Hemos dicho insistentemente que el país no está para más confrontaciones políticas, ni para dimes y diretes. No podemos perder el tiempo en más divisiones, la energía y el tiempo hay que dedicarlo a lo que es productivo.

Para ello debemos tener bien claro dónde nos encontramos parados y cuáles son las razones por las que estamos como estamos. Porque cerramos el 2015 con una inflación general de 270%, la más alta del mundo, y la inflación en alimentos fue de 350%. También tenemos la escasez más alta del mundo, una escasez general de 40% y la escasez de alimentos es de 70%, igual los medicamentos.

En un año la Canasta Básica Familiar aumentó en 333%, hoy en día se requieren 12,6 salarios mínimos para poder adquirirla, dejando por fuera al 90% de los trabajadores venezolanos, que no tienen los recursos para ello. Y si hablamos solo de la Canasta Alimentaria, se necesitan 8,2 salarios mínimos para adquirirla. Esto, si los productos se consiguen tras horas de colas en los comercios, porque si el día que llegaron los productos no es el día de tu cédula de identidad o al llegar tu turno no había o simplemente tu trabajo no te permite realizar estas colas, debes acudir a la reventa, donde se estima que la diferencia de precios con respecto a los controlados es de 1.997,11%.

No podemos perder de vista el foco de la crisis que afecta a todos los venezolanos. El país está colapsado y la actitud del gobierno no muestra reflexión ni rectificación, al contrario, pero si el gobierno sigue en lo mismo, sin tomar acciones, el país forzará un desenlace político. Estamos a un paso de una explosión social, que nadie quiere y que a nadie beneficiaría. A nadie le puede interesar que esto ocurra, mucho menos a quienes tenemos alguna función o responsabilidad de gobierno. Es urgente promover soluciones para frenar el caos y la anarquía.

Al problema de la alimentación y la grave situación económica, se le suma la falta de medicinas, que es muy grave. La Federación Farmacéutica está solicitando ayuda internacional para recibir medicamentos a través de donaciones porque en el país no se consigue ni una aspirina. Esto también es urgente.

También se suma a la lista de problemas que deben abordarse cuanto antes, el dramático deterioro de los servicios públicos, que hay que atender comunidad por comunidad, y el desenfreno de la delincuencia, que ha llegado a todos los rincones de nuestra Venezuela. El año 2015 cerró con más de 27.000 muertes violentas en todo el país, la cifra más elevada que hemos tenido en la historia y que nos ha colocado entre los países más violentos del planeta. Entre la última semana de 2015 y la primera de 2016 se produjeron 488 muertes violentas solo en la Gran Caracas, ¿acaso no es suficiente esta terrible cifra para que el gobierno se ponga a trabajar para garantizar a los venezolanos el derecho constitucional a la vida?

No ha terminado el primer mes del año y la crisis nos está explotando de la manera más cruda, como ya se advertía en 2015, cuando muchas opiniones responsables alertaron al gobierno de Nicolás Maduro sobre la urgencia de rectificar su política económica y adoptar las medidas necesarias para frenar la crisis.

Para desgracia de nuestra Venezuela, en el clan que la gobierna también hay escasez aguda de prudencia, de responsabilidad y de sensatez. Contra toda exhortación, contra toda recomendación que se le hizo para que revisara y corrigiera el rumbo, este gobierno depredador, que botó la casa por la ventana durante los años de la bonanza petrolera, se empeña en repetir sus errores y ante cada mal resultado se inventa un enemigo, de aquí y de más allá. Rasparon la olla, no se prepararon para el escenario de un barril de petróleo a bajo precio, que se sabía que venía, y profundizaron la crisis con la venia de la anterior Asamblea Nacional.

El gobierno nacional es el único responsable de las calamidades que hoy estamos viviendo. No pueden venir con cuentos a quienes viven las historias diariamente, saltando de un lado a otro para ver qué consiguen para comer, o para comprar los medicamentos que necesita un allegado, o que ven morir a un ser querido por falta de ese medicamento, o porque el ascensor del hospital no sirve y no pudo ser llevado al quirófano.

Este gobierno nacional, que es el único responsable de lo que está viviendo nuestra Venezuela y los venezolanos, pide ahora una Decreto de Emergencia para afrontar una crisis que, por cierto, hasta hace poco no reconocían. Como tampoco reconocían que si el barril de petróleo seguía bajando el país se las iba a ver negras, afirmaban que así el barril llegara a cero, Venezuela estaba blindada.

Como siempre, las mentiras de este gobierno se caen por sí solas. Ahora quieren justificar la crisis, que ya reconocen, diciendo que es por culpa de que el barril de petróleo está bajando, asumiendo entonces que eso si es un problema, y ¿cómo no va a ser un problema si todo lo que consumimos debemos importarlo?, porque gracias a que destruyeron el aparato productivo, ahora debemos importar hasta los ingredientes del pabellón, que dejó de estar en la dieta del venezolano.

En 17 años de mal llamada revolución han gobernado 15 años con poderes especiales y hoy vivimos las consecuencias. No se puede dar más poderes a quien ha tenido todo el poder y aun así ha destruido al país.

No tienen, pues, moral para venir ahora a pedir “ayuda” a la Asamblea Nacional para que  convalide un decreto de emergencia económica que parte de premisas falsas y atribuye a terceros las responsabilidades, cuando solo ellos, exclusivamente, son los culpables de los problemas. No tienen moral alguna para atacar al parlamento, a nuestros diputados de la Unidad porque, responsablemente, le negaron la aprobación del fulano decreto, concebido para seguir con la guachafita y para burlar el control legislativo; no para enfrentar la emergencia que provocó su incapacidad sino para seguir adelante con una guerra económica que han sido ellos los que se la declararon a nuestro pueblo.

Nicolás Maduro tiene que darle la cara al país, los ministros del área económica –que se negaron a acudir a la Asamblea Nacional el pasado jueves- tienen que rendirle cuentas a los venezolanos acerca de qué hicieron con más de un billón de dólares que entraron al país por las exportaciones petroleras.

Sí, Venezuela nos está exigiendo a todos que dejemos a un lado las diferencias políticas y tener la intención y voluntad de trabajar por los intereses de la patria, pero el gobierno no puede seguir escurriendo el bulto. ¡Nuestro pueblo reclama que asuman su responsabilidad y den una señal al país de que se equivocaron y están dispuestos a rectificar y a cambiar.

¡Dios bendiga a nuestra Venezuela!

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