Casi dos años tiene Aureli Vera sin hacerle “un cariñito” a su apartamento. Como muchos venezolanos, tenía la costumbre de pintar y remodelar su casa a finales de cada año, pero, conforme la crisis económica se fue exacerbando, ni ella ni su esposo pudieron cubrir los precios de las pinturas para terminar de decorar su hogar.
En el centro de Caracas, son pocas las ferreterías que tiene variedad de pinturas, y los precios son superiores a los de sus pares en el oeste de la ciudad.
El galón de esmalte blanco brillante, por ejemplo, cuesta 1,1 millones de bolívares en comercios de La Candelaria; la pintura satinada variaba entre 530.000 y 830.000 bolívares por galón, y la de caucho mate entre 240.000 y 270.000 bolívares.
Lo más común, es la escasa variedad de colores que venden las ferreterías. Los comerciantes dicen que, debido a la baja demanda, han optado por hacer pedidos más pequeños y específicos.
Algunos, antes que pintar solo una parte de su casa, prefieren no hacerlo. “Esta es la primera vez en el año que salgo a ver los precios de las pinturas, y quedé boquiabierto. Si el año pasado no pude, este año menos. Si mi hija me manda remesas será para comprar comida y cosas para la casa”, expresó Rafael Rendón, un auditor que reside en El Paraíso.
En casa de Rendón, dijo el consultado, han tenido que ajustar aún más el presupuesto, pues con el mismo monto que les mandaba su hija el año pasado, hoy si acaso pueden comprar la mitad.
A finales de 2018 tuvieron que decidir entre repintar el apartamento o comprar los ingredientes para la cena navideña: “Ahora nos tocará escoger entre comprar pan de jamón o hacer la ensalada de gallina. Lo que nosotros ganamos no alcanza ni para comer normalmente, menos para estos gastos”.
Ofertas: mírame, pero no me toques
En un país cuyo salario mínimo equivale a apenas 5 dólares mensuales, para muchos ni siquiera las “ofertas” son llamativas. En la ferretería EPA de San Martín, que antaño empezaba a llenarse en octubre, las personas miraban los carteles con promociones y seguían de largo.
Pese a que a algunos les parecían atractivos los precios que exhibían, eran pocos los que los agregaban a su carrito de compras.
Bien sea porque no contaban con el dinero suficiente para llevarse los galones de pinturas que necesitaban, o porque desconfiaban de las marcas que se vendían, o porque no había el tipo o el color que buscaban, varias personas salían del establecimiento con las manos vacías.
Por 327.961 bolívares, los clientes podían llevarse 2 galones de pintura mate color blanco y una brocha grande. El monto es llamativo si se compara con otras ferreterías, mientras que un cuñete de 4 galones de caucho color marfil se exhibía en 571.561 bolívares.
Aunque algunos clientes solo miraban y anotaban los precios, otros sí agarraban tres y hasta cuatro galones para llevarlos a la caja y pagarlos, una pequeña muestra de la realidad económica que se vive en el país.
“Todavía hay gente que compra, solo que ya no llenan los carritos. Ahora si se llevan pinturas, no llevan herramientas o materiales de construcción. La gente se arropa hasta donde le llega la cobija”, señaló uno de los trabajadores, que apilaba los pocos galones y cuñetes que había en los anaqueles.
Con información de Crónica Uno