Ir a un supermercado y encontrar alimentos venezolanos cada vez es más difícil debido a la caída de la producción de las empresas nacionales por las limitaciones para obtener materia prima, la fijación de precios “regulados” y la baja asignación de divisas que, paradójicamente, acaba en manos de importadores que abastecen el mercado.

Consultados por este Diario, representantes de federaciones de productores coinciden que solo pueden cubrir entre el 30% y 40% de la demanda total.

El maíz, uno de los rubros más sensibles por el alto consumo de harina precocida en el territorio, resulta uno de los más perjudicados. Carlos Larrazabal, presidente de Fedecámaras, informó, apoyado en datos de Fedeagro, que durante el periodo de invierno de la cosecha de maíz blanco y amarillo (de abril a julio) solo se sembró el 30% del área cultivable.

“Esto debido a que el Gobierno maneja el monopolio de la entrega de semillas, fertilizantes y agroquímicos por la expropiación de Agroisleña que ahora se llama Agrofanb”, argumentó.

“Por lo tanto, se restringe la oferta nacional y se aumenta la dependencia de las importaciones de productos terminados en un semestre en el que el Gobierno tiene altos compromisos de deuda externa”, reprochó.

En el caso del arroz, Aquiles Hopkins, presidente de Fedeagro, aseveró, en una entrevista reciente, que de 150 mil hectáreas planificadas para su siembra, sólo se utilizaron 60 mil, lo que representaba 40% de la demanda.

Por el lado de la producción de azúcar, en la última zafra se molieron 3 millones y medio de toneladas de caña de azúcar y se obtuvieron unas 270 mil toneladas del endulzante; igualmente, esto solo alcanza para el 30% del requerimiento nacional. La información fue ofrecida vía telefónica por José Álvarez, presidente de la Federación de Asociaciones de Cañicultores de Venezuela.

“El primer problema para los cañicultores es la regulación de los precios. Existe un desfase entre el precio de producción y el que tiene en el mercado. La azúcar debería estar en Bs. 10.500 de venta al público pero está en Bs. 460. Esto se debería discutir”, expuso.

Refirió Álvarez que Agrofanb solo les otorgó el 20% de los fertilizantes que solicitaron.

La realidad de la industria alimentaria fue reflejada por la encuesta de Coyuntura Económica de Conindustria y reflejó que en el primer trimestre del 2017, el 100% de las empresas redujeron su producción y las empresas utilizaron un 32,4% de su capacidad instalada, lo que representa una reducción de 3,9% en relación con el 2016.

Por Fetraharina, su presidente, José Crespo, sostuvo, a este Diario, que actualmente se encuentra paralizada por falta de trigo duro la planta de pasta Cargill en Catia La Mar, la cual abastece el 30% del mercado en Venezuela. “De allí sale la pasta milani, florentina y Ronco a precio regulado”, refirió.

El representante puntualizó que en el país existen 15 molinos de trigo panadero, galletero y duro que trabajan con intermitencia y a media máquina debido a la poca regularidad con la que el Gobierno suministra la matera prima.

“El Gobierno prefiere comprar pasta de México, Italia, México, a precios exorbitantes, cuando aquí puede salir en menor precio”, criticó, al tiempo que aclaró que el trigo proveniente de Rusia es exclusivo para la elaboración de pan.

“En la producción de pasta agregó, los repuestos de las máquinas son importados. Cuando se dañan las cañas, que son importantísimas, se necesitan dólares y no los asignan”.

Esta misma restricción de divisas tiene en aprietos a la industria cárnica. “Tenemos problemas para obtener dólares y comprar los insumos que necesitamos para el ganado, por eso nos toca recurrir al dólar paralelo”, expuso Armado Chacín, presidente de Fagalago y directivo de Fedenaga.

Puntualizó que los productores han optado por adquirir reses caracterizadas por su producción de carne y dejaron de lado aquellas idóneas para obtener leche, porque “no les es rentable”. Indicó que la producción en el año cubre el 40% del consumo nacional y el venezolano pasó de 18 kilos de carne per cápita a 7 kilos per cápita; sin embargo, lo normal debería ser 17.

Recalcó que se deben revisar los precios del producto, pues no ayudan en la rentabilidad del negocio y promueven el tráfico de reses a Colombia (por día se llevan unas 700 vacas).

El Ejecutivo nacional ha informado que el contrabando y acaparamiento son las causas del desabastecimiento. Además, ha tenido varias apuestas para hacerle frente al problema, entre ellas poner en marcha un sistema de subastas de divisas, Dicom, para priorizar la compra de materia prima, crear un ministerio de Agricultura Urbana y de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).

No obstante, para Carlos Larrazabal, de Fedecámaras, sin estímulos el aparato productivo, el país estará cerrando el año con una contracción del PIB de hasta 10% y peores niveles de escasez.

Fuente: Panorama

Fecha: 07 de septiembre de 2017

Ir a la barra de herramientas