Venezuela encara la pandemia de la COVID-19 con uno de los sistemas de salud más vulnerables de todo el planeta. De acuerdo a la información que maneja la Federación Médica Venezolana (FMV), la dotación de hospitales y ambulatorios es de las más precarias que hay en el continente.
Douglas León Natera, presidente de la FMV, denuncia que ninguno de los 301 grandes hospitales que hay en el país y de los 7 mil ambulatorios disponibles están en capacidad para atender casos de coronavirus, pues la dotación alcanza, en los mejores casos, a un 4%.
«La situación es cada vez más precaria. Nuestros hospitales son de los peores dotados del mundo. En los últimos 15 años, nuestro sistema de salud se vino abajo».
Señala que, para poder enfrentar la pandemia, Venezuela necesita al menos 2 mil ventiladores mecánicos; sin embargo, este es un número que se aleja mucho de la realidad venezolana, pues la nación cuenta con menos de 200 respiradores artificiales. «Si no podemos curar una gripe ¿cómo encaramos el coronavirus?», cuestiona Natera.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reconoce esta situación y asegura que el sistema sanitario en Venezuela tiene pies de barro. Esta situación es evidenciada en la capacidad para hacer pruebas o en la dotación de hospitales y es que, mientras todos los países del mundo se esfuerzan por hacer pruebas PCR de forma masiva, en Venezuela se sigue apostando por pruebas rápidas por no tener capacidad en los laboratorios.
Ambulatorios están en el piso
La red ambulatoria en Venezuela trabaja a media máquina. Desde el 07 de marzo del año pasado (cuando el país registró el primero de cuatro apagones nacionales) los centros de atención primaria disminuyeron su operatividad.
Hoy en día, un año y tres meses después, la situación es mucho más compleja, pues la crisis generada por el coronavirus disminuyó el rango de acción de los ambulatorios a su mínima expresión.
René Rivas, presidente del Colegio de Médicos en el estado Lara, ha denunciado esta situación en reiteradas ocasiones, pues señala que los grandes hospitales como el Antonio María Pineda viven en un eterno colapso.
«Lo más triste es que no hay cómo responder a la necesidad de los pacientes. Hay demasiados problemas en la red hospitalaria como para colapsar los pocos hospitales que están funcionando. Basta con dar una vuelta al Hospital Central para ver a pacientes que pueden ser atendidos en ambulatorios», dice.
Con información de La Prensa de Lara