Se acerca el inicio del nuevo período académico y el movimiento estudiantil promete regresar a las calles. Esta vez de manera distinta a la de años anteriores. Aseguran que la universidad está en crisis y hay más persecución política, y por eso debieron cambiar de estrategia. No obstante, el objetivo sigue siendo el mismo: promover un cambio en el país que lleve a un gobierno democrático, que se respeten las libertades y garantías de los derechos elementales y funcionen los servicios públicos.
Para el último trimestre de este año emprenderán una nueva etapa de lucha centrada en reanimar sus casas de estudios –afectadas por la crisis económica y la deserción de alumnos y profesores– y mantener la voz de denuncia frente al gobierno que amenaza con desaparecerlas, dijeron dirigentes estudiantiles de la Universidad Central de Venezuela, Universidad Católica Andrés Bello, Universidad Simón Bolívar y la Universidad Metropolitana.
“A pocos días del inicio regular de clases, los estudiantes tendremos actividades preponderantes para reactivar nuestras universidades que han sido golpeadas por la crisis y unas políticas económicas de asfixia, que busca eliminar por completo la universidad venezolana”, expresó Alfredo García, presidente adjunto de la Federación de Centros Universitarios de la UCV.
Gabriel Valdez, representante estudiantil ante el Consejo Directivo de la USB, afirmó que las políticas económicas puestas en marcha por el presidente Nicolás Maduro afianzan la desaparición de los espacios de estudios. No garantizan la estabilidad de los profesores, tampoco la calidad de vida de la población estudiantil y mucho menos a quienes reciben una beca de cuatro bolívares soberanos por mes, lo que equivale a cuatro pasajes en transporte público.
“El modelo que implementa el gobierno está apuntando a que los jóvenes no podamos ni siquiera entrar a una universidad para poder cambiar nuestro futuro y llenarnos de capacidades y aportarle algo a este país. Pretenden que los jóvenes perdamos las esperanzas y abandonemos nuestras universidades”, expresó.
La asfixia económica contra las casas de estudios no es la única manera con la que el gobierno atenta contra la población intelectual del país, también creen que la persecución del Estado es otra arma que intenta callarlos.
Los estudiantes aseveraron que luego de haberse mantenido en las calles en 2014 y 2017 durante las manifestaciones antigubernamentales, la amenaza y el acoso del Ejecutivo contra la dirigencia joven ha sido mucho mayor. Y eso ha tenido como resultado una alta cifra de estudiantes presos, heridos o exiliados.
“Hay una persecución y una amenaza constante contra esta generación. Tratan de que nosotros claudiquemos y buscan callar toda voz que se atreva a decir que tiene la voluntad de tomar el poder para hacer una nación distinta. Han acabado con la generación anterior a la nuestra y al gobierno no le queda otra cosa que atacar a los diputados, a los estudiantes y a los jóvenes que ejercen un liderazgo en la sociedad”, aseguró Valdez, estudiante de Ingeniería en Producción de la USB.
Roberto Rodríguez, consejero de Desarrollo Estudiantil de la UCAB, añadió que la detención del diputado Juan Requesens, presidente de la FCU-UCV en el periodo 2011-2015, es un intento del gobierno de callar a la juventud mediante el miedo “porque a los jóvenes les ha tocado afrontar todas las injusticias”.
“Si fuera por el Ejecutivo, nos tuvieran a todos en sus mazmorras o en el exilio. No quieren tener voces que todos los días denuncien lo que hacen mal. Pero aquí seguimos con la determinación de quedarnos en este país sin otra alternativa que luchar por vivir algo diferente a esta dictadura”, dijo García, estudiante de Archivología y Ciencias Políticas de la UCV.
Cambios de señas
Si bien se han mantenido bajo perfil este año, afirmaron que no han dejado de trabajar por Venezuela. Los voceros universitarios coincidieron en que su lucha no ha cesado, sino que se han replanteado y organizado. Por ello, la estrategia de movilización ya no son las marchas y las protestas, sino que ahora tienen un sentido más social. En la medida que pueden acompañan a las personas afectadas por la crisis, ofrecerles soluciones y exigir sus derechos.
“No haremos lo mismo que hicimos en 2017. No vamos a cometer los mismos errores. El año pasado salimos a las calles con toda la esperanza y la convicción de generar un cambio en el país y de detener esta crisis que vivimos. Sin embargo, no funcionó. Hubo muchos errores que se cometieron. Como dirigencia estudiantil hemos tratado no solo de reactivar la protesta, sino de generar propuestas hacia donde queremos avanzar”, argumentó Valdez.
García informó que en las últimas semanas se han dedicado a acciones sociales y a la protesta planificada en varios organismos públicos para que atiendan la crisis que afecta a los ciudadanos como el transporte público, las fallas en el servicio eléctrico, la falta de suministro de agua potable en los hogares.
Concordó con otros universitarios en que tomaron estas medidas debido a la falta de respuesta de la dirigencia opositora a los llamados y exhortos que hicieron en muchas ocasiones para unificar fuerzas y acompañar a la gente que está sola ynecesita de un liderazgo ante la crisis política y social.
“Nuestra decisión de mantenernos bajo perfil, mediáticamente, se debe a que no queremos caer en la politiquería falsa que existe actualmente”, aseveró Samantha Gassmann, presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Unimet.
Con información de El Nacional