El monto de las remesas y de operaciones al menudeo finalizó 2017 en 1.138 millones de dólares, una cifra que según el director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, se multiplicará por cinco en los próximos años. Durante el foro “El embargo viene… Perspectivas 2018″, organizado por la consultora, expertos sostienen que en un escenario de sanciones económicas y financieras disminuyen las posibilidades para reestructurar deuda externa.

El alza en el monto de las operaciones de compra y venta de divisas al menudeo en Venezuela se observa desde hace dos años aproximadamente. Esto se explica porque el venezolano está liquidando parte de sus ahorros en divisas para sortear la crisis económica del país o tiene una dependencia cada vez mayor de familiares en el exterior que les envían dólares, dice Oliveros.

“Esta situación se está reflejando en el mercado de divisas y creemos que el monto de las remesas se va a incrementar, especialmente si esta situación política no se resuelve y la economía continúa en hiperinflación”, señaló durante el evento de su consultora.

De acuerdo con las cifras mostradas por Oliveros, el monto de las remesas y operaciones al menudeo de divisas cerraron 2017 en $1.138 millones, monto muy similar a las importaciones que el sector privado ejecutó con sus propios recursos durante el período por $1.596 millones.

Este resultado revela que las remesas representaron 42,8% del total del mercado cambiario paralelo en 2017, cuando en 2010 fueron de 15,8%. Mientras que las compras externas con divisas propias ocuparon 50,2% del total durante el pasado año, bajando significativamente con respecto a 2010 cuando la proporción fue de 83,3%.

Indicó que hay entre 1 millón y 1 millón y medio de venezolanos en el exterior que envía a Venezuela un promedio de $100 mensuales. El economista recordó que el promedio en el monto de estos envíos hacia países de Centroamérica se ubica entre $500 y $600 cada mes. “En Venezuela vamos a llegar a esos montos, este es un mercado que se va a multiplicar por cinco en poco tiempo y mientras los dólares rindan menos en el país”.

Reiteró que en las mesas de dinero que en Caracas hay solo cinco, el precio del paralelo es más estándar, pero en el menudeo hay mayor cantidad de actores lo que incentiva los múltiples precios de la divisa.

“Hay varios actores que han entrado en juego, por eso es que está proliferando una cantidad de indicadores basados en temas de remesas. Esto va a continuar (…) En el tema de la proliferación de páginas lo que sucede es que la página marcadora (DolarToday) se desinfló y otras aparecieron, pero además esto es propio de una economía en hiperinflación y que tiene una distorsión total de precios. No vamos a conseguir una página estándar, eso no va suceder”, afirmó Oliveros.

Luego de una corta estabilidad en el precio del tipo de cambio paralelo, nuevamente se observa un alza significativa en lo que va de abril y de acuerdo con los cálculos de Ecoanalítica la cotización podría llegar al finalizar el año en 85 millones 251 mil bolívares por dólar, “en un escenario donde la inflación supera 300.000%. Más allá del valor, la clave es que no es sostenible que se mantenga invariable”.

Resaltó además que el tipo de cambio ponderado para el consumidor venezolano dado los precios en cada uno de los rubros que componen el índice nacional de precios cerró en marzo en Bs 94.100 por dólar frente a los Bs 1.200 de marzo de 2017.

Menos ingresos
Alejandro Grisanti, director de Ecoanalítica, sostiene que la caída de la producción petrolera es un tema al igual de preocupante a la posibilidad de un embargo a las exportaciones venezolanas de crudo, puesto que ambas generarán dificultades en las finanzas del gobierno.

Recordó que la producción de Pdvsa cayó 1,3 millones de barriles diarios entre el año 2014 y febrero 2018, lo que significa que Venezuela ha dejado de percibir $30.000 millones en ingresos por este concepto. Durante el mes de marzo las ventas de crudo bajaron 77.000 b/d de acuerdo con las cifras dadas por la empresa estatal, lo que representa una baja de 600.000 b/d en el último año.

“La producción petrolera retrocedió a los niveles de 1927. Esta caída es sumamente grave puesto que hipoteca el futuro del país”, afirmó Grisanti.

Con respecto a un eventual embargo a las exportaciones de crudo reiteró que la medida afectaría de manera importante a Venezuela, puesto que el país se ha hecho más dependiente del petróleo que vende a Estados Unidos. Durante los años 2013 y 2014 -indicó- 40% de los ingresos provenían de ese país, mientras que ahora en 2018 aumentó a 60%.

“He aquí el daño que puede generar una medida de embargo. Hoy Venezuela debe alrededor de 160.000 millones de dólares en diferentes acreencias y a distintos actores. Aunque es necesario una urgente reestructuración de la deuda, esto es impensable en un escenario de sanciones“, acota el economista.

No obstante, sostiene que Venezuela aún cuenta con importantes activos que le darían recursos extras como el oro monetario de las reservas internacionales en $7.000 millones, además de los recursos liberados por el impago de los bonos de deuda externa de la República y de Pdvsa que a la fecha suman más de $2.000 millones.

Una enfermedad erradicada
Para el director de Ecoanalítica, Pedro Palma, varios factores inciden en el alza sostenida de la inflación pero afirma que la monetización del gasto público o el financiamiento por parte del Banco Central de Venezuela (BCV) al gobierno, ha tenido un impacto significativo en el mercado monetario y en consecuencia en los precios de los bienes y servicios.

Recalcó que la deuda de Pdvsa con el BCV refleja un alza de 11.900% en el último año, es decir, subió 115 veces al cerrar el pasado 10 de abril en 771 billones de bolívares.

“La monetización del gasto de los entes públicos, la escasez en la oferta de bienes y servicios, la distorsión cambiaria, empresas públicas ineficientes y un sector privado víctima de controles de precios y medidas de expropiación, son factores que han llevado al país a un proceso de hiperinflación, una enfermedad que no debería existir y que está erradicada en casi todo el mundo”, apuntó Palma.

De acuerdo a sus cálculos, la tasa de inflación podría cerrar el año en 160.000%, si la tendencia mensual es de 80%.

“El gasto público debe ser más eficiente y focalizado sólo donde es necesario y debe estar coordinado con metas de inflación del BCV (…) La receta para abatir la hiperinflación ya se conoce. Ya los países latinoamericanos la apaciguaron entre los años 70 y 90, corrigiendo desequilibrios fiscales y siendo responsables en la emisión monetaria”.

Publicado por El Estímulo
13/04/2018

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