A mediados de septiembre llegó un lactante con la hemoglobina en 3 gr., edemas (hinchazón ocasionada por el bajo consumo proteico-calórico) y parásitos a la consulta de la doctora Ingrid Soto.
La jefa del servicio de Nutrición, Crecimiento y Desarrollo del hospital J. M. de los Ríos quedó marcada por el caso. El niño, como la gran mayoría de los que acuden al chequeo médico, estaba desnutrido.
Soto afirma que, en lo que va de año, ha recibido más pacientes con anemia y formas edematosas debido a la precaria alimentación que reciben los pequeños. Las pobres condiciones sanitarias del agua y del saneamiento de la ciudad han incidido en el aumento de niños y adolescentes que llegan con parásitos.
“Lo que más nos ha llamado la atención son los niveles de anemia con los que llegan los pacientes“, indicó la pediatra. “Antes nos llegaban niños desnutridos con la hemoglobina en 10 gr. o 9 gr. (cuando lo normal es un mínimo de 11,5 gr.) pero ahora llegan con valores mucho más bajos”, alertó la pediatra.
La falta de ingesta de carnes rojas, la principal fuente de hierro, se ha traducido en el registro de estos valores en los niños. Soto detalló que la leche de fórmula, fortificada con hierro, se ha vuelto inalcanzable para las madres y subrayó que la leche distribuida a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) carece de los valores nutricionales necesarios.
Este lunes, 5 de noviembre, llegó al servicio un lactante desnutrido con la hemoglobina en 2 gr. E pequeño requería ser hospitalizado y recibir transfusiones de sangre. Pese a que su nivel de glóbulos rojos es muy bajo, Soto no descarta que en el caso de este bebé de ocho meses haya una patología de base que pudiera estar alterando este valor.
El estado anémico de los niños no es lo único que preocupa a los médicos del servicio. También los casos de desnutrición grave que llegan con edemas, caracterizados por falta de ingesta de proteínas y calorías y por la hinchazón del vientre y otras extremidades.
Durante 2017, el servicio registró 32 casos de desnutrición grave con edemas. Los registros apuntan a que 2018 superará ese número con creces, pues solo durante el primer semestre del año se procesaron 20 casos de este tipo.
El 2018 también podría superar el total de casos de desnutridos graves registrados en 2017 en el servicio de Nutrición, Crecimiento y Desarrollo, que se ubicó en 97. Durante los primeros seis meses del año, los médicos ya han acumulado 57 casos y Soto no descarta que para diciembre el número sobrepase los 100.
Otro aspecto que preocupa a los pediatras del J.M. de los Ríos son las infecciones intestinales. “Debido a la falta del suministro de agua y las precarias condiciones sanitarias con la basura, hemos recibido casos de niños que llegan con giardias. Los pacientes llegan con parásitos, edemas y anemia“, lamentó Soto.
El parásito Giardia se propaga mediante la contaminación de alimentos y de agua y puede producir diarreas, cólicos y fatiga. Esta infección es común en las locaciones con mínimas condiciones sanitarias y con acceso a agua contaminada.
En el último monitoreo de la fundación Cáritas Venezuela, correspondiente al período abril-julio 2018, se trató el acceso a agua segura en comunidades de siete estados del país: Distrito Capital, Vargas, Miranda, Zulia, Lara, Carabobo y Sucre.
La encuesta, para la que se entrevistaron a 400 familias, reveló que 75% de los hogares reportaron tener tomas de agua en casa. Sin embargo, denunciaron que lo irregular era el suministro del servicio.
Solo 25% reportó haber contado con acceso al agua continuamente durante la semana previa a la encuesta.
“La peor situación de acceso a agua se registró en Carabobo (63% de hogares con agua intradomiciliaria), Lara (66%), Miranda (63%) y Zulia (67%). En Sucre la situación es más favorable con más de 90% de hogares con acceso, sin embargo, en las parroquias consultadas, más del 60% de los hogares con toma dicen no recibir el servicio con frecuencia”, indica el informe de Cáritas.
Con información de Efecto Cocuyo