Las personas han aprendido a vivir con el dolor. La galopante inflación que hay en estos momentos en Venezuela tiene contra las cuerdas a las personas que ven cómo un analgésico puede llegar a costar hasta 2 millones de bolívares.

De acuerdo a lo expresado por regentes de farmacias estos medicamentos, junto a los antibióticos, son los que más han subido de precio en las últimas tres semanas. «El ketoprofeno, uno de los medicamentos de mayor demanda, pasó de 800 a un millón 500 y de allí saltó al millón 700. Lo mismo pasa con el Notolac que anda por el orden de los 2 millones de bolívares», decía Julio Castillo, regente de una farmacia en las inmediaciones del Hospital Central.

Aparentemente el problema que hay con la distribución de fármacos y la casi nula producción de medicinas en el país inciden de manera directa en el costo de estos medicamentos. «Semanalmente el costo de las pastillas aumenta. La gente viene, pregunta y se va», señala Castillo.

Omar Álvarez, presidente del Colegio Farmacéutico en el estado Lara, reconoce esta situación y ve con preocupación cómo, en la cadena de distribución hay aumento de precios que dejan a la población sin capacidad de respuesta.

«Esto es algo que se debe estudiar porque a ciencia cierta no sabemos cuál es la razón para justificar el aumento de precios de manera desmedida. Las personas se están quedando sin opciones a la hora de buscar sus tratamientos y eso es algo muy grave», dice.

Para el especialista los precios que se manejan hoy en día en las farmacias hacen que muchas personas busquen medicamentos colombianos que no tienen ningún permiso sanitario, algo que considera contraproducente.

«En Venezuela desde hace bastante tiempo se está violando la ley farmacológica y eso es algo que debe ser vigilado por las autoridades sanitarias», apunta.

Otra de las alternativas que tienen las personas es la de salir a las calles y buscar remedios naturales, pero los médicos advierten que, bajar el dolor con guarapos de hoja de mango o chimó puede generar intoxicaciones. «Eso es algo que no se recomienda», dice la doctora Luzmila Leal, médico internista.

Con información de La Prensa de Lara

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