Las estaciones de servicio se han convertido en una amenaza epidemiológica. Aunque desde el Gobierno nacional no se ha confirmado el primer caso de contacto comunitario por interacción en una bomba de gasolina, la vulnerabilidad de las normas sanitarias en estos lugares tiene preocupado al gremio médico.
En cada una de las estaciones en donde se surte gasolina es normal ver a personas conversando entre sí sin el uso del tapaboca. Entre ellos existe contacto directo pues hay personas que hasta se comparten el agua que tienen o la comida que llevan. Actos de solidaridad que se traducen en acciones irresponsables.
«Es preocupante ver cómo todas las recomendaciones que da la Organización Mundial para la Salud (OMS) son vulneradas en una cola de gasolina. Es impresionante ver cómo las personas desarrollan un nivel de inconsciencia y se expone de forma ridícula al virus. No entendemos cómo el Gobierno, de una radicalización de la cuarentena pasa a una flexibilización que roza en el bochinche», decía indignado el doctor César Ribas, excordinador del grupo médico Lara Entera por la Salud.
El especialista señala que, en estas colas, las personas se bajan con mesas de dominó, cartones para sentarse en la acera o banquetas para conversar con otros conductores. El resultado es un evidente caldo de cultivo para el desarrollo de la COVID-19.
«En las últimas semanas han aparecido muchos casos comunitarios. Esto debe ser un llamado de atención para las personas porque puede que haya más de un caso asintomático que termine generando cientos de contagios. Hay que vigilar las estaciones», decía.
María Teresa Pérez, médico epidemiólogo y exdirectora de salud en el estado Lara, también ha criticado la postura flexible adoptada por el Gobierno nacional pues señala que en estos momentos no se puede levantar la cuarentena. «Flexibilizamos en medio de un brote significativo. Esto es ilógico», concluye la especialista al ser consultada.
Con información de La Prensa de Lara