Los ciudadanos deben buscar en varios supermercados de la cuidad para conseguir parte de los productos de su lista. Anaqueles vacíos, pasillos solitarios y precios altos los reciben.

“Necesitamos de mi sueldo y el de mi esposo para comprar esta bolsa, que tiene espagueti, arroz, y hortalizas”, comentó la docente universitaria Luisa Gómez mientras salía de un supermercado en la avenida Bolívar Norte de Valencia.

En la gran Valencia, los espacios en los mercados han sido llenados con paquetes de galletas o cereal, productos de limpieza, condimentos, botellas de agua o refresco.

“En 12 productos gasté un millón 800 mil bolívares y no llevo arroz ni pasta”, relató Martha Hernández, quien invierte su pensión y jubilación para comprar carne y legumbres.. Se quejó porque los productos importados no tienen marcado el precio en el empaque.

A pesar los aumentos salariales, el ultimo realizado el 1º de marzo por el presidente Nicolás Maduro, el ingreso no alcanza. Los precios de los alimentos cada día son más elevados y el ingreso mensual no permite cubrir una fracción de la canasta básica, coincidieron varios entrevistados.

El monto de las facturas cambia pero lo que se mantiene constante es el ascenso de los precios, aseguró Luis Carrillo, obrero de Empresas Polar, quien adquirió un kilo de sal a 49 mil bolívares.

La mantequilla llena los anaqueles con una etiqueta de 300 mil bolívares. Para adquirir un paquete de galletas, mermelada y un plátano se debe hacer una erogación de 246 mil bolívares. Una lata de sardina marca 69 mil bolívares.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) la inflación en Venezuela, durante el primer trimestre del año, se situaría por encima del 2.400%. Los consumidores sostienen que para adquirir más de tres productos necesitan contar con un mínimo de 500 mil bolívares.

El efectivo se volvió una utopía

La casi nula circulación de billetes obligó a implementar formas y medios de pago que no ameriten el uso del efectivo. “30 mil bolívares es lo que da el Banco de Venezuela y hay que llegar en la madrugada para hacer la cola” aseveró Jacinto Soteldo. Tras una larga espera decidió retirarse de la entidad, en la avenida Bolívar de Valencia, por la necesidad de adquirir alimentos en un supermercado de la zona.

Quienes consiguen efectivo evitan usarlo en pagos que pueden ser cancelados a través de tarjeta de debito, crédito o transferencias. Para quien usa trasporte público la situación se complica, ya que pueden gastar desde 5 mil bolívares hasta 11 mil bolívares al día para trasladarse entre municipios próximos.

Juan Carlos y Rodua Moreno tienen poco acceso al efectivo. Ellos no pueden realizar colas en los bancos por sus horarios de trabajo. Se han visto obligados a buscar medidas alternas como el avance o pago de comisiones por cierta cantidad de dinero en efectivo.

En Venezuela, buena parte de la población compra la comida a revendedores, paga para solucionar el deterioro de algún servicio y, para complementar el dramático panorama, se enfrenta al negocio que supone la adquisición de efectivo.

Publicado por El Carabobeño
19/03/2018

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