Herrera, educadora, contó que el alza del salario diario no le alcanza ni para pagar el pasaje de ida y vuelta en una camioneta: “La tarifa subió el 1° de noviembre a 80 bolívares, lo que significa que tengo que pagar 160 bolívares por el trayecto ida por vuelta y el incremento de Maduro no me alcanza ni para eso”. Su hermana Yelimar Herrera, psicopedagoga, agregó que los 150 bolívares adicionales le servirán para comprar 2 caramelos.
Pablo González, asistente administrativo, aseveró que con el alza diaria no paga ni un café pequeño, que cuesta 300 bolívares en la cafetería más cercana a su oficina en El Rosal. Al sacar la cuenta observa que necesita reunir 2 días de aumento para tomarse un negrito.
Cálculos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros muestran que el costo promedio de un almuerzo para un trabajador es de 2.380,00 bolívares; es decir, que requiere 15,8 aumentos diarios para pagar el almuerzo de un día.
Para adquirir un pan campesino, que cuesta 450 bolívares, se necesitan 3 aumentos diarios, mientras que comprar una arepa con queso blanco, cuyo precio está en 1.500 bolívares, se debe disponer de 9,9.
Caída vertiginosa. Henkel García, director de Econométrica, señaló que el sector más afectado son los jubilados y pensionados. “El poder de compra de las pensiones está entre 60% y 65%. Es difícil encontrar un grupo más perjudicado que el de los viejitos”, escribió en Twitter.
“El gobierno por un lado le niega el beneficio de bono de alimentación a los pensionados, pero por el otro le aumenta a los trabajadores activos más por bonos que por el salario base”, indicó.
El incremento salarial “en medio de una producción restringida por insumos y también con restricción financiera pone en dificultades a las empresas y al empleo”. Añadió que es imposible mejorar el poder de compra del salario con una producción-productividad desplomándose.
El economista Luis Oliveros refirió que la población más vulnerable es la que gana salario mínimo, la que a final de año verá que su posibilidad de compra descendió 50%, debido a que si bien el alza del salario, sin incluir el bono de alimentación, subió 180% con relación a noviembre de 2015, la inflación cerrará este año en 500%.
Aseguró que el nuevo salario representa un repunte de los ingresos en términos nominales, no significa una mejora en el poder adquisitivo real hasta que se resuelvan los problemas de abastecimiento y producción local, que estabilicen la oferta de bienes en el mercado y permitan desacelerar la inflación.
LA CIFRA
50% caerá, al cierre de este año, el poder de compra de un trabajador que devenga salario mínimo, según cálculos del economista Luis Oliveros
FUENTE: EL NACIONAL
FECHA: 03 DE NOVIEMBRE, 2016