Desde hace un año la frecuencia de los casos de pacientes con accidentes cerebrovasculares altera los registros en las salas de emergencia de las principales clínicas y hospitales de Caracas.
“Innegablemente hay un incremento de la incidencia de la enfermedad, tanto del tipo isquémico como del hemorrágico, en los centros de salud privados que, en comparación con los públicos, atienden a 1% menos de la población”, afirmó Oscar Tenreiro, médico neuroradiólogo intervenionista y especialista en diagnóstico y tratamiento endovascular, aunque advirtió que no existen estadísticas claras.
El ACV, como las dolencias del corazón, presenta una afectación de la membrana que recubre las arterias. Es la tercera causa de muerte por enfermedad de los venezolanos, después del infarto al miocardio y el cáncer. De acuerdo con el más reciente anuario del Ministerio de Salud de 2012, hubo 31 muertes diarias por este motivo.
Existen tres tipos de ACV: el isquémico o trombótico, que consiste en la obstrucción de las arterias cerebrales, la carótida es la principal, y el hemorrágico, derivado de las aneurismas o dilataciones de las paredes de las arterias cerebrales. Dos de los tres tipos de ACV están estrechamente vinculados con la hipertensión arterial. De cada 10 personas con esta patología, 6 tendrán un evento vascular en algún momento de su vida, advierten cardiólogos e intervencionistas.
“Está demostrado que en el caso del isquémico o trombótico, que es el más frecuente, la hipertensión arterial o alteración de las paredes arteriales, estimula la producción de trombos, y el porcentaje de pacientes que lo padece es superior a 90%”, explicó el cardiólogo Godofredo González.
La mayoría de estos casos, aseguró, se origina por dejar repentinamente el tratamiento antihipertensivo.
Señaló que si bien 70% de la población en América Latina tiende a suspenderlo debido a creencias y mitos, de acuerdo con estudios recientes en Venezuela la causa es que en las farmacias no hay fármacos para tratar la hipertensión. “Uno de los problemas más serios es que la mayoría de los medicamentos de larga duración desapareció del mercado, no se consiguen, por ejemplo, el Losartán, con efecto de más de 12 horas; el Candesartán, cuyo acción dura hasta 2 días, o el Exforque, que contiene tres medicamentos en uno, para la hipertensión severa. Esto no ocurre ni en Siria”, dijo.
Sin tratamiento
A la ausencia de antihipertensivos se suma la inexistencia de insumos que permiten un tratamiento posterior para minimizar la posibilidad de muerte o de sus severas consecuencias en el paciente. La morbilidad puede ser peor.
Desde octubre 2015 no ha sido posible aplicar el tratamiento emergente, debido a las deudas que el gobierno tiene con casi cinco casas comerciales y compañías que distribuyen los dispositivos e instrumentos necesarios. “Eso conduce irremediablemente al incremento en la mortalidad o a graves secuelas posteriores si el paciente sobrevive”, indicó Tenreiro.
Desde hace más de una década, precisó, los procedimientos endovasculares han demostrado bajo riesgo y mejor respuesta a largo plazo en el tratamiento del ACV causado por aneurismas cerebrales. También en los últimos años los dispositivos de trombectomía mecánica para extraer trombos de las arterias intracraneales han permitido la recuperación hasta en 80% de los pacientes durante la intervención en las primeras seis horas.
“Sin medicamentos ni dispositivos para el tratamiento de la enfermedad cerebrovascular vemos morir a diario a nuestros pacientes, sin atención médica ni tratamientos adecuados disponibles ni instrumentos eficientes. O, peor aún, los enviamos a casa después de semanas de tratamiento parcial, y quedarán al margen de la Venezuela productiva y serán una carga para su familia y para el Estado”, precisó el especialista.
FUENTE: EL NACIONAL
FECHA: 29 DE DICIEMBRE DE 2016