Dormir  de pie, apretados. Una ducha dejó de ser  rutina diaria y no hay privacidad al ir al baño. La palabra espacio dejó de existir en los  calabozos de las policías en el Zulia que funcionan, junto a los dos centros de arrestos y detenciones preventivas y dos pequeñas cárceles de mujeres, como centros de reclusión.

En situación similar están los centros de coordinación policial del Cpbez, el calabozo   de Polisur, los dos del Cicpc, los de la Policía Nacional Bolivariana y los dos retenes del Zulia, ubicados en    Cabimas y San Carlos.

Oficiales del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia (Cpbez) niegan las cifras. Pero en cada centro se ven largas colas de parientes que llevan alimentos y agua, principalmente en el comando de Los Patrulleros, en Cuatricentenario, al oeste de Maracaibo.

“A diario se incrementa el 20% de los detenidos, como mínimo, todos los días hay nuevas detenciones”, contó un oficial. Los constantes operativos y la lentitud de los procesos judiciales añaden más carga.

Osmán Cardozo, director de  Polisur, dijo: “Albergamos 405 detenidos, cuando la capacidad es para alrededor de 100 privados de libertad”. Eso implica, en ese caso,  un 300% más.

De acuerdo con información suministrada por Carlos Nieto Palma, Coordinador de la ONG Una Ventana a la Libertad,  el hacinamiento en lo que ellos denominó las “pequeñas cárceles del Zulia”, no ha dejado de incrementarse desde el cierre de la cárcel de Sabaneta y el retén El Marite.

Otro ejemplo: el Cicpc cuenta con dos calabozos, uno para la delegación Zulia donde albergan a 250 privados de libertad, entre los que hay mujeres. Y un total de 120 detenidos “están en un búnker del Eje de Homicidios, con capacidad para menos de 30, sin luz ni ventilación” dijo un funcionario de ese organismo.   En ‘Homicidios’ hay cuatro veces más de lo que caben.

Otro comando saturado es el de Polimaracaibo: “Hay 140 internos”, dicen fuentes de la Secretaría Municipal de Seguridad, sin más detalles.

Aunque los directivos del Cpbez,   y la PNB no ofrecen las cifras sobre sus calabozos,  un policía comentó que “sobrepasan el 60% por ciento de su capacidad”.

En el retén de San Carlos del Zulia 465 detenidos colman las celdas. Hay, en un anexo, 49 mujeres. Mientras, en el retén de Cabimas habitan 1.829 reos, entre procesados y condenados. Del total, 327 son mujeres.

El exceso de detenidos en los calabozos deriva a otros problemas, entre ellos, enfermedades y muertes.   Según la ONG, durante el primer semestre de este año, “reclusos fallecieron bajo el cuidado policial”.  La principal causa de las muertes de los privados de libertad fue la tuberculosis.

Solo en Cabimas, la semana pasada, el Cicpc reportó dos fallecidos por tuberculosis.

En la mayoría de los calabozos los reos duplican a los oficiales que están de guardia. En el caso de los detectives del Cicpc, todos los sábados, dos grupos  custodian las instalaciones de homicidios, “como es el día de visita, mucha gente entra y sale, por eso debemos tener cuidado”, agregó un funcionario.

En la sala de espera acomodan a los privados de libertad uno al lado del otro, luego pasan a los visitantes y uno al frente del otro  “tienen 15 minutos para ponerse al día”, contó un familiar.

Algunos parientes no tienen pasajes para llevar comida todos los días y solo van los sábados. “Mi hijo para comer depende de los demás, yo no puedo venir todos los días”, dijo un familiar.

A pesar de que las guardias se duplican el temor de motines está latente todos los días, “ya nos superan en número y es peligroso”, agregó un oficial.

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