El esquema chavista de racionamiento de alimentos básicos llamado Clap está en el centro de una investigación forense coordinada entre autoridades de EE.UU, Panamá, México y Colombia. Expertos calculan que el 70% del valor de ese programa social es “destruido por la corrupción”. El poderoso empresario colombiano Alex Saab es uno de los focos de las pesquisas, dijeron fuentes confidenciales a la agencia de noticias AP
La reunión de junio se llevó a cabo a puerta cerrada, lejos de la intensa atención normalmente enfocada en Venezuela. Alrededor de una mesa en forma de U en un hotel sobre la zona del Canal de Panamá, funcionarios del Departamento del Tesoro distribuyeron una lista de compañías sospechosas de haber sido utilizadas por altos funcionarios venezolanos en todo el mundo para desviar millones de dólares en contratos de importación de alimentos, pese a el hambre que se padece en la nación rica en petróleo bajo tierra.
Esa reunión, y varias desde entonces, es parte de una campaña sostenida de la administración Trump para presionar al presidente Nicolás Maduro y castigar las billeteras de altos funcionarios de la administración socialista de Venezuela.
En esa sesión, investigadores forenses de Estados Unidos y tres aliados de América Latina -México, Panamá y Colombia- rastrearon transacciones de compañías que se cree estaban controladas por un empresario vinculado al gobierno, según varios participantes que hablaron con The Associated Press sobre el tema a condición de guardar el anonimato porque las discusiones fueron privadas.
Desde que Donald Trump se convirtió en presidente, decenas de altos funcionarios venezolanos han sido sancionados por acusaciones de corrupción, abusos contra los derechos humanos y tráfico de drogas. El año pasado, el mandatario estadounidense incluso amenazó con una “opción militar” para destituir a Maduro y, junto con altos asesores y líderes latinoamericanos, planteó la posibilidad de invadir el país sudamericano.
El enfoque en la comida es deliberado, dijo Billingslea, quien dirigió el equipo de transición de seguridad nacional de Trump.
Una historia publicada por la AP en 2016 reveló cómo altos funcionarios venezolanos y miembros de las fuerzas armadas se enriquecían desviando dinero de los contratos de alimentos. Desde entonces, a medida que el hambre se ha extendido, Maduro ha logrado tener un control aún mayor de la distribución de alimentos, entregando cajas mensuales de productos básicos que los críticos califican como una forma de control social dictatorial.
Maduro dijo que comenzó a distribuir las cajas CLAP -el acrónimo de Comités Locales de Abastecimiento y Producción- como una forma de burlar la “guerra económica” que según la propaganda oficial, libran sus oponentes. Pero los críticos dicen que el mandatario venezolano esencialmente ha convertido los alimentos en armas, distribuyendo las cajas principalmente entre trabajadores del gobierno y sus seguidores.
A medida que Venezuela se ha sumido en la agitación, el programa de racionamiento CLAP se ha convertido en un tenue salvavidas para millones de personas que sufren debido a los estantes de los supermercados y la hiperinflación.
Con información de El Estimulo