Con hambre, sin luz ni agua, llegadas a destiempo por la falta de transporte, con falta de políticas públicas y un salario en el que las cuentas nunca dieron. Así vivieron los educadores el año escolar 2018-2019 que cerró este 31 de julio, período que concluyó mientras los maestros se quedaron esperando por las respuesta de un gobierno que dice velar por el bienestar de los menos favorecidos.
“Técnicamente perdido”. Así se expresa respecto a la culminación de actividades académicas el secretario general de la Federación Venezolana de Maestros Orlando Alzuru, quien recuerda que este año se perdió más del 40% de los 200 días de clases por los feriados y no laborables decretados por el gobierno de Nicolás Maduro, en particular a raíz de de los apagones que paralizaron al país entre marzo y abril.
La pérdida de clases que vivieron los estudiantes venezolanos incidirá de forma significativa en su desempeño el próximo año escolar, explica el representante gremial, quien enfatiza que este año escolar cierra con unos 100 mil educadores menos pues decidieron migrar, empujados a dejar el país porque el sueldo no les alcanzaba ni para pagar el transporte público.
En este período escolar muchos profesores no pudieron llegar a clases porque no había unidades de transporte en las cuales trasladarse, o porque no contaban con dinero en efectivo para pagar el pasaje en las pocas unidades estaban operativas, dice Alzuru, quien también advierte que si no hay cambios importantes en las condiciones laborales de los maestros, el siguiente año escolar será peor “porque no hay expectativas”.
El sector educación celebró este año la semana del maestro entre protestas y paro de actividades con el fin de rechazar el deterioro de la educación del país. Para la coordinadora de la Unidad Democrática del Sector Educativo (UDSE), Raquel Figueroa, los maestros viven el “secuestro” de la educación generado por las medidas económicas implementadas por Nicolás Maduro.
Más atención
Aunque el presidente del Sindicato Nacional Fuerza Unitaria Magisterial (Sinafum), Orlando Pérez, dice que el Ministerio de Educación supo qué hacer para no perder el año escolar, pide al Estado venezolano desarrollar políticas que mejoren la situación de los maestros, entre ellas, de salario, seguridad social y atención a los planteles.
A su juicio, el accidentado período académico no generará deficiencias en los estudiantes, pues se prevé para el venidero año escolar realizar pruebas diagnósticas que permitan a los maestros hacer un sondeo en los salones de clases para saber por dónde comenzar a impartir el contenido de la asignatura.
El vocero de Sinafum señaló que el gremio elevará al gobierno la propuesta de que se apegue al artículo 434 de la Ley Orgánica del Trabajo, se evalúen las convenciones colectivas y en este sentido, que la base del cálculo para el sueldo de los trabajadores sea a través del petro.
Clases de hambre
“Este año hubo hambre en las escuelas”, señala el presidente del Fetramagisterio Nelson González, quien advierte que “no hay condiciones para iniciar en sana paz el año escolar”.
Dice que los maestros terminaron el año escolar esperando respuestas del Ejecutivo a los problemas que enfrenta el gremio. “Los diálogos con el gobierno no dieron resultados. Fueron solo lenguaradas”.
El 18 de julio docentes protestaron en Caracas para exigir mejoras salariales y para reclamar el pago de los beneficios que les corresponden. Los educadores criticaron que el ministro de Educación, Aristóbulo Isturiz, “sea el único maestro multimillonario en el país y que un profesor con doctorado tenga el mismo ingreso mensual que un obrero”. Los manifestantes condenaron que el Estado irrespete la inamovilidad laboral y despida o no pague el sueldo a los maestros que solicitan reposo médico.
Para González este período “fue el peor año de la historia republicana en materia educativa”. Estima que la deserción escolar podría ubicarse en 50% “y no solo la de estudiantes… La crisis migratoria venezolana vació los salones de clases”.
Con información de Tal Cual