Sidor se ha convertido en un laberinto de improductividad. No desde 2016, sino desde hace exactamente nueve años, cuando el Ejecutivo retomó el control de la acería a partir de la reestatización en 2008. Desde entonces, el declive se ha acentuado hasta tocar niveles inimaginables.
En el 2016, la adversidad siguió ganando la batalla a la Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro (Sidor) y su dirección militar, pues la acería produjo 307 mil 783 toneladas de acero líquido entre enero y diciembre: una caída de 71% respecto del año anterior y apenas 7% del máximo registro de producción alcanzado por la empresa en 2007, un año antes de ser reestatizada por orden del ex presidente Hugo Chávez, de acuerdo con un balance de producción de la industria.
Visto desde otro ángulo, fueron exactamente cuatro millones de toneladas de acero dejadas de producir en 2016, si se compara con 2007 cuando se lograron 4,3 millones, la máxima producción en la historia de la acería. 93% de contracción en términos porcentuales en nueve años.
Con el ritmo de producción de ese año, Sidor -hoy rodeada de siembras de girasoles, sorgo y legumbres- sería capaz de producir el acumulado de 2016 en solo 25 días. La realidad dibuja una paradoja en una mini ciudad industrial, con más de 15 mil trabajadores, cuyo principal objetivo es producir acero.
La derrotada no es cualquier compañía en Guayana, sino la que hace una década producía cabillas para la construcción, hojalata para el sector alimentos y laminados de acero para el sector transformador. Todo, a máxima capacidad.
En 2016, la acería estuvo paralizada durante cinco meses, de febrero a junio, por la crisis eléctrica, aunque cuenta en su interior con una inútil instalación termoeléctrica, y la desinversión. Los meses posteriores, pese a la promesa de producir al menos 100 mil toneladas de acero al mes con la segunda fase de reactivación de la planta, los resultados fueron negativos.
Pese a los evidentes niveles de retroceso, el presidente de Sidor, Justo Noguera Pietri, y el ministro de Industrias Básicas, Estratégicas y Socialistas, Juan Arias, han hablado de recuperación y reimpulso vigoroso a finales de 2016.
Retroceso en barras y nula hojalata
A la par de la caída en producción de acero, la fabricación de alambrón y cabillas se contrajo. El retroceso en alambrón fue de 62%, mientras que la producción de cabillas se contrajo 75%. Solo se produjeron 29 mil 531 toneladas de barras, que equivalen a 7,5% de la capacidad instalada del área, equivalente a 390 mil toneladas al año.
La producción de pellas alcanzó a 1,4 millones de toneladas, que representan apenas 18% de la capacidad instalada de producción del conglomerado por parte de la siderúrgica.
Un hito del 2016 fue la nula producción de hojalata para la fabricación de envases para alimentos. “Con una capacidad instalada para producir 280 mil toneladas anualmente, la producción del área es cero, siendo cubierta la demanda de este producto en el mercado nacional con bolsas aluminizadas u hojalata importada para el caso de la leche en polvo y tapas para cerveza u otros; así como envases de vidrio para el caso de sardina y atún”, denunció la corriente laboral de la industria, Proletarios Por Sutiss.
“Ya no tenemos siderúrgica”
Y el 2017 no empezó con buen pie. Mientras la Acería de Palanquillas está paralizada desde septiembre y sin fecha de arranque, la Acería de Planchones se detuvo el 6 de enero por falta de olivina -insumo mineral necesario para el funcionamiento de hornos-, anillos refrigerados y refractarios, precisó el trabajador Carlos Ramírez, de la corriente laboral Unidad Matancera.
El escenario, lejos de ser generado por factores exógenos, amenaza nuevamente con impedir las metas de producción de 2017. “Les aseguro que el año que viene estamos entregando sobre las 300 mil toneladas (de acero líquido) por mes: estamos hablando de más de tres millones de toneladas a nuestro país. Ya lo hemos hecho. Nosotros no prometemos: nosotros nos comprometemos”, anunció Noguera Pietri en el último trimestre de 2016.
Transcurridos los primeros días del 2017, la meta de enero ya fue incumplida.
Para el presidente del Colegio de Ingenieros de Venezuela, capítulo Ciudad Guayana y ex director principal de Sidor, Pedro Acuña, la respuesta es clara: “Ya prácticamente no tenemos siderúrgica, sino una procesadora de materia prima, de producción de pellas. Operando un solo horno de la Acería de Palanquillas de manera continua, estaríamos por encima de esa producción de 2016. Esto no tiene nombre, sino responsables. Es una muestra de la malversación de fondos, es una cosa de locos”.
Para el ingeniero, que dedicó décadas de su vida laboral a la industria, la involución productiva, la dependencia del Estado y el retroceso del proceso de transformación de materia prima quedó más que demostrado en los terribles resultados de Sidor en el 2016.
Más allá de los números productivos, Acuña lamenta que en la empresa ya no sea un elemento importante el desempeño de los trabajadores y su compromiso con el mejoramiento continuo. A su juicio, la política socavó la técnica.
Entretanto, la industria nacional se resiente. La directiva de la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa) advirtió, al cierre de 2016, que la falta de materias primas nacionales e importadas impide producir. “La situación actual de la industria nacional de autopartes y repuestos es la más difícil que ha vivido en los años que tiene esta industria, está colapsada”, alertaron.
El déficit de materias primas nacionales, de acuerdo con el sector, se debe a la falta de suministro de los aceros, aluminios y productos petroquímicos fabricados por las estatales. “De acero nacional tenemos siete meses sin recibir despacho alguno; en lo que va de año, este sector industrial solo ha recibido el 3% de nuestro requerimiento; en aluminio nacional hemos recibido el 43% de lo requerido y en resinas nacionales el 57%”.
Con información de: Correo del Caroní
Fecha: 23 de enero de 2017