Apagones, escasez de agua, problemas en la alimentación, órdenes ministeriales de reducir la jornada laboral en el sector público, el deterioro del servicio de transporte. Las consecuencias de la crisis económica, social y política que atraviesa Venezuela impactaron el período escolar 2018-2019,  que se caracterizó por la irregularidad del proceso de aprendizaje de miles de estudiantes.

La Udse estima que un 30% de los estudiantes en todo el país han sido excluidos del sistema educativo, lo cual coincide con la proyección de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) sobre el abandono de las escuelas.

Pero en algunos estados del país la situación se agrava por el colapso de los servicios públicos. De acuerdo con el informe de cierre del año escolar de la Udse, en el caso del estado Zulia “se encuentran planteles que su matrícula bajó tanto que de 59 secciones bajaron a 25, es decir, la cobertura en estos casos alcanzó apenas 42%”. Esto provocó un 48% de deserción estudiantil.

Aunque en el caso de los centros educativos privados la deserción no ha sido tan grande, se calcula que 30% de los estudiantes en estos colegios se valieron de remesas que envían familiares del extranjero para costear la matrícula de este período, de acuerdo con el presidente de la Federacion Nacional de Sociedades de Padres y Representantes (Fenasopadres), Yohorman Pantoja.

“El tiempo efectivo de aprendizaje se redujo demasiado” e incluso más de lo que se puede calcular de forma aparente concluye Ramos. A pesar de que el informe de cierre de Udse indica que solo se aprovecharon entre el 50 y el 70% de los días hábiles del calendario escolar, dependiendo del estado, debido en parte al tiempo perdido durante el mega apagón de marzo, solo el 45% de los objetivos de educación planteados fueron alcanzados según Fanasopadres.

Con información de Efecto Cocuyo

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